Era un día como cualquier otro en la escuela para Pepito y su mejor amigo Víctor. Las clases de matemáticas siempre les resultaban interesantes, especialmente porque su profesor, el señor García, tenía una manera muy peculiar de explicar los números. Pero nada les había preparado para lo que estaba a punto de suceder.
Después de un largo día de ecuaciones y fracciones, los dos amigos salieron al patio para jugar un rato. De repente, el cielo comenzó a oscurecerse y un extraño zumbido llenó el aire. Pepito miró a su alrededor, sorprendido, y fue entonces cuando lo vieron. Un ejército de números decimales, encabezado por una figura imponente que flotaba en el aire. Era Cero Punto Cinco, el líder de los números decimales.
Con una voz que resonaba como un trueno, Cero Punto Cinco proclamó:
—¡La Tierra será mía! No habrá más números enteros en este mundo. ¡Los decimales gobernarán para siempre!
Los decimales descendieron en oleadas sobre la ciudad, causando caos en cada esquina. Todo comenzó a cambiar: los edificios, las calles y hasta las personas parecían dividirse en fracciones. Pepito y Víctor, aterrorizados, no sabían qué hacer. Nunca habían visto algo así.
—¡Tenemos que hacer algo! —gritó Víctor, observando cómo los números decimales invadían el lugar.
Pero justo cuando todo parecía perdido, una luz brillante apareció en el horizonte. Era Diez, un número entero con poderes extraordinarios. Su cuerpo brillaba como si estuviera hecho de energía pura. Con su superfuerza, visión de rayos X y la capacidad de volar, Diez era el único capaz de enfrentar a Cero Punto Cinco y su ejército.
—¡No te saldrás con la tuya, Cero Punto Cinco! —gritó Diez, desafiando al villano.
Pero Cero Punto Cinco solo rió.
—¿Tú solo piensas detenerme, Diez? ¡No tienes suficiente apoyo! —respondió con burla.
Diez sabía que, aunque era poderoso, necesitaba más ayuda para enfrentar a los decimales. Entonces, voló rápidamente hacia Pepito y Víctor, quienes lo miraban con asombro. Sin perder tiempo, Diez les entregó a ambos una esfera de energía brillante.
—Ustedes dos tienen el potencial para ayudarme. ¡Acepten estos poderes y luchen a mi lado!
Pepito y Víctor sintieron cómo la energía los envolvía. De repente, podían correr más rápido, saltar más alto y, lo más sorprendente de todo, podían controlar los números a su alrededor. Cada número que tocaban cobraba vida y se unía a su causa.
—¡Esto es increíble! —exclamó Pepito, probando sus nuevas habilidades.
—¡Vamos a detener a esos decimales! —añadió Víctor con determinación.
Juntos, los tres se dirigieron al epicentro de la invasión, donde Cero Punto Cinco ya había comenzado a tomar control de los edificios más importantes de la ciudad. Pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que el problema era mucho más grande de lo que pensaban.
La invasión no solo estaba en su ciudad. Cero Punto Cinco había extendido su dominio hacia otros lugares matemáticos. El estado Raíz Cuadrada, la ciudad Suma y el estado División estaban siendo atacados. Los números enteros, que siempre habían vivido en armonía en estos lugares, ahora luchaban por sobrevivir.
—Tenemos que dividirnos —dijo Diez—. Pepito, tú irás a Raíz Cuadrada. Víctor, tú irás a División. Yo me encargaré de la ciudad Suma. Nos reuniremos aquí una vez que hayamos detenido la invasión en cada lugar.
Con una nueva misión en mente, Pepito y Víctor se pusieron en marcha. Pepito llegó al estado Raíz Cuadrada, donde los números enteros estaban siendo empujados hacia fracciones irracionales. Pero con su nuevo poder, Pepito pudo controlar las raíces cuadradas y devolverles el equilibrio. Cada vez que una raíz irracional intentaba atacar, Pepito la convertía en un número entero, restaurando el orden.
Mientras tanto, Víctor llegó al estado División, donde los decimales intentaban dividir todo en números cada vez más pequeños. Usando su habilidad para controlar las divisiones, Víctor reorganizó las fracciones, haciendo que los decimales se redujeran tanto que ya no pudieran causar daño.
Diez, en la ciudad Suma, luchaba ferozmente contra Cero Punto Cinco, quien había acumulado una fuerza increíble. Cada vez que Diez sumaba más fuerza, Cero Punto Cinco intentaba restar su poder, pero Diez no se rendía.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.