En el tranquilo y pintoresco barrio de Mirador de Estrellas, tres hermanos gatos con pelaje esponjoso y tres ojos cada uno, vivían aventuras que desafiaban la lógica del tiempo y el espacio. Yuki, Mich y Satanas no eran gatos comunes; heredaron de su madre la mágica capacidad de viajar a través del tiempo y el espacio, una habilidad que se activaba mientras dormían.
Una noche, bajo el cielo estrellado que parecía susurrar secretos ancestrales, los tres hermanos se acurrucaron juntos en su cesta de mimbre. Con los ojos cerrados y sus colas entrelazadas, comenzaron a soñar. Pero esa noche, sus sueños los llevaron más lejos de lo que jamás habían imaginado.
Se encontraron en una isla flotante que orbitaba alrededor de un planeta distante, cubierto de vegetación exótica y cielos que lloraban lágrimas mágicas. Estas lágrimas, al tocar la superficie, no solo nutrían la tierra, sino que también emitían una luz tenue y melodías suaves. Fascinados, los hermanos exploraron este nuevo mundo, maravillados por sus descubrimientos. Sin embargo, no estaban solos.
Los alienígenas que habitaban la isla eran criaturas de apariencia etérea, con grandes ojos curiosos y cuerpos que destellaban con colores cambiantes según su estado de ánimo. Al principio, los alienígenas observaban desde la distancia, intrigados por los visitantes felinos. Yuki, la más valiente, se acercó a uno de ellos, intentando comunicarse. Los alienígenas, aunque amistosos, no entendían el lenguaje de los gatos, pero compartieron con ellos frutas exóticas y les mostraron los misterios de la isla.
Pronto, los hermanos se dieron cuenta de que, aunque este mundo era fascinante, no sabían cómo regresar a casa. Cada intento de despertar de su sueño los llevaba a otro rincón de la isla, más lejos del lugar donde habían llegado. Mich, el más analítico, sugirió que debían encontrar el origen de las lágrimas mágicas, pensando que tal vez ese sería el camino de regreso.
Juntos, emprendieron un viaje hacia la montaña más alta de la isla, donde se decía que las lágrimas comenzaban su caída. Durante su ascenso, enfrentaron desafíos como ríos de lágrimas que fluían con la fuerza de torrentes y plantas que cantaban en lenguas olvidadas, tratando de desviarlos de su camino.
Al llegar a la cima, descubrieron un antiguo cristal suspendido en el aire, fuente de todas las lágrimas mágicas. Este cristal, al ser tocado por los seres de buen corazón, concedía deseos. Satanas, con su característica audacia, fue el primero en acercarse. Con un suave toque de su pata, pidió el deseo de regresar a casa con sus hermanos.
Instantáneamente, el cielo se iluminó con colores aún más vivos, y una cascada de lágrimas mágicas envolvió a los hermanos. En un parpadeo, se encontraron de nuevo en su cesta de mimbre, justo a tiempo para escuchar los primeros cantos de los pájaros del amanecer en Mirador de Estrellas.
Con el sol asomando entre las cortinas, Yuki, Mich y Satanas se miraron entre sí, preguntándose si todo habría sido un sueño, pero al mirar a su alrededor, encontraron pequeñas perlas brillantes, lágrimas mágicas, esparcidas alrededor de su cesta. Cada perla era un recordatorio de su increíble viaje y la promesa de que, mientras estuvieran juntos, no había sueño ni realidad que no pudieran explorar.
Agradecidos por su regreso y emocionados por sus futuras aventuras, los tres hermanos pasaron el día contando historias de su viaje a los vecinos curiosos y planeando su próxima escapada nocturna. Sabían que, en este vasto universo de sueños y tiempo, siempre habría una nueva historia esperando ser descubierta. Y así, con la promesa de incontables aventuras por venir, Yuki, Mich y Satanas cerraron sus ojos esa noche, listos para soñar una vez más.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.