En un distante futuro donde los cielos eran azules como el zafiro y las ciudades flotaban sobre nubes blancas, un grupo de valientes se unía para ir en busca del arquitecto más renombrado de la galaxia, Mart. Su tarea no era sencilla, pues debían encontrarlo antes de que el imperio de Dan, conocido como el Emperador, cayera en la oscuridad. El Emperador había gobernado con fuerza y un deseo insaciable de poder, y ahora un oscuro secreto amenazaba no solo a su reino, sino a toda la civilización.
Mart era un arquitecto excepcional, capaz de diseñar estructuras que desafiaban las leyes de la física y la lógica. Su hogar se encontraba en un enorme rascacielos que flotaba en el centro de la capital. Desde allí, sus diseños ornamentales y funcionales podían ser vistos desplegándose en el horizonte. Pero lo que nadie sabía, era que Mart había guardado un antiguo secreto: un mapa que conducía a una fortaleza legendaria que contenía la llave para restaurar la paz en el imperio.
Gal Guerrero, un joven valiente que había enfrentado numerosos peligros, y Mey Reyna, la famosa guerrera y protectora de la paz, estaban decididos a encontrar a Mart y obtener su ayuda. Ambos estaban convencidos de que, si lograban conseguir su apoyo, podrían detener la amenaza que se cernía sobre ellos: una antigua civilización robótica que despertaba de su letargo tras siglos de sueño.
Mientras tanto, en el palacio del Emperador, Dan experimentaba un inquietante susurro en su mente, una voz que le advertía sobre el poder en su interior. Había accedido a artefactos oscuros que le otorgaban una fuerza descomunal, pero también lo estaban consumiendo. La voz le decía que su verdadera fortaleza residía en la conexión con la antigua arquitectura de poder, y le instaba a encontrar a Mart antes de que los otros lo hicieran.
La travesía de Gal y Mey comenzó en un pequeño pueblo, donde se encontró con un misterioso anciano llamado Kira, quien se decía que había servido a Mart en su juventud. Kira conocía la leyenda de la fortaleza oculta y, al ver la determinación en los ojos de los jóvenes, decidió revelarles sus secretos.
—La fortaleza de la que hablas —comenzó Kira— se llama «La Ziggurat del Poder». Se encuentra en la cima de la montaña más alta, custodiada por guardianes robóticos. Solo aquellos que pueden demostrar su valía ante ellos podrán acceder a su interior. Pero la verdadera prueba es la conexión con la arquitectura, el entendimiento de lo que significa construir algo único que no solo sea sólido, sino también significativo.
Gal escuchó atentamente, mientras Mey esbozaba sonrisas de complicidad, sabiendo que su próximo objetivo estaba en el horizonte. Al caer la noche, decidieron partir hacia la montaña que se alzaba majestuosa, resplandeciendo bajo la luz de las estrellas.
A medida que avanzaban por los senderos enredados en la bruma, los dos jóvenes compartieron historias sobre su vida y sus anhelos. Gal hablaba sobre su deseo de ser conocido como un gran guerrero, mientras que Mey confesaba su sueño de convertir el imperio en un lugar donde todos pudieran vivir en armonía.
Al llegar a la base de la montaña, se encontraron con un vasto lago que reflejaba las estrellas. A su orilla, comenzó a cobrar vida una meravillosa criatura, un dragón de luz llamado Alon, quien se presentaba como el guardián de las almas. Su piel brillaba como el oro más puro, y su voz profunda resonaba en el aire.
—Bienvenidos, valientes —dijo Alon—. He estado esperando a quienes buscan la Ziggurat del Poder. Pero antes de que continúen su camino, deberán demostrar que su corazón es puro. Deben resolver el enigma de la esfera mágica.
Los jóvenes se miraron atónitos. Antes de que pudieran responder, Alon hizo aparecer una esfera luminosa en el aire y comenzó a formular un enigma.
—¿Qué se construye en la tierra, pero no puede ser tocado? ¿Es la casa de los sueños, pero no tiene paredes? Responde bien, y podrán pasar. Si no, quedarán atrapados aquí para siempre.
Gal y Mey pensaron intensamente. Mey, recordando tiempos pasados, susurró:
—¡Los sueños! Los sueños se construyen en nuestra mente, no pueden ser tocados, y a veces se convierten en nuestra realidad.
La esfera brilló intensamente, y Alon sonrió, asintiendo con aprobación.
—Han respondido correctamente. Pueden continuar su camino, pero siempre recuerden que el verdadero poder radica en los sueños y en la conexión con otros.
Con el corazón lleno de esperanza, continuaron su ascenso hacia la Ziggurat. Al llegar finalmente a la cima, se encontraron con una estructura imponente, rodeada de luces centelleantes. Era una combinación perfecta de arte y ciencia, con un diseño que desafiaba la gravedad. Sin embargo, en la entrada se encontraban los guardianes: robots guerreros cubiertos de armaduras brillantes.
—Deténganse —gritó uno de ellos—. Solo pueden pasar aquellos que demuestren su valía y comprensión del arte de la arquitectura.
Gal, la determinación en su mirada, se adelantó.
—¡Estamos aquí para buscar al arquitecto Mart! Necesitamos su ayuda para salvar al imperio de la oscuridad.
Los guardianes intercambiaron miradas, y el robot líder habló:
—Si realmente buscan la verdad de la arquitectura, tendrán que diseñar algo con sus propias manos. Los esperamos alrededor de la esfera del conocimiento. El objeto que creen deberá ser significativo.
Así, Gal y Mey juntos comenzaron a imaginar un diseño. Utilizando elementos del entorno, crearon una pequeña estructura que representaba unión y paz. Colocaron piedras del lugar y entrelazaron ramas de los árboles circundantes, haciendo un delicado armazón que emanaba luz.
Los guardianes evaluaron el trabajo con atención. Después de un intenso silencio, el robot líder asintió con aprobación.
—Deben demostrar que comprenden el significado de lo que han creado.
Gal explicó que su diseño representaba la unión de todos los pueblos del imperio, y que al construir sobre la colaboración y no sobre la fuerza, se podrían lograr cosas extraordinarias.
—Han demostrado su valía —dijo el líder de los guardianes—. Pasen y busquen a Mart.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.