En un reino muy lejano, gobernado por la bondad y la magia, vivía una princesa llamada Elara. Se decía que Elara poseía una belleza sin igual, pero lo que realmente la hacía especial era su corazón generoso y su espíritu aventurero. A diferencia de las princesas de los cuentos de hadas que ella leía, Elara no tenía interés en pasar sus días esperando a un príncipe que la rescatara. Ella deseaba ser la heroína de su propia historia.
Una mañana, mientras paseaba por el bosque cercano al castillo, Elara se encontró con un sapo. Pero este no era un sapo cualquiera; llevaba una pequeña corona de oro y sus ojos brillaban con una luz inusual. «Princesa Elara,» comenzó el sapo con una voz que denotaba sabiduría y magia, «he sido hechizado por una bruja malvada. Solo un beso de una princesa de corazón puro puede romper este hechizo.»
Elara, sorprendida pero no asustada, contempló al sapo. Había escuchado estas historias, historias de princesas besando sapos y transformándolos en príncipes. Pero algo dentro de ella se resistía a seguir ese camino. «¿Y si en lugar de besarte, te ayudo a encontrar otra manera de romper tu hechizo?» Propuso Elara. El sapo, sorprendido por su oferta, asintió con cautela.
Así comenzó una aventura como ninguna otra. Elara y el sapo, a quien ella cariñosamente llamaba Renn, se embarcaron en un viaje a través de bosques encantados, montañas prohibidas y ríos misteriosos. Durante su viaje, Elara enfrentó criaturas mágicas, resolvió acertijos antiguos y descubrió poderes que ni siquiera sabía que poseía.
En cada paso, Elara y Renn se encontraban con nuevos amigos y aliados: un águila majestuosa con la capacidad de hablar, una hada traviesa que conocía los secretos de la bruja, y un caballero sin reino que buscaba redención. Juntos, formaron un equipo invencible.
Finalmente, llegaron a la guarida de la bruja malvada, oculta en el corazón de un volcán dormido. La batalla fue intensa, con Elara y sus amigos luchando valientemente contra la bruja y sus esbirros encantados. Con astucia y coraje, y gracias a la fuerza de su amistad, lograron derrotar a la bruja y encontrar el hechizo para liberar a Renn de su maldición.
Pero en el momento decisivo, Elara se detuvo. Miró a Renn, quien esperaba ansiosamente, y luego a sus amigos. «Renn,» dijo con una sonrisa, «he aprendido que la verdadera magia no viene de romper hechizos con besos. Viene de la valentía, la amistad y el amor. No necesitas cambiar para ser especial; ya lo eres.»
Renn, con lágrimas en sus ojos, se transformó. No en un príncipe, sino en su verdadera forma: un guardián mágico del bosque, hechizado para olvidar quién era. Elara había roto el hechizo, no con un beso, sino con una lección de amor y aceptación.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Bajo el Resplandor de un Cielo Estrellado y el Latir de un Corazón Mágico
El Arcoíris de los Sentimientos: Azul, Rojo, Gris y el Amarillo de la Felicidad
La Princesita Perdida en el Corazón del Bosque Encantado
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.