Cuentos Clásicos

El Lobo y el Ratón Millonario

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

2
(2)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
2
(2)

Había una vez, en un frondoso bosque, un lobo llamado Lobo y un ratón llamado Ratón. Lobo era grande y fuerte, con un pelaje gris oscuro y una chaqueta desgastada. Aunque era muy astuto, Lobo tenía un gran problema: no tenía suficiente dinero para comprar comida ni mantener su guarida en buen estado. En cambio, Ratón, a pesar de ser pequeño y de tener un pelaje marrón claro, era muy rico. Ratón llevaba un pequeño chaleco y siempre cargaba una bolsa de monedas de oro. Su riqueza era conocida por todos en el bosque.

Lobo, desesperado por su situación, decidió que la única manera de resolver sus problemas era capturar a Ratón y quitarle su dinero. Una mañana, mientras caminaba por el bosque, Lobo ideó un plan para atrapar a Ratón. Se escondió detrás de un árbol y esperó pacientemente a que Ratón pasara por allí.

Ratón, que siempre estaba alerta, caminaba por el sendero con su bolsa de monedas. Aunque sabía que su riqueza lo hacía un blanco para otros animales, confiaba en su inteligencia y agilidad para mantenerse a salvo. Sin embargo, esa mañana, no se dio cuenta de que Lobo lo estaba acechando.

Cuando Ratón pasó junto al árbol donde Lobo se escondía, Lobo saltó y lo atrapó con sus grandes garras. «¡Te tengo!» exclamó Lobo con una sonrisa maliciosa. «Ahora me darás todas tus monedas de oro.»

Ratón, aunque asustado, no perdió la calma. «Lobo, por favor, suéltame y te prometo que te ayudaré. No necesitas robarme para conseguir lo que necesitas.»

Lobo, sorprendido por la valentía de Ratón, aflojó su agarre. «¿Cómo podrías ayudarme tú, un ratón pequeño y débil?» preguntó Lobo con desdén.

Ratón, viendo una oportunidad para salvarse, respondió: «Conozco muchas maneras de ganar dinero y puedo enseñarte a trabajar para obtener lo que necesitas. No tienes que recurrir a la violencia ni al robo.»

Lobo dudó por un momento. Sabía que Ratón era muy inteligente y tenía razón. Robar no era la solución a sus problemas. Decidió darle una oportunidad a Ratón. «Está bien, te escucharé. Pero si no me convences, te llevaré de todos modos.»

Ratón asintió y comenzó a explicarle a Lobo cómo podría ganar dinero de manera honesta. Le habló sobre la importancia de trabajar duro y ser persistente. Le sugirió que usara su fuerza para ayudar a otros animales del bosque con tareas difíciles a cambio de una pequeña paga. También le propuso que cultivara sus propios alimentos y vendiera el excedente a sus vecinos.

Lobo escuchó con atención y, aunque al principio le pareció una idea extraña, decidió intentarlo. Empezó a ayudar a los animales del bosque con diferentes tareas: cargaba troncos pesados, construía casas y protegía a los más pequeños de los peligros. Poco a poco, los animales del bosque empezaron a confiar en él y a pagarle por su trabajo.

Ratón, por su parte, le enseñó a Lobo a ahorrar y a invertir su dinero sabiamente. Con el tiempo, Lobo dejó de preocuparse por el dinero y su vida mejoró considerablemente. Ya no tenía que robar ni asustar a los otros animales para sobrevivir. Se sentía orgulloso de sí mismo y agradecido por la ayuda de Ratón.

Un día, mientras caminaban juntos por el bosque, Lobo le dijo a Ratón: «Gracias, Ratón. Me has enseñado una valiosa lección. Nunca pensé que un pequeño ratón podría cambiar mi vida de esta manera.»

Ratón sonrió y respondió: «Todos tenemos algo que aprender de los demás, Lobo. La verdadera riqueza no está en el dinero, sino en las relaciones y en la capacidad de ayudarnos mutuamente.»

Desde ese día, Lobo y Ratón se convirtieron en grandes amigos. Lobo siguió trabajando honestamente y ayudando a los animales del bosque, mientras que Ratón continuó compartiendo su sabiduría y enseñando a otros a ser generosos y amables.

El bosque se convirtió en un lugar más armonioso, donde todos los animales trabajaban juntos y se ayudaban unos a otros. Y así, Lobo y Ratón vivieron felices, demostrando que, con honestidad y amistad, se pueden superar todas las dificultades.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario