Cuentos Clásicos

El Destello Rojizo de Santo Domingo de los Tsáchilas

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño rincón del mundo, en el corazón de los Andes ecuatorianos, existía un pueblo mágico llamado Santo Domingo de los Tsáchilas. Allí, los árboles susurraban secretos a los vientos y los ríos cantaban melodías antiguas. Este lugar era conocido por su colorido folclor y la calidez de su gente, pero había algo más que lo hacía especial: en la profundidad del bosque vivía un ser extraordinario llamado Indio Colorado.

Indio Colorado no era un indio común; en realidad, era un espíritu guardián de la naturaleza, un ser resplandeciente que había dedicado su existencia a cuidar de los bosques y ríos. Su piel brillaba como el fuego, y sus ojos reflejaban el verde intenso de la selva. Además, tenía la habilidad de comunicarse con los animales y las plantas, ayudándolos a mantener el equilibrio de su hogar natural.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Indio Colorado escuchó un llanto apagado que provenía de un arbusto espeso. Curioso, se acercó y encontró a un pequeño Tsáchila llamado Stachila. Este niño tenía el cabello negro como la noche y una mirada triste que preocupaba a Indio Colorado.

—¿Por qué lloras, pequeño? —preguntó el Indio Colorado con su voz suave y cálida.

—He perdido a mi pequeño amigo, un pajarito de color azul —sollozó Stachila—. Lo seguí mientras volaba y ahora no sé cómo volver a casa.

Indio Colorado sintió un profundo deseo de ayudar al niño, así que decidió unir fuerzas con él. Con un suave movimiento de su mano, invocó a los venados y los pájaros del bosque, quienes rápidamente se reunieron a su alrededor.

—¡Amigos! —llamó Indio Colorado—. Este niño necesita nuestra ayuda. Stachila ha perdido a su amigo. ¿Alguien lo ha visto?

Los animales comenzaron a murmurar y, tras unos momentos de silencio, un pequeño pajarillo de plumas amarillas se acercó volando rápidamente. Era uno de los más traviesos del bosque y tenía una gran curiosidad.

—Yo vi a un pajarito azul anidando en un árbol cerca del río —dijo el pajarillo—. Era hermoso y cantaba melodías dulces.

Stachila iluminó su rostro con una sonrisa, y sin perder tiempo, Indio Colorado y el niño se adentraron en el bosque, guiados por el pequeño pájaro amarillo. Durante el camino, Stachila no pudo evitar maravillarce de la belleza que lo rodeaba. Los árboles danzaban al ritmo del viento, las flores brillaban como diamantes y el sol se filtraba a través de las hojas, creando un destello que llenaba el bosque de luz.

Cuando llegaron al río, la imagen que encontraron fue mágica. Un hermoso árbol frondoso se erguía cerca del agua, y en su copa, el pajarito azul cantaba alegremente. Stachila se lanzó a correr hacia el árbol, pero en ese momento un ruido sordo resonó en la distancia. Un grupo de hombres llegó, sin darse cuenta de la belleza que les rodeaba, portando hachas y serruchos. Ellos querían talar el árbol para vender la madera y construir una casa.

Indio Colorado y Stachila se miraron preocupados. Sabían que si el árbol era destruido, el pajarito y muchos otros animales perderían su hogar. Sin pensarlo dos veces, Indio Colorado tomó una decisión.

—No podemos permitir que hagan esto —dijo con firmeza—. Debemos actuar.

Stachila, aunque un poco asustado, sintió que la valentía del Indio Colorado le contagiaba. Ambos se escondieron detrás de unos arbustos mientras los hombres comenzaban a acercarse al árbol. En un destello de luz, Indio Colorado comenzó a invocar la magia de la naturaleza. Las hojas comenzaron a vibrar y de repente, nubes grises cubrieron el cielo, acompañadas de un fuerte viento. Los hombres se detuvieron, confundidos y asustados.

—¿Qué está pasando? —preguntó uno de ellos, mirando el cielo.

De pronto, un grupo de animales apareció del bosque, uniendo sus fuerzas para proteger su hogar. Venados, jaguares, pájaros y mariposas formaron una barrera entre los hombres y el árbol, emitiendo sonoros rugidos y chillidos que resonaron en el aire.

Los hombres, atemorizados, decidieron retroceder. Se dieron cuenta de que no podían vencer la fuerza de la naturaleza, y lo mejor era alejarse antes de que las cosas se pusieran peor. Así, decidieron marcharse y dejar a los seres del bosque en paz.

Stachila aplaudió emocionado mientras el Indio Colorado sonreía. Habían logrado proteger al árbol y al pajarito azul. Con el peligro disipado, se acercaron al árbol, donde el pajarito todavía seguía cantando. Stachila abrió sus brazos y el pajarito voló hasta su hombro, posándose suavemente.

—Gracias, Indio Colorado. Sin ti, no habría podido hacerlo —dijo Stachila, sintiendo un inmenso agradecimiento en su corazón.

Indio Colorado soltó una risa suave, y dijo:

—La fuerza de la naturaleza y la valentía de tu corazón fueron lo que realmente hizo la diferencia, pequeño. Siempre que protejamos juntos nuestra casa, podremos enfrentar cualquier desafío.

A partir de ese día, Stachila se convirtió en un gran defensor del bosque, dedicando tiempo a cuidar de su hogar y a ayudar a los animales, tal como lo había hecho el Indio Colorado. A menudo, contaba a otros niños sobre la importancia de preservar la naturaleza y vivir en armonía con todos los seres vivos.

Así, Santo Domingo de los Tsáchilas floreció con la ayuda de su guardián y los más pequeños, quienes aprendieron que la protección del medio ambiente era una magia que todos podían llevar en su corazón. Y aunque Indio Colorado permanecía invisible para muchos, su luz resplandecía en cada rincón del pueblo, recordando a todos que, cuando se trabaja en unidad, se puede lograr lo imposible.

Y así, entre risas y sueños, el legado de Indio Colorado continuó vivo, mostrando a las futuras generaciones la importancia de cuidar el lugar que todos llamamos hogar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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