En una pequeña ciudad, había una escuela llena de niños normales. En esa escuela estudiaban cinco amigas inseparables: Nahiara, Ivanka, Romina, Ebelyn y Julieta. Cada una tenía su propia personalidad y habilidades especiales que las hacían únicas. Nahiara era valiente, con su cabello corto y castaño; Ivanka, inteligente, siempre llevaba su cabello rubio en una coleta; Romina, amable, con su larga cabellera negra; Ebelyn, alegre, con sus rizos rojos siempre en movimiento; y Julieta, astuta, con su cabello liso y castaño oscuro.
Un día, mientras todas asistían a sus clases, sucedió algo inesperado. El cielo se oscureció y un temblor sacudió el suelo. De repente, gigantescos seres llamados Titanes aparecieron en el horizonte. Eran enormes y aterradores, y sin previo aviso, comenzaron a atacar la escuela. Los Titanes eran tan grandes que con solo unos pocos pasos alcanzaron el edificio y empezaron a comer a los estudiantes.
El caos reinaba por todas partes. Los niños corrían y gritaban, tratando de escapar de los Titanes. Nahiara, Ivanka, Romina, Ebelyn y Julieta, viendo el peligro, se agarraron de las manos y buscaron una forma de salir del edificio sin ser vistas. Con el corazón latiendo rápidamente, lograron escabullirse por una puerta trasera y se dirigieron hacia el bosque cercano, donde los Titanes no podían alcanzarlas.
Después de correr por lo que parecieron horas, las cinco amigas se detuvieron para recuperar el aliento. Se miraron con lágrimas en los ojos, pero sabían que tenían que mantenerse fuertes. Eran las únicas sobrevivientes de su escuela y tenían que encontrar un lugar seguro.
—Tenemos que seguir adelante y encontrar ayuda —dijo Nahiara, limpiándose las lágrimas—. No podemos dejar que los Titanes nos atrapen.
—Sí, pero ¿a dónde vamos? —preguntó Ivanka, preocupada.
—Podríamos intentar llegar al país vecino —sugirió Julieta—. He escuchado que allí tienen un ejército que podría protegernos.
Con una nueva determinación, las chicas decidieron dirigirse al país vecino. Sabían que el viaje sería largo y peligroso, pero no tenían otra opción. Mientras caminaban por el bosque, se encontraron con diferentes desafíos. Tuvieron que cruzar ríos caudalosos, escalar colinas empinadas y evitar a los animales salvajes que merodeaban en la noche.
Cada una de ellas utilizó sus habilidades para superar los obstáculos. Nahiara lideraba el camino con su valentía, enfrentando los peligros sin dudar. Ivanka usaba su inteligencia para encontrar las mejores rutas y solucionar problemas. Romina mantenía el ánimo del grupo con su amabilidad y palabras de aliento. Ebelyn, siempre alegre, hacía reír a sus amigas incluso en los momentos más difíciles. Y Julieta, con su astucia, ideaba estrategias para evitar a los enemigos y mantenerse a salvo.
Un día, mientras atravesaban un desierto, se encontraron con un anciano sabio que vivía en una pequeña cabaña. El anciano les ofreció agua y comida, y les preguntó qué las había llevado hasta allí. Las chicas le contaron sobre los Titanes y su búsqueda de un lugar seguro.
—He oído hablar de esos Titanes —dijo el anciano, asintiendo con la cabeza—. Son criaturas antiguas y poderosas. Pero hay una manera de detenerlos. En las montañas lejanas, hay una cueva que contiene una piedra mágica. Esa piedra tiene el poder de controlar a los Titanes y devolver la paz a su tierra.
Las chicas se miraron entre sí, sintiendo una chispa de esperanza.
—¿Cómo podemos encontrar esa cueva? —preguntó Romina.
—Deberán seguir el río hasta su origen en las montañas —explicó el anciano—. Allí encontrarán la entrada a la cueva. Pero tengan cuidado, el camino no será fácil.
Agradecidas por la información, las chicas decidieron seguir el consejo del anciano. Continuaron su viaje, siguiendo el curso del río. El camino era difícil y agotador, pero sabían que no podían rendirse. Cada paso que daban las acercaba más a su objetivo.
Finalmente, después de muchos días de viaje, llegaron a las montañas. Las cimas nevadas se alzaban ante ellas, imponentes y majestuosas. Siguieron el río hasta su origen y encontraron una entrada oculta entre las rocas. Con valentía, se adentraron en la cueva, iluminada por una luz mágica que parecía provenir de la piedra que buscaban.
Dentro de la cueva, encontraron la piedra mágica, brillando con una luz intensa. Sin embargo, no estaban solas. Un grupo de Titanes las había seguido y ahora bloqueaba la salida de la cueva.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.