En una pequeña ciudad llamada Aldea Arcoíris, donde los árboles estaban llenos de luces brillantes y las calles estaban cubiertas de un suave manto de nieve, vivía una niña llamada Emma. Emma era una niña curiosa y siempre estaba buscando aventuras. Tenía una gran imaginación y, con su inseparable amigo, un perrito llamado Coffee, disfrutaba de explorar cada rincón de su vecindario. Coffee era un perrito muy especial. Tenía un pelaje marrón con manchas blancas y siempre parecía tener una sonrisa en su cara, como si supiera que la vida estaba llena de maravillas.
Era diciembre, el mes más mágico del año, y la Navidad estaba a solo unos días. Emma estaba emocionada porque había escuchado historias sobre cómo, en la noche de Navidad, los sueños podían hacerse realidad. En la escuela, sus compañeros hablaban de la llegada de Santa Claus y de los regalos que traía, pero Emma soñaba con algo más grande: quería vivir una aventura mágica que nunca olvidaría.
Una tarde, mientras jugaba en el parque con Coffee, Emma notó algo extraño en la base de un gran árbol de Navidad. Era un pequeño portal brillante que parecía pulsar con luz dorada. La curiosidad de Emma fue más fuerte que cualquier temor. Se agachó para mirar más de cerca y, de repente, el portal se abrió por completo, arrojando un chorro de luz que parecía invitarla a entrar.
—¡Vamos, Coffee! —exclamó Emma, llenándose de valentía. Coffee ladró alegremente, como si supiera que estaban a punto de vivir una gran aventura. Juntos se lanzaron dentro del portal.
Al otro lado, se encontraron en un lugar mágico lleno de colores vibrantes. Había árboles que hablaban, flores que bailaban y una nieve que brillaba como diamantes. Emma miró a su alrededor y se dio cuenta de que allí todo era posible. De repente, un pequeño elfo se acercó a ellos. Tenía orejas puntiagudas y una sonrisa amable.
—¡Hola! ¡Soy Tilly, el elfo de la Navidad! —dijo saltando alegremente—. ¡Bienvenidos a la Tierra de los Sueños Navideños! ¿Están listos para vivir una aventura?
Emma y Coffee se miraron con asombro. Emma no podía creer lo que escuchaba. Había llegado a un lugar que era la esencia misma de la Navidad.
—¡Sí! ¡Estamos listos! —respondió Emma emocionada.
Tilly llevó a Emma y Coffee a un hermoso pueblo donde todas las casas estaban decoradas con luces brillantes y guirnaldas de colores. Los habitantes del pueblo eran criaturas mágicas, como hadas, gigantes amigables y animales que hablaban. Cada uno de ellos estaba ocupado preparando la gran celebración de la Navidad.
—Esta noche es especial —explicó Tilly—. Se celebra la Fiesta de los Sueños, donde todos los deseos se pueden cumplir.
Emma sintió que su corazón se llenaba de alegría. Ella había soñado con esta aventura y ahora estaba a punto de vivirla. Tilly les ofreció un recorrido por el pueblo mágicamente iluminado. Pasaron por una fábrica de juguetes donde los elfos trabajaban sin parar, haciendo muñecos, pelotas y hasta trenes de madera. Emma se detuvo a observar cómo se ensamblaban los juguetes y su risa se escuchaba mientras los elfos cantaban alegres villancicos.
—¿Podemos ayudar? —preguntó Emma con entusiasmo.
—¡Por supuesto! —respondió uno de los elfos—. ¡Todo el apoyo es bienvenido!
Así que Emma y Coffee se unieron a los elfos en la fábrica, y por un buen rato, ayudaron a pintar juguetes, envolver regalos y preparar sorpresas para los niños de todo el mundo. Coffee incluso se convirtió en el mejor ayudante, corriendo de un lado a otro, trayendo herramientas y alegrando a todos con su energía.
Después de un rato, Tilly llevó a Emma y Coffee a una gran plaza en el centro del pueblo, donde se estaba organizando un concurso de cartas a Santa. Todos los niños de la Tierra de los Sueños Navideños habían escrito sus deseos y estaban atados a globos de colores que volaban hacia el cielo.
—Cada deseo se cumplirá esta noche —explicó Tilly—. ¿Cuál es tu deseo, Emma?
Emma pensó en lo que más deseaba en su corazón. No quería un regalo material, sino compartir momentos especiales con su familia y amigos. Quería que todos sintieran la misma alegría que ella estaba experimentando.
—Quiero que cada niño y niña reciba un regalo que haga que sus corazones se llenen de felicidad —dijo con sinceridad.
Tilly sonrió y asintió con la cabeza, mientras los globos de deseos se elevaban hacia el cielo estrellado.
Después de ayudar en la fábrica y participar en el concurso de cartas, era hora de prepararse para la gran celebración de esa noche. Tilly llevó a Emma y Coffee a un taller de moda donde las hadas estaban creando trajes espectaculares para la Fiesta de los Sueños. Las hadas eran expertas en hacer que las telas brillaran y cambiaran de color con solo un toque.
—¿Te gustaría probarte uno? —preguntó una de las hadas mientras sostenía un hermoso vestido que brillaba como el sol.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.