Cuentos Clásicos

El Pueblo de la Participación

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño y pintoresco pueblo llamado Divino Niño, tres personajes que jugaron un papel crucial en la transformación de su comunidad: Yuli, Glendys y el Alcalde. Divino Niño era un lugar donde la vida transcurría plácidamente entre colinas verdes, caminos empedrados y casas de colores brillantes. Sin embargo, aunque la apariencia del pueblo era encantadora, existían muchos desafíos que los habitantes debían enfrentar para mejorar su calidad de vida.

Yuli, una joven curiosa y llena de energía, siempre había sentido una profunda pasión por su comunidad. Su espíritu aventurero la llevaba a explorar cada rincón del pueblo, conociendo a todos los vecinos y aprendiendo sobre sus problemas y necesidades. Glendys, una mujer mayor y sabia, era conocida por sus conocimientos y su capacidad para escuchar. Su presencia tranquila y serena era un bálsamo para aquellos que buscaban consejo. El Alcalde, un hombre justo y decidido, tenía la responsabilidad de gobernar el pueblo y garantizar el bienestar de sus habitantes. Aunque a veces su carácter severo asustaba a algunos, todos sabían que tenía el corazón en el lugar correcto.

Un día, en una de sus habituales caminatas por el bosque cercano, Yuli encontró a Glendys sentada en un claro, rodeada de niños que escuchaban atentamente sus historias. Inspirada por la sabiduría de su amiga, Yuli decidió que era hora de tomar medidas para resolver los problemas del pueblo. Fue entonces cuando pensó en organizar un encuentro comunitario para discutir las diferentes formas de participación social y cómo estas podían aplicarse en Divino Niño.

El encuentro se celebró en la plaza principal, donde todos los habitantes se reunieron bajo la sombra de un gran árbol. Yuli comenzó explicando los tipos de participación social y sus características. Habló sobre la participación pasiva, donde los ciudadanos simplemente seguían las decisiones tomadas por otros, y la participación activa, donde los habitantes se involucraban directamente en la toma de decisiones y en la implementación de proyectos. También mencionó la participación simbólica, que aunque reconocía la voz de los ciudadanos, a menudo no se traducía en acciones concretas.

A medida que Yuli hablaba, los vecinos comenzaron a compartir sus propias experiencias y preocupaciones. Una anciana mencionó cómo se sentía ignorada por las autoridades locales, mientras que un joven padre habló sobre la falta de espacios recreativos para los niños. Fue en ese momento que Glendys intervino, recordándoles la importancia de los movimientos sociales y cómo estos habían cambiado el curso de la historia en muchos lugares. Narró la historia de un pequeño pueblo que, gracias a la movilización de sus habitantes, logró construir una escuela y un centro de salud.

Inspirados por las palabras de Glendys, los habitantes de Divino Niño decidieron formar un comité de participación social. Este comité estaría compuesto por diferentes actores sociales, incluyendo a jóvenes, adultos, ancianos, comerciantes, y agricultores. Cada grupo tendría un representante que llevaría sus preocupaciones y propuestas a las reuniones del comité. Yuli fue elegida como la coordinadora del comité, gracias a su entusiasmo y dedicación.

Con el comité en marcha, comenzaron a trabajar en el desarrollo local. Una de las primeras tareas fue comprender los normativos jurídicos de las juntas comunales y locales, así como la ley de descentralización. Con la ayuda del Alcalde, quien proporcionó todos los documentos necesarios y aclaró las dudas, el comité se preparó para enfrentar cualquier desafío legal que pudiera surgir. En una de las reuniones, incluso realizaron un simulacro de una sesión de la junta comunal, donde surgieron algunos conflictos debido a diferentes opiniones, pero todos aprendieron la importancia del diálogo y la negociación.

Durante este tiempo, Yuli se interesó profundamente en la inteligencia emocional, un concepto introducido por el psicólogo Daniel Goleman. Comprendió que para liderar eficazmente, necesitaba desarrollar habilidades como la empatía, la autorregulación y la motivación. Compartió estos conocimientos con el comité, enfatizando que la inteligencia emocional no solo mejoraría la comunicación entre ellos, sino que también fortalecería la cohesión del grupo.

En una de las reuniones del comité, discutieron los métodos de participación social, centrándose en el marco lógico. Utilizaron la comunidad de Divino Niño como caso de estudio, identificando los problemas clave, definiendo los objetivos y planificando las acciones necesarias para alcanzarlos. Fue un proceso meticuloso, pero la claridad y organización que proporcionaba el marco lógico ayudó al comité a mantenerse enfocado y eficiente.

Durante todo el semestre, el comité implementó diversas técnicas de participación social. Organizaron asambleas vecinales, encuestas, talleres y actividades recreativas para fomentar la unidad y la colaboración entre los habitantes. Cada pequeño éxito motivaba a Yuli y al comité a seguir adelante, demostrando que la participación activa de la comunidad podía lograr grandes cambios.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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