Había una vez en un pequeño pueblo, dos amigos llamados Lola y Pepe. Lola era una niña alegre con dos coletas y vestía un vestido colorido. Pepe, su mejor amigo, era un niño curioso con el cabello corto y siempre llevaba un atuendo divertido. Un día, mientras jugaban en el jardín, encontraron una puerta secreta en el viejo cobertizo. La puerta brillaba con una luz dorada y, sin pensarlo dos veces, decidieron abrirla.
Al cruzar la puerta, se encontraron en una cocina mágica llena de utensilios que bailaban y cantaban. Había frutas y verduras que reían y jugaban, y en el centro de la cocina había dos personajes muy especiales: Platanín, un plátano amistoso con una gran sonrisa y ojos saltones, y Potato, una patata redonda con brazos y piernas diminutos y una cara feliz.
Lola y Pepe estaban asombrados. «¡Hola, bienvenidos a nuestra cocina mágica!» dijo Platanín. «Aquí, la comida cobra vida y juntos creamos deliciosos platos llenos de emociones.» Potato asintió con entusiasmo y agregó: «Sí, cada receta aquí no solo sabe bien, sino que también te hace sentir algo especial.»
Lola y Pepe estaban emocionados y querían aprender más. Platanín y Potato les mostraron una gran mesa con ingredientes mágicos. «Hoy vamos a hacer una ensalada de felicidad,» dijo Platanín. «Primero, necesitamos recoger las lechugas risueñas del jardín de la alegría.» Todos salieron al jardín y encontraron lechugas que reían y brillaban. Lola y Pepe las recogieron con cuidado y las llevaron de vuelta a la cocina.
«Ahora, necesitamos zanahorias contentas,» dijo Potato. Pepe encontró una fila de zanahorias que saltaban alegremente en un rincón. Con mucho cuidado, las desenterró y las llevó a la mesa. «Para terminar, necesitamos tomates juguetones,» dijo Platanín. Lola vio unos tomates que hacían piruetas y los atrapó, riendo junto a ellos.
De vuelta en la cocina, comenzaron a preparar la ensalada. Platanín y Potato les enseñaron cómo cortar y mezclar los ingredientes. Mientras lo hacían, cantaban una canción feliz que hacía que toda la cocina se llenara de alegría. Al terminar, la ensalada brillaba con colores vivos y emanaba una fragancia deliciosa.
«¡Hora de probarla!» exclamó Platanín. Lola y Pepe tomaron un bocado y, de inmediato, sintieron una ola de felicidad. «¡Esto es increíble!» dijo Lola. «Nunca había probado algo tan delicioso y alegre.» Pepe asintió, sonriendo de oreja a oreja. «Esta ensalada realmente te hace sentir feliz.»
Después de la ensalada, Platanín y Potato les mostraron cómo hacer una sopa de calma con calabazas serenas y una pizza de amistad con ingredientes que fomentaban la unión. Cada plato tenía un efecto mágico y especial, haciendo que Lola y Pepe se sintieran más conectados y llenos de emociones positivas.
Mientras cocinaban, Platanín les explicó: «Cada ingrediente en esta cocina mágica tiene un propósito. Nos enseña que la comida no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Cocinar con amor y alegría puede transformar cualquier plato en algo realmente especial.» Potato agregó: «Y cuando compartimos estos platos con amigos y familia, compartimos también las emociones y el amor que pusimos en ellos.»
Lola y Pepe estaban maravillados. Pasaron el día entero cocinando y aprendiendo nuevas recetas mágicas. Prepararon una torta de risas con fresas chistosas y un batido de sueños con arándanos soñadores. Cada plato era una nueva aventura y cada emoción una nueva experiencia.
Al final del día, Platanín y Potato les dijeron que podían regresar a la cocina mágica siempre que quisieran, pero les pidieron que compartieran lo que habían aprendido con los demás. «Lleven la magia de la cocina a sus hogares y hagan que cada comida sea especial,» dijo Platanín. «Sí, cocinen con amor y alegría, y verán cómo cada plato puede transformar un día,» añadió Potato.
Lola y Pepe agradecieron a sus nuevos amigos y prometieron volver pronto. Salieron de la cocina mágica con el corazón lleno de emociones y el estómago lleno de delicias. Al cruzar la puerta de regreso al jardín, se dieron cuenta de que habían vivido una experiencia única que jamás olvidarían.
Esa noche, Lola y Pepe decidieron preparar la cena para sus familias usando lo que habían aprendido. Hicieron la ensalada de felicidad, la sopa de calma y la pizza de amistad. Sus padres estaban sorprendidos y emocionados al ver lo que habían preparado. «Esto es increíble, chicos. ¡Gracias por compartir esto con nosotros!» dijeron sus padres.
Lola y Pepe sonrieron, sabiendo que habían traído un poco de la magia de la cocina a sus hogares. Y así, cada día, siguieron cocinando con amor y alegría, haciendo que cada comida fuera una nueva aventura llena de emociones y sabores.
Y así fue como Lola, Pepe, Platanín y Potato vivieron muchas aventuras más en la cocina mágica, enseñando a todos que la verdadera magia de la comida está en el amor y la alegría con que se prepara y se comparte.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.