En una ciudad donde las calles solían estar llenas de risas y el bullicio de la vida diaria, una gran inundación transformó todo en un mundo de silencio y aguas danzantes. Sergio, Fabiola, Alexander y Cayetana eran cuatro amigos inseparables que se encontraron frente al mayor misterio de sus vidas cuando el agua reveló un secreto largamente oculto: un portal luminoso bajo las olas.
Sergio, el aventurero del grupo, siempre soñó con descubrir nuevos mundos. Vestía una chaqueta de piloto que había pertenecido a su abuelo, un recordatorio de que el espíritu de aventura corría por sus venas.
Fabiola, la más curiosa y estudiosa, nunca se separaba de sus gafas de buceo y su preciado mapa del tesoro, regalo de un viejo marinero que le prometió que algún día le guiaría hacia un descubrimiento sin igual.
Alexander, con su traje de buzo y una linterna siempre en mano, era el valiente del grupo. No había misterio o desafío que pudiera detenerlo cuando se trataba de proteger a sus amigos.
Cayetana, con ropas de capitán de barco y un timón mágico heredado de su tatarabuela, la capitana más valiente de los siete mares, tenía el coraje para guiar a sus amigos a través de cualquier tormenta.
La ciudad sumergida se convirtió en su patio de juegos, explorando entre las calles y edificios inundados, maravillándose con los peces que nadaban a través de ventanas y puertas abiertas. Pero fue el descubrimiento del portal lo que cambió todo.
Sergio lo vio primero, un brillo bajo el agua tan intenso que parecía llamarlos por sus nombres. Juntos se acercaron, sintiendo una mezcla de asombro y nerviosismo. ¿Qué misterios escondería ese portal? ¿A dónde los llevaría?
Con una mirada de determinación entre ellos, decidieron cruzar el portal. Fabiola, con su mapa en alto, Sergio, ajustando su chaqueta como un verdadero aventurero, Alexander, iluminando el camino con su linterna, y Cayetana, sujetando firmemente su timón mágico, se sumergieron en el círculo de luz.
Al otro lado, encontraron un mundo diferente, un reino submarino donde los corales brillaban como estrellas y las criaturas del mar les daban la bienvenida con curiosidad y alegría. Habían entrado en el Reino de Aquatania, un lugar de leyendas que hablaba de una antigua ciudad humana y su conexión con el mundo marino.
La reina de Aquatania, una sirena de majestuosa belleza y sabiduría, les reveló que el portal se abría solo una vez cada cien años, permitiendo que los mundos del agua y la tierra se unieran. Les contó historias de antiguos tiempos, cuando humanos y seres del mar vivían en armonía, compartiendo conocimientos y amistad.
Los amigos, maravillados con las historias y la belleza de Aquatania, se dieron cuenta de la importancia de cuidar los mares y ríos, el hogar de tantas criaturas maravillosas. La reina les encomendó una misión: al volver a su mundo, deberían ser los guardianes del agua, enseñando a todos a respetar y proteger el delicado equilibrio de la naturaleza.
Con corazones llenos de nuevas enseñanzas y una misión por cumplir, Sergio, Fabiola, Alexander y Cayetana regresaron a través del portal a su ciudad sumergida. Estaban decididos a compartir su increíble aventura y el mensaje de Aquatania con el mundo.
Desde ese día, se convirtieron en protectores de los océanos y ríos, organizando limpiezas de playas y enseñando a otros niños sobre la importancia de conservar el agua limpia para las futuras generaciones y los seres mágicos que vivían bajo las olas.
La ciudad, poco a poco, se recuperó de la inundación, pero los amigos nunca olvidaron las maravillas que habían visto y las lecciones aprendidas en el Reino de Aquatania. Y aunque algunos decían que su historia era solo un cuento, ellos sabían que la magia y la conexión con el mundo submarino eran tan reales como su amistad.
Conclusión:
Así termina la historia de Sergio, Fabiola, Alexander y Cayetana, cuatro amigos que descubrieron que bajo las aguas de su ciudad se escondían secretos y misiones que cambiarían sus vidas. Aprendieron que cada gota de agua cuenta y que juntos, podemos proteger los mares y ríos para las criaturas que los habitan y para nosotros mismos. Porque a veces, las mayores aventuras comienzan con un solo paso… o, en este caso, un salto a través de un portal mágico.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.