Cayetana era una niña de cabellos rizados y ojos llenos de sueños. Desde que era muy pequeña, le encantaban las hadas. Leía libros sobre ellas, dibujaba sus siluetas brillantes y soñaba con ver una en la vida real.
Una noche, mientras Cayetana dormía, sintió una brisa fresca en su cara y escuchó un canto suave y melódico. Al abrir los ojos, se encontró en un bosque encantado. Flores luminosas, mariposas brillantes y pequeños seres con alas revoloteaban por todos lados.
Una hada de cabellos plateados se acercó a ella y le dijo: «Bienvenida, Cayetana, al País de las Hadas. Hemos escuchado mucho sobre tu amor por nosotros y te hemos traído aquí para vivir una aventura mágica».
Cayetana no podía creer lo que veía. Se encontraba en el lugar que siempre había soñado. Las hadas la llevaron a su ciudad hecha de pétalos y gotas de rocío, donde todo brillaba con luz propia.
El País de las Hadas escondía un secreto. Las hadas necesitaban a alguien con un corazón puro para convertirse en su nueva reina y proteger el bosque mágico. Y Cayetana, con su amor y admiración por las hadas, era la candidata perfecta.
Para convertirse en hada, Cayetana debía pasar por tres pruebas. La primera, aprender a volar. Con la ayuda de las hadas, Cayetana aprendió a desplegar unas pequeñas alas y volar entre los árboles.
La segunda prueba era aprender el canto mágico que mantenía el bosque vivo. Durante días, Cayetana practicó la melodía hasta que pudo cantarla con perfección.
La última prueba era la más difícil. Cayetana tenía que demostrar su amor por las hadas y el bosque. Al ver que un pequeño ser del bosque estaba en peligro, Cayetana no dudó en ayudarlo, demostrando su valentía y bondad.
Las hadas, al ver su coraje y amor, decidieron que Cayetana era digna de ser su reina. Con una ceremonia mágica, le otorgaron el título de «Reina de las Hadas».
Cayetana gobernó el País de las Hadas con amor y justicia, protegiendo el bosque y a sus habitantes. Pero un día, sintió nostalgia por su hogar y las hadas, en agradecimiento, la llevaron de regreso a su mundo.
Conclusión:
Aunque Cayetana regresó a su hogar, siempre llevó consigo la magia del País de las Hadas. Aprendió que con amor, valentía y un poco de magia, todo es posible.
