Cuentos de Fantasía

El nombre mágico de Toño y Mary

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos, dos niños muy especiales. Uno de ellos se llamaba Antonio, pero todos lo conocían como Toño. La otra era María, pero a ella le decían Mary. A los dos niños les gustaba jugar juntos todo el día, correr por los campos, trepar árboles y nadar en el río que pasaba cerca de sus casas.

Sin embargo, había algo que les incomodaba mucho. No les gustaba que los llamaran por su nombre completo. Cada vez que alguien les decía «Antonio» o «María», ellos hacían una mueca de disgusto. Para ellos, esos nombres sonaban demasiado serios y aburridos.

—»Antonio» suena a nombre de adulto —decía Toño—. No me gusta. ¡Prefiero que me llamen Toño!

—»María» es demasiado común —respondía Mary—. Me gusta más cómo suena «Mary», es más divertido.

Así que ambos evitaban por todos los medios que los llamaran por sus nombres completos. Si alguien lo hacía, se apresuraban a corregirlo: «¡Llámenme Toño!» o «¡Soy Mary!».

Un día, mientras paseaban por el bosque, se detuvieron en su lugar favorito: un claro lleno de flores que brillaban bajo el sol. Estaban sentados bajo un gran árbol, hablando sobre las aventuras que querían vivir cuando crecieran.

—Cuando sea grande, viajaré por el mundo —dijo Toño con entusiasmo—. Y todos me conocerán como el intrépido Toño.

—Yo seré una exploradora famosa —añadió Mary—. ¡Y me llamarán Mary, la valiente!

Justo en ese momento, un destello rojo apareció en el cielo. Ambos niños alzaron la vista, sorprendidos, y vieron que algo volaba hacia ellos. Era un pájaro de plumaje rojo brillante, tan hermoso que parecía salido de un cuento de hadas. Sus alas brillaban con la luz del sol, y sus ojos eran pequeños puntos negros llenos de sabiduría.

El pájaro aterrizó suavemente frente a ellos, mirándolos con curiosidad.

—¡Hola, niños! —dijo el pájaro con una voz suave pero clara—. He venido a hablar con ustedes sobre algo muy importante: sus nombres.

Toño y Mary se miraron, sorprendidos de que un pájaro pudiera hablar. Pero, después de todo, estaban en un bosque lleno de magia, así que no les pareció tan extraño.

—¿Nuestros nombres? —preguntó Mary, inclinando la cabeza—. ¿Qué tienen de especial?

El pájaro rojo sonrió, aunque era difícil saberlo con su pico rígido.

—Sus nombres son más especiales de lo que imaginan —respondió el pájaro—. Son una parte importante de quiénes son. Los nombres completos, como Antonio y María, tienen un poder que no pueden ver, pero que los acompaña a todas partes. ¿Quieren saber por qué?

Los dos niños asintieron con curiosidad. El pájaro continuó:

—Un nombre completo es como un mapa que les dice a los demás quiénes son. Cuando los llaman por su nombre, están reconociendo todo lo que ustedes son: su historia, su familia, sus sueños. Toño y Mary son formas bonitas y cortas de sus nombres, pero Antonio y María tienen un significado que va más allá de lo que pueden ver.

—Pero «Antonio» suena tan serio —protestó Toño—. Y «María» es un nombre que tienen muchas niñas —añadió Mary.

El pájaro rio suavemente y sacudió sus plumas.

—Eso es porque no han visto la magia detrás de sus nombres completos —dijo el pájaro—. ¿Sabían que los nombres pueden hacerlos sentir más fuertes y seguros? Cada vez que alguien los llama por su nombre completo, les están recordando lo valiosos que son, lo especiales que son para el mundo.

Toño y Mary se quedaron en silencio, pensando en lo que el pájaro les había dicho.

—¿Quieres decir que «Antonio» me hace especial? —preguntó Toño.

—Exactamente —respondió el pájaro—. Antonio significa «valiente» y «fuerte», y cada vez que alguien te llame así, te estará recordando esas cualidades.

—¿Y «María»? —preguntó Mary.

—María es un nombre que ha sido usado por personas importantes en la historia, y representa bondad y sabiduría. Cada vez que te llamen María, te estarán recordando lo generosa y lista que eres.

Los niños se miraron. Nunca habían pensado en sus nombres de esa manera. Siempre los habían visto como algo aburrido y demasiado serio, pero ahora comenzaban a entender que sus nombres completos eran parte de ellos, como su sonrisa o la manera en que corrían tan rápido por los campos.

—Entonces… —dijo Toño lentamente—. ¿Deberíamos empezar a usar nuestros nombres completos?

—Pueden usar el nombre que prefieran —dijo el pájaro—, pero nunca olviden el valor que tienen sus nombres completos. Son un reflejo de todo lo que ustedes son y todo lo que pueden llegar a ser.

Toño y Mary sonrieron. De repente, ya no les parecía tan malo que los llamaran Antonio y María. En lugar de sonar aburrido, les sonaba fuerte y especial.

—Gracias, pájaro rojo —dijo Mary, inclinando la cabeza—. Nos has enseñado algo muy importante.

—Sí, gracias —añadió Toño—. Ahora entiendo por qué mi nombre es especial.

El pájaro rojo extendió sus alas y se preparó para volar.

—Siempre recuerden que sus nombres son un tesoro —dijo mientras se elevaba hacia el cielo—. Cuídenlos, porque son una parte única de ustedes.

Los niños se quedaron mirando cómo el pájaro desaparecía entre las nubes. Luego, se levantaron y comenzaron a caminar de regreso a casa, con una nueva apreciación por sus nombres.

—Sabes, Antonio suena bien después de todo —dijo Toño, sonriendo.

—Sí, y María es un nombre muy bonito —respondió Mary.

Y así, los dos niños regresaron a su pueblo, sabiendo que llevarían consigo no solo sus apodos, sino también el valor de sus nombres completos, porque entendieron que un nombre es más que solo palabras: es una parte importante de quiénes somos.

Conclusión:

Desde ese día, Toño y Mary supieron que sus nombres completos eran tan importantes como ellos mismos. Aprendieron que un nombre es algo que nos identifica, nos da fuerza y nos acompaña en cada paso de nuestra vida.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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