Cuentos Clásicos

El Sueño de Jordan

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un pequeño pueblo, donde las calles olían a pasto fresco y las risas de los niños resonaban cada tarde, vivía un niño llamado Jordan. Jordan tenía seis años, y su sueño más grande era convertirse en un famoso portero de fútbol. Cada día, después de la escuela, corría a la cancha del pueblo, con su balón bajo el brazo y una sonrisa que iluminaba su rostro.

Jordan no era un portero común. A pesar de su corta edad, tenía una habilidad natural para atajar balones que sorprendía a todos en el pueblo. Sus guantes, gastados y manchados de barro, eran su tesoro más preciado. Para él, cada atajada no era solo un juego, era un paso más hacia su sueño.

Un día, mientras practicaba en la cancha, un viejo entrenador que pasaba por el pueblo lo vio jugar. El entrenador, de cabello canoso y mirada sabia, había entrenado a muchos jugadores famosos y sabía reconocer un talento especial cuando lo veía. Se acercó a Jordan y le dijo: «Tienes un don especial, muchacho. Con entrenamiento y dedicación, podrías llegar muy lejos».

Jordan, con sus ojos brillantes de emoción, escuchó atentamente las palabras del entrenador. Desde ese día, se entrenó más duro que nunca. Amanecía en la cancha, practicando saltos y atajadas, siempre bajo la atenta mirada del viejo entrenador, quien se había convertido en su mentor.

El entrenador le enseñó muchas cosas: cómo posicionarse en la portería, cómo leer los movimientos de los delanteros, y lo más importante, cómo mantener la calma bajo presión. Jordan absorbía cada lección como una esponja, su pasión por el fútbol creciendo día a día.

La noticia del joven prodigio se esparció por el pueblo y pronto, cada partido en la cancha se llenaba de espectadores que venían a ver las increíbles atajadas de Jordan. Niños y adultos por igual lo animaban, gritando su nombre cada vez que realizaba una parada espectacular.

Un día, el equipo de fútbol juvenil del pueblo anunció que tendrían un partido importante contra el equipo de un pueblo vecino. Era la oportunidad perfecta para Jordan de demostrar su talento. La noche anterior al partido, Jordan estaba nervioso. Era su primera gran prueba. Se acordó de todas las enseñanzas de su entrenador y se prometió a sí mismo dar lo mejor.

El día del partido, la cancha estaba llena. Los gritos de los espectadores llenaban el aire con una mezcla de nerviosismo y emoción. El partido comenzó, y Jordan estaba listo en la portería, sus guantes firmemente ajustados, sus ojos siguiendo cada movimiento del balón.

El partido estuvo reñido. El equipo rival era fuerte, pero Jordan estaba determinado. Realizó atajadas increíbles, algunas al límite de lo imposible. Con cada parada, los gritos de la multitud se hacían más fuertes, llenándolo de energía y confianza.

Finalmente, el partido llegó a su punto más crítico. El equipo rival tenía un penalti a favor en los últimos minutos. El destino del partido estaba en las manos de Jordan. Se colocó en la línea de gol, mirando fijamente al delantero. Recordó las palabras de su entrenador: «Confía en tus instintos». Respiró hondo, y en el momento en que el delantero pateó, se lanzó con una agilidad asombrosa, atajando el balón y asegurando la victoria para su equipo.

El pueblo estalló en júbilo. Jordan fue llevado en hombros por sus compañeros y entrenador, celebrado como un héroe. Sabía que este era solo el comienzo de su camino hacia su sueño, pero en ese momento, se sintió como el mejor portero del mundo.

Los años pasaron, y Jordan continuó trabajando en su sueño. Jugó en equipos más grandes, viajó a diferentes lugares, y aunque enfrentó desafíos y momentos difíciles, nunca perdió de vista su objetivo. Con cada juego, con cada entrenamiento, se acercaba más a convertirse en el portero profesional que siempre había soñado ser.

La historia de Jordan es un recordatorio de que, con pasión, dedicación y un poco de ayuda, los sueños pueden hacerse realidad. Cada vez que un niño en el pueblo entra a la cancha, recuerdan la historia del pequeño gran portero que un día jugó allí, y se llenan de esperanza y determinación para seguir sus propios sueños.

Y así, la leyenda de Jordan, el portero de los sueños, sigue viva en cada balón que se ataja, en cada niño que mira hacia las estrellas con un sueño en su corazón.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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