Cuentos Clásicos

El Misterio de las Sombras Pasadas

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un pequeño y pintoresco pueblo, rodeado de colinas verdosas y flores silvestres, comenzaba una historia que envolvería a sus habitantes en un misterio tan antiguo como sus empedradas calles. Janellye había llegado hacía apenas unos meses, su llegada llenó de murmullos las plazas y los mercados. Mujer enigmática y de belleza serena, se instaló en una casita al borde del pueblo y, desde entonces, vivía con la discreción de quien tiene algo que ocultar.

Cesar, el astuto detective local, no tardó en fijarse en la nueva vecina. Su instinto le decía que esos modales refinados y esa cortesía exquisita escondían una historia que merecía ser descubierta. No obstante, en la tranquilidad del pueblo, una investigación sobre Janellye parecía tan fuera de lugar como una tormenta en medio de un día soleado. Pero Cesar era paciente y observador.

Una tarde, mientras Cesar tomaba café en la única librería del pueblo, propiedad de Daniela, escuchó una conversación que captó su interés. Dayana, una jovencita conocida por su curiosidad insaciable y sus habilidades en descubrir secretos, estaba narrando cómo había seguido a Janellye hasta la orilla del lago. «Tiende a mirar el agua por horas, como buscando algo o a alguien», comentó Dayana, no sin cierta preocupación en la voz.

Daniela, que pasaba la mayor parte del tiempo entre las historias de sus amados libros, escuchaba a Dayana con atención, aunque no le daba la importancia que Cesar estaba comenzando a darle. Fue entonces que su mirada se posó en un antiguo diario, un objeto curioso que había encontrado escondido entre los anaqueles de su tienda. No recordaba haberlo visto antes, y mucho menos haberlo comprado.

Mientras tanto, Ximena, la médica del lugar, conocía a Janellye más de lo que cualquiera podría sospechar. Años atrás, cuando la tragedia aún no había marcado sus vidas, Ximena y Janellye compartían una amistad cercana con la persona cuya muerte ahora latía bajo la superficie de la cotidianidad del pueblo.

Cesar decidió que era hora de profundizar en su investigación y encontró una aliada en Dayana. Juntos empezaron a recopilar información, sin saber que cada paso los acercaba más a una verdad peligrosa. Mientras, Ximena luchaba interiormente con la posibilidad de que el secreto saliera a la luz, una verdad que ella había prometido guardar.

El diario que Daniela había encontrado estaba lleno de palabras de amor, de proyectos futuros y de un secreto que sólo podía ser conocido por la persona que lo escribió. Sin darse cuenta, al hojear las páginas amarillentas, Daniela descubrió una carta que nunca fue enviada, dirigida a Janellye, que explicaba un malentendido que había tenido consecuencias fatales.

En el transcurso de la historia, cada uno de los habitantes comenzó lentamente a ver cómo sus vidas se entrelazaban con el secreto de Janellye. Cada descubrimiento era una pieza más de un rompecabezas que, una vez completado, revelaría una imagen que nadie esperaba.

No obstante, Janellye, lejos de ser ajena a las indagaciones que se desarrollaban a su alrededor, comprendía que el pasado la había alcanzado y pronto ya no tendría refugio. La llegada del diario a manos de Daniela fue el catalizador que derrumbó los muros que había construido alrededor de su historia.

En una noche como cualquier otra, en la que las constelaciones brillaban con fuerza sobre el firmamento claro del pueblo, Cesar y Dayana se encontraron con Ximena y Daniela en la librería. Allí, todas las piezas se juntaron, las palabras del diario dieron sentido al comportamiento de Janellye y las conexiones ocultas se pusieron de manifiesto. La carta revelaba que lo que parecía una tragedia provocada por Janellye no era más que un trágico accidente causado por una serie de infortunios y malentendidos.

Con la verdad al descubierto, el peso de los años de silencio y de la culpa infundada comenzó a desvanecerse como la neblina matutina. Janellye, quien había sido marcada por el dolor y la pérdida, pudo comenzar el proceso de sanación y perdón, especialmente el perdón hacia sí misma.

No obstante, aprender a vivir con la verdad no resultó ser fácil para ninguno de los involucrados. Cesar y Dayana, que habían encontrado justicia en nombre de Janellye, debían aceptar que a veces el papel de la justicia es saber cuándo hay que dejar que las heridas sanen en paz. Daniela, marcada por la profundidad de las palabras encontradas en el diario, decidió ser el puente que ayudaría a Janellye a reconectar con los habitantes del pueblo.

Ximena, por su lado, quedó liberada de su promesa, y con ello, le fue permitido compartir los recuerdos de su amigo perdido sin el velo del dolor y la tristeza.

El pueblo aprendió una valiosa lección: todos albergamos historias que definen nuestro presente, pero es la compasión y la comprensión la que nos libera.

Y así, el pequeño pueblo, que una vez fue el escenario del secreto de Janellye, se convirtió en un lugar de segundas oportunidades y de nuevas historias, todas esperando ser escritas bajo la mirada atenta de las colinas verdes y las flores silvestres que lo rodeaban

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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