Cuentos Clásicos

Laia y el Ratoncito Pérez

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

1
(1)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
1
(1)

Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de casas coloridas y jardines florecientes, una niña llamada Laia. Laia tenía unos ojos grandes y brillantes, siempre llenos de curiosidad y alegría. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Laia sintió algo extraño en su boca. Con mucho cuidado, movió su lengua y se dio cuenta de que uno de sus dientes se había caído.

Emocionada, Laia corrió a casa con una gran sonrisa en su rostro, mostrando el pequeño hueco donde antes estaba su diente blanco. «¡Mamá, papá, se me ha caído un diente!» exclamó con alegría.

Su mamá, con una sonrisa tierna, le dijo: «Eso es maravilloso, Laia. Esta noche, debes poner tu diente bajo la almohada para que el Ratoncito Pérez venga a visitarte.»

Laia asintió con entusiasmo. Había escuchado muchas historias sobre el Ratoncito Pérez, un pequeño héroe de bigotes largos y sonrisa traviesa que visitaba a los niños por la noche para llevarse sus dientes caídos y dejarles una moneda a cambio.

Esa noche, antes de acostarse, Laia preparó una pequeña caja bajo su almohada y colocó su diente dentro con mucho cuidado. Luego, recitó en voz baja: «Ratoncito Pérez, Ratoncito Pérez, ven y lleva mi diente, y tráeme una moneda para que pueda comprar un dulce.»

Acurrucada en su cama, Laia cerró los ojos llena de ilusión, soñando con la visita del Ratoncito Pérez. Imaginaba al pequeño ratón con su traje elegante y su bolsa mágica, deslizándose sigilosamente por la casa y cambiando su diente por una brillante moneda.

Mientras Laia dormía, el Ratoncito Pérez realmente apareció. Con sus bigotes temblorosos y una sonrisa en su rostro, trepó por la cama de Laia y se deslizó bajo su almohada. Encontró la pequeña caja con el diente y, con mucho cuidado, dejó una moneda dorada en su lugar. Luego, con un guiño travieso, desapareció en la noche.

Al día siguiente, Laia despertó emocionada y rápidamente buscó bajo su almohada. Al encontrar la moneda, su corazón se llenó de alegría. «¡Gracias, Ratoncito Pérez!» exclamó, sosteniendo la moneda con orgullo.

Durante el día, Laia fue a la tienda de dulces con su moneda y compró un caramelo de su sabor favorito. Mientras saboreaba su dulce, no podía dejar de pensar en la mágica visita del Ratoncito Pérez.

Esa noche, antes de dormir, Laia decidió que quería saber más sobre el Ratoncito Pérez. Se preguntaba cómo podía visitar a tantos niños en una sola noche y qué hacía con todos los dientes que recogía.

Al quedarse dormida, Laia soñó con un mundo mágico donde vivía el Ratoncito Pérez. En su sueño, vio una pequeña ciudad de ratones, con casitas hechas de madera y flores brillantes en cada esquina. El Ratoncito Pérez vivía en una casa acogedora llena de dientes que usaba para construir cosas maravillosas, como puentes de perlas y castillos de marfil.

En su sueño, Laia se hizo amiga del Ratoncito Pérez y juntos recorrieron la ciudad, conociendo a otros ratoncitos que ayudaban a cuidar y mantener el lugar. Aprendió que cada diente tenía una historia y un valor especial, y que el Ratoncito Pérez los cuidaba con mucho amor.

Cuando Laia despertó, se sentía feliz y tranquila. Aunque sabía que su sueño había sido solo eso, un sueño, estaba convencida de que el Ratoncito Pérez era real y que su trabajo era muy importante. Desde ese día, cada vez que a Laia se le caía un diente, lo ponía bajo la almohada con una sonrisa, sabiendo que su pequeño amigo ratón vendría a visitarla.

Y así, Laia creció con el corazón lleno de gratitud y magia, siempre recordando las noches en que el Ratoncito Pérez había venido a visitarla y a hacer su vida un poquito más especial.

Fin.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario