Cuentos de Hadas

Navi y el Encanto de las Telas

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un rincón mágico de Zaragoza, donde las calles antiguas se entrelazan con historias de antaño y la magia aún susurra entre los adoquines, vivía un hada textil muy especial llamada Navi. A diferencia de otras hadas, Navi no se ocupaba de las flores o las estrellas, sino de algo que consideraba igualmente importante: las telas.

Cada día, Navi recorría las calles de Zaragoza con su cesto de mimbre, lleno hasta el borde con las más finas y coloridas telas que uno pudiera imaginar. Había telas que brillaban como el sol de mediodía, telas suaves como el murmullo del viento, y telas cálidas como el abrazo de un ser querido.

Sin embargo, un día de otoño, mientras Navi se dirigía al colegio Zurita, un viento travieso comenzó a soplar por las calles. Era un viento juguetón, uno que revolvía los cabellos y las hojas por igual. Y, aunque Navi intentó proteger su precioso cesto, el viento era demasiado fuerte. En un abrir y cerrar de ojos, las telas se esparcieron por todos lados, creando un carrusel de colores que danzaban en el aire.

Los niños del colegio Zurita, al ver el espectáculo desde las ventanas, salieron corriendo para ayudar a Navi. Juntos, recogieron cada pieza de tela, riendo y jugando mientras lo hacían. Pero a medida que el hada observaba las telas, una sensación de tristeza la invadió. Aunque eran hermosas, se dio cuenta de que ninguna de ellas capturaba verdaderamente la esencia de la magia y la alegría que ella quería compartir.

Fue entonces cuando Navi tuvo una idea maravillosa. Pidió a los niños del colegio Zurita, quienes la habían ayudado con tanto entusiasmo, que crearan una tela nueva para ella. Una tela que no solo fuera hermosa a la vista, sino que también estuviera tejida con los sueños y la imaginación de los niños.

Los niños aceptaron el desafío con alegría. Con la guía de Navi, empezaron a trabajar en la tela más extraordinaria que Zaragoza jamás había visto. Usaron hilos que brillaban con los colores del arcoíris, adornaron la tela con patrones que narraban historias de aventuras y sueños, y le infundieron la calidez de sus corazones.

Días y noches pasaron, con los niños trabajando juntos en armonía. La risa y la alegría llenaban el aire, fortaleciendo el vínculo entre ellos y con Navi. Finalmente, después de mucho trabajo y amor, la tela estuvo terminada.

Cuando Navi vio la tela por primera vez, lágrimas de alegría brotaron de sus ojos. Era más hermosa de lo que jamás había imaginado. Cada parte de la tela contaba una historia, cada hilo llevaba la esencia de la amistad y la magia que había unido a todos en este proyecto.

Desde ese día, Navi ya no solo recorría las calles de Zaragoza con su cesto de telas; llevaba consigo la tela más especial de todas, un regalo de los niños del colegio Zurita. Y con esa tela, Navi creó un vestido que reflejaba toda la magia, la alegría y el amor que habían compartido.

El hada y los niños se convirtieron en grandes amigos, y Zaragoza se llenó de un poco más de magia y color cada día. La gente de la ciudad, al ver las maravillas que Navi creaba con la tela, recordaba la importancia de la imaginación, la creatividad y, sobre todo, la amistad.

Y así, Navi, el hada textil, con su cesto de mimbre y su vestido de sueños, continuó su camino, esparciendo alegría y magia por dondequiera que iba, siempre recordando el día en que el viento travieso le trajo el regalo más hermoso de todos: la unión y el cariño de los niños del colegio Zurita.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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