Había una vez, en un pequeño pueblo, tres amigos llamados Mati, Lucas y Sami. A Mati le encantaba usar su camiseta roja, Lucas siempre llevaba una camiseta azul y Sami, con su largo cabello negro, usaba un vestido verde. Un día, mientras jugaban en el parque, vieron una luz muy brillante en el cielo. La luz se hacía cada vez más grande hasta que se dieron cuenta de que era una nave espacial.
La nave aterrizó suavemente en el parque, y de ella salió un ser muy amigable con piel azul y grandes ojos brillantes. «¡Hola! Soy Allien, vengo de un planeta muy lejano y necesito su ayuda,» dijo el extraterrestre con una sonrisa. Mati, Lucas y Sami estaban asombrados pero no tenían miedo. Se acercaron a Allien y Mati preguntó: «¿Qué podemos hacer para ayudarte?»
Allien explicó que había venido a la Tierra porque su planeta, Zog, estaba en peligro. Un malvado ser llamado Zorko quería destruir todos los planetas del sistema solar, incluyendo la Tierra. «Necesito su ayuda para detener a Zorko y salvar nuestros hogares,» dijo Allien. Sin dudarlo, los tres amigos decidieron ayudar a su nuevo amigo. «¡Vamos a salvar el mundo!» exclamó Lucas.
Allien los llevó a su nave espacial, que estaba llena de luces y botones de colores. «¡Guau, esto es increíble!» dijo Sami, mientras miraba a su alrededor. La nave despegó y voló a través del espacio, pasando por estrellas y planetas. Después de un tiempo, llegaron al planeta Zog. Era un lugar hermoso con montañas brillantes y ríos de colores.
«Zorko ha escondido un dispositivo en este planeta que puede destruirlo. Tenemos que encontrarlo y desactivarlo,» explicó Allien. Mati, Lucas y Sami estaban listos para la aventura. Juntos, comenzaron a buscar el dispositivo. Recorrieron montañas, cruzaron ríos y exploraron bosques, siempre ayudándose unos a otros.
En el camino, encontraron pistas dejadas por Zorko. Lucas, con su ingenio, descubrió que las pistas formaban un mapa. «¡Miren, esto nos llevará al dispositivo!» dijo emocionado. Siguieron el mapa hasta llegar a una cueva oscura y misteriosa. «Tengo un poco de miedo,» admitió Sami, pero Mati la tomó de la mano y le dijo: «No te preocupes, estamos juntos en esto.»
Entraron en la cueva y, al fondo, encontraron el dispositivo. Era una máquina grande y ruidosa con muchas luces parpadeantes. «Debemos desactivarla antes de que sea demasiado tarde,» dijo Allien. Mati, con valentía, se acercó a la máquina y empezó a desconectar cables. Lucas y Sami lo ayudaron, siguiendo las instrucciones de Allien.
De repente, Zorko apareció en la entrada de la cueva. Era un ser oscuro y aterrador. «¡Deténganse! No permitiré que arruinen mis planes,» rugió. Pero Mati, Lucas y Sami no se dejaron intimidar. «No vamos a dejar que destruyas nuestro planeta,» dijo Sami con firmeza.
Con rapidez, Lucas encontró un botón en la máquina que decía «Apagar». «¡Aquí está!» gritó, y presionó el botón. La máquina se detuvo y las luces se apagaron. Zorko, furioso, intentó detenerlos, pero Allien usó su poder especial para crear una barrera que los protegió. «¡Nos vamos de aquí!» dijo Allien, y todos corrieron de vuelta a la nave.
Despegaron justo a tiempo, dejando a Zorko atrapado en la cueva. «Lo logramos, salvamos Zog y la Tierra,» dijo Mati, respirando aliviado. Volaron de regreso a la Tierra, donde aterrizaron en el parque. «Gracias por su ayuda, son verdaderos héroes,» dijo Allien, agradecido.
«Fue una gran aventura,» dijo Lucas. «Sí, y aprendimos que trabajando juntos podemos lograr cualquier cosa,» añadió Sami. Allien sonrió y dijo: «Siempre recordaré su valentía y amistad. Nos volveremos a ver algún día.»
La nave espacial despegó y desapareció en el cielo, dejando a los tres amigos mirando con asombro. «¡Qué increíble experiencia!» dijo Mati. «Sí, y siempre seremos amigos, listos para cualquier aventura,» respondió Lucas.
Desde ese día, Mati, Lucas y Sami siguieron siendo los mejores amigos, siempre recordando la increíble aventura que vivieron juntos y cómo ayudaron a salvar dos mundos. Aprendieron que la amistad y el trabajo en equipo son las claves para superar cualquier desafío.
Y así, los pequeños héroes del espacio volvieron a sus vidas normales, pero siempre estuvieron listos para la próxima gran aventura que el universo pudiera ofrecerles. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.