Cuentos de Fantasía

El Guardián del Árbol Vitalizante

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En lo profundo de un bosque encantado vivía un pequeño Bowtruckle llamado Thalios. Los Bowtruckles eran criaturas diminutas, de apariencia similar a ramitas vivas, expertos en proteger los árboles que les brindaban refugio. Thalios no era diferente. Su hogar era un árbol especial, un Árbol Vitalizante, cuya savia mágica tenía el poder de curar y revitalizar todo lo que tocaba. A lo largo de los años, Thalios había visto a su árbol crecer fuerte y poderoso, pero también había tenido que defenderlo de muchos peligros.

Un día, mientras Thalios caminaba por las ramas de su árbol, sintió una vibración extraña bajo sus diminutos pies. Los animales del bosque estaban inquietos, y el viento susurraba advertencias. Algo oscuro y malvado se acercaba. Sabía que debía actuar rápido para proteger su Árbol Vitalizante, pues sin él, no solo su hogar, sino todo el bosque estaría en peligro.

Thalios tenía una misión muy clara: defender el árbol a toda costa. Desde pequeño había sido entrenado en el arte de la protección. Conocía cada rincón del bosque, cada planta y animal, y sabía cómo utilizar los recursos de la naturaleza para proteger su hogar. Aunque era pequeño, era valiente y astuto.

Con el paso de las horas, la amenaza se hizo más evidente. Los árboles cercanos comenzaron a perder su color verde, y el aire se volvió pesado. Era un grupo de criaturas conocidas como Sombra-Hiedra, plantas oscuras que devoraban la vida de todo lo que tocaban. Thalios había escuchado historias sobre ellas, pero nunca las había visto de cerca. Sabía que eran peligrosas y que no podía enfrentarlas solo.

Decidido a no rendirse, Thalios comenzó a preparar defensas. Utilizó la sabia mágica del Árbol Vitalizante para crear una barrera protectora alrededor de sus raíces, cubriéndolo con un brillo dorado que lo mantendría a salvo por un tiempo. Luego, convocó a sus amigos del bosque: pájaros, ardillas y otros Bowtruckles cercanos, que se apresuraron a ayudar.

«¡El bosque nos necesita!» gritó Thalios mientras subía a lo más alto del Árbol Vitalizante. «Si estas criaturas destruyen nuestro hogar, no habrá esperanza para nosotros.»

Los animales y Bowtruckles se prepararon para la llegada de las Sombra-Hiedra. Sabían que debían actuar con rapidez y precisión. Los pájaros comenzaron a volar en círculos, alertando a todos los habitantes del bosque. Las ardillas recogieron bellotas mágicas que Thalios había preparado, capaces de explotar en una nube de luz al impactar, lo que mantendría alejadas a las criaturas oscuras.

Las primeras Sombra-Hiedra aparecieron al caer la noche, deslizándose entre los árboles como serpientes negras. Thalios sintió un escalofrío recorrer su pequeño cuerpo, pero no podía permitirse tener miedo. Agarró una bellota mágica y la lanzó con fuerza hacia una de las criaturas. Al impactar, una luz brillante iluminó el bosque, haciendo que la Sombra-Hiedra retrocediera con un silbido aterrador.

«¡Sigan lanzando!» gritó Thalios. Las ardillas obedecieron, arrojando bellotas mágicas desde las ramas del árbol. Los Bowtruckles, por su parte, tejían redes de hojas encantadas para atrapar a las Sombra-Hiedra que lograban acercarse demasiado. El combate era intenso, pero Thalios no iba a rendirse tan fácilmente.

A medida que la batalla continuaba, Thalios sintió que la barrera mágica alrededor del árbol comenzaba a debilitarse. Las Sombra-Hiedra eran más fuertes de lo que había imaginado, y si no hacía algo pronto, podrían romper la protección y dañar al Árbol Vitalizante.

De repente, tuvo una idea. Recordó que, en lo más profundo de las raíces del árbol, había un antiguo núcleo de energía vital, un regalo del bosque mismo que solo podía usarse en emergencias. Si lograba alcanzarlo y liberar su poder, podría expulsar a las Sombra-Hiedra de una vez por todas.

«¡Debo bajar al núcleo del árbol!» gritó a sus amigos.

«¡Pero es peligroso!» le advirtieron las ardillas. «¿Y si no regresas?»

Thalios sabía que no tenía otra opción. «Confíen en mí, regresaré. Protejan el árbol mientras tanto.»

Con determinación, Thalios descendió por las raíces del Árbol Vitalizante, adentrándose en la oscuridad. A medida que bajaba, podía sentir la conexión profunda entre el árbol y el bosque. Cada latido del núcleo resonaba en su pequeño cuerpo, llenándolo de energía. Finalmente, llegó al corazón del árbol, donde el núcleo brillaba con una luz suave y cálida.

Thalios tocó el núcleo con sus manos y, en ese momento, una oleada de poder recorrió todo el Árbol Vitalizante. Las raíces se iluminaron con una luz dorada, y el poder del árbol comenzó a extenderse por todo el bosque. Desde lo alto, sus amigos vieron cómo una onda de energía expulsaba a las Sombra-Hiedra, que se disolvían en la oscuridad.

Thalios, agotado pero feliz, supo que había cumplido su misión. El bosque estaba a salvo y su Árbol Vitalizante seguía en pie, más fuerte que nunca. Al regresar a la superficie, fue recibido con vítores por parte de sus amigos, que lo abrazaron y celebraron su valentía.

«Lo lograste, Thalios», dijo una ardilla, emocionada.

«Lo logramos», respondió él, mirando a todos los animales y Bowtruckles que habían luchado junto a él. «Juntos protegimos nuestro hogar.»

Desde ese día, el bosque supo que mientras Thalios estuviera allí, el Árbol Vitalizante estaría protegido. El pequeño Bowtruckle demostró que, aunque fuera pequeño, su valentía y amor por el bosque eran más grandes que cualquier amenaza.

Conclusión:

Thalios comprendió que, aunque las amenazas pudieran ser grandes y peligrosas, con la ayuda de sus amigos y la conexión con la naturaleza, cualquier obstáculo podía superarse. El Árbol Vitalizante siguió creciendo y nutriendo el bosque, y Thalios continuó siendo su guardián fiel, siempre atento a proteger lo que más amaba.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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