Era un día soleado en el vasto desierto de Arena Caliente, donde las dunas doradas parecían ondear como un mar de olas. En este maravilloso paisaje, vivía un cactus llamado Cactus, quien era más que un simple cactáceo; Cactus tenía un corazón lleno de curiosidad y un sueño: quería conocer el mundo más allá del desierto.
Un día, mientras disfrutaba de la calidez del sol, Cactus escuchó un extraño sonido. No era el silbido del viento ni el crujido de la arena. Era un zumbido agudo que parecía provenir del cielo. “¿Qué será eso?”, se preguntó. Por casualidad, en su camino hacia el origen del sonido, se encontró con su amigo Tortubellino, una tortuga que era famosa en el desierto por su sabiduría y su calma inquebrantable.
“¡Hola, Tortubellino!”, exclamó Cactus emocionado. “¿Escuchaste ese ruido extraño que viene del cielo?”
“Sí, lo escuché”, respondió Tortubellino mientras movía su cabeza pensativa. “Parece algo fascinante. ¿Qué tal si vamos a investigarlo?”
Ambos amigos decidieron seguir el sonido, cada uno a su manera. Cactus se movía lentamente, en busca de cada pequeño cambio en el entorno, mientras que Tortubellino, con su andar pausado, se mantenía a la par. Después de un rato, fueron sorprendidos por una gran sombra que cubrió una parte del desierto. Al mirar hacia arriba, vieron un enorme platillo volador que flotaba silenciosamente en el aire.
“¡Mira eso, Tortubellino! ¡Es un OVNI!”, gritó Cactus lleno de emoción. Su corazón latía con fuerza al imaginar la aventura que podrían tener. Mientras aún estaban en estado de asombro, el platillo comenzó a descender lentamente, aterrizando suavemente sobre la arena.
De repente, una puerta se abrió en el costado del platillo y de ella salió un delfín. Pero no era un delfín cualquiera; este tenía una piel brillante y colorida que relucía bajo el sol. “¡Hola, amigos del desierto!”, dijo el delfín de manera amistosa. “Soy Delfin, un viajero del planeta Oceáno.”
“¿Oceáno? Nunca había oído hablar de ese lugar”, contestó Cactus, sin poder contener su curiosidad.
“Es un planeta cubierto de agua, lleno de maravillas y criaturas extraordinarias”, explicó Delfin. “Vine a investigar nuevas formas de vida y, al parecer, caí en un desierto maravilloso.”
Cactus y Tortubellino estaban asombrados. La idea de un planeta lleno de agua era completamente nueva para ellos. Mientras conversaban, un cuarto personaje apareció. Era una mariposa de colores radiantes que revoloteaba alegremente. “¡Hola! Soy Lucecita, y he escuchado su conversación. ¿Puedo unirme a ustedes?”
“Por supuesto, Lucecita. Nos encontramos con Delfin, un viajero de otro planeta”, dijo Tortubellino mientras daba la bienvenida a la mariposa.
“¡Vaya! Eso suena emocionante”, exclamó Lucecita. “¿Querrían venir conmigo a un lugar especial donde los sueños se hacen realidad?”
Delfin, Cactus y Tortubellino intercambiaron miradas de sorpresa antes de que Delfin respondiera. “Claro, estamos listos para una nueva aventura. ¿A dónde nos llevarás?”
Lucecita comenzó a volar en círculos, guiando a sus nuevos amigos hacia una linda colina llena de flores brillantes. Al llegar, Cactus sintió cómo una nueva energía empezaba a circular en su interior. La colina era un lugar mágico que, según Lucecita, otorgaba deseos a quienes verdaderamente lo anhelaban.
“Ustedes pueden pedir un solo deseo”, explicó Lucecita mientras se posaba en una rama. “Pero deben ser sinceros y creer que lo que desean se hará realidad.”
Cactus cerró los ojos y recordó su sueño de conocer el mundo más allá del desierto. “Deseo poder viajar por el océano y ver todas las maravillas de otros mundos”, murmuró. Tortubellino, que había escuchado la historia y quería conocer más sobre el océano, también hizo su deseo. “Yo quiero poder aprender sobre la sabiduría de los mares.”
Delfin observó cómo sus amigos hacían sus deseos con emoción. Él simplemente sonrió, sabiendo que su deseo ya se había cumplido al encontrar nuevas amistades. “Yo deseo que nuestros mundos se unan y que podamos aprender unos de otros”, dijo Delfin.
Lucecita comenzó a danzar en el aire y con un destello mágico, una luz brillante envolvió la colina. En un instante, una gran ola de agua emergió del suelo y comenzó a formar un hermoso océano que se extendía hacia donde el horizonte se encontraba con el cielo.
“Bienvenidos al océano, amigos”, dijo Delfin con alegría desbordante. “Ahora podrán explorar mi hogar.” Cactus, Tortubellino y Lucecita se miraron con gran asombro. ¡Sus deseos se habían hecho realidad!
A partir de ese momento, su aventura se transformó en un viaje por el océano, lleno de criaturas amigables, corales vibrantes y un sinfín de secretos. Cactus descubrió que podía mover sus raíces y flotar en el agua como un barco, Tortubellino se unió a las olas, disfrutando del nuevo entorno, y Delfin los guió hacia las maravillas del océano.
Aprendieron juntos, compartieron historias y crearon una amistad que nunca se desvanecería. Cuando el tiempo pasó y el sol comenzó a ocultarse en el horizonte, Cactus y Tortubellino sintieron que era hora de regresar al desierto, pero sabían que su amistad con Delfin y Lucecita perduraría.
Eventualmente, regresaron a la colina mágica, donde la magia del deseo se había hecho realidad. Desde entonces, el desierto no volvió a ser el mismo para ellos; había un océano lleno de oportunidades y aventuras al otro lado de las dunas.
Y así, Cactus, Tortubellino, Delfin y Lucecita aprendieron que la amistad y la curiosidad podían llevarlos a lugares sorprendentes. Al final, entendieron que no importa en qué parte del mundo estemos, siempre habrá espacio para soñar y explorar lo desconocido, y que juntos podrían superar cualquier límite.
Con el corazón lleno de felicidad, prometieron reunirse siempre, ya fuera en el desierto o en el océano, guardando en sus corazones la creencia de que los sueños, cuando se comparten con amigos, realmente pueden volar.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.