Los Lazos de la Amistad

En la Universidad de San Andrés, cinco estudiantes iniciaban su vida académica con expectativas y sueños. Adri, Bere, Dannita, Roberto y Edith no se conocían aún; sus primeros días en la universidad fueron virtuales, una serie de clases en línea donde las voces resonaban desde las pantallas y los rostros eran apenas visibles detrás de los nombres en zoom.

Adri, de cabello oscuro y ojos inquisitivos, era apasionado por la literatura y siempre tenía una nueva historia que contar. Bere, con sus rizos rebeldes y gafas de montura gruesa, amaba las ciencias y solía explicar fenómenos complejos con facilidad sorprendente. Dannita, siempre a la moda, soñaba con diseñar ropa y tenía un sentido del estilo innato. Roberto, el deportista del grupo, compartía historias de sus torneos y entrenamientos, mientras que Edith, dulce y observadora, escribía poemas que apenas se atrevía a compartir.

Cuando finalmente llegó el segundo semestre y las puertas del campus se abrieron para recibir a los estudiantes en persona, los cinco se encontraron por casualidad en la cafetería. Reconociéndose de las clases en línea, decidieron sentarse juntos. Ese almuerzo se convirtió en el primero de muchos.

Los días seguían y con cada encuentro, las barreras entre ellos se disolvían. Compartían libros, notas de clases, y sobre todo, risas y sueños. Un día, mientras caminaban por el campus, Dannita propuso una idea:

— ¿Qué les parece si formamos un grupo de estudio? Así podríamos ayudarnos mutuamente y quizás… hacer algo más grande juntos.

La idea fue recibida con entusiasmo. No solo estudiarían juntos, sino que decidieron participar en el proyecto de voluntariado de la universidad. Su tarea: organizar un evento para recaudar fondos para la biblioteca local.

El proyecto les exigió trabajar en equipo y enfrentar desafíos. A veces las opiniones chocaban y las tensiones surgían, especialmente en las largas noches de planificación. Sin embargo, cada desafío les enseñaba más sobre la importancia de la comunicación y el respeto mutuo.

Un día, antes del evento, un malentendido entre Adri y Roberto por la organización del espacio casi termina en una discusión seria. Fue Edith quien, con su voz suave, recordó a todos el valor de su amistad.

— Recordemos por qué estamos haciendo esto — dijo Edith, mirando a cada uno. — No solo por la biblioteca, sino porque creímos que juntos podríamos hacer algo bueno. No dejemos que un pequeño error nos divida.

Sus palabras calmaron los ánimos y el grupo se unió con renovada determinación. El evento fue un éxito rotundo. Lograron no solo alcanzar la meta de recaudación, sino también fortalecer los lazos que los unían.