Cuentos de Humor

El Último Semestre

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Era un día soleado en la Universidad de Educación Inicial, y las risas resonaban por los pasillos mientras los estudiantes se preparaban para el final de su carrera. Entre ellos, cuatro amigas inseparables, Melli, Tati, Ro y Mara, se encontraban en su aula favorita, un lugar donde habían pasado innumerables horas de estudio, risas y, sobre todo, muchas anécdotas que contar.

Melli, la más risueña del grupo, tenía el cabello rizado y siempre llevaba unas coloridas gafas. Era conocida por su capacidad de encontrar humor en cualquier situación. Tati, con su alegre coleta, era la chispa del grupo, siempre lista para una broma o un comentario divertido. Ro, la más seria, siempre llevaba su cuaderno lleno de apuntes, mientras que Mara, la artista del grupo, no podía evitar mancharse de pintura mientras trabajaba en sus proyectos creativos.

Las chicas estaban a punto de enfrentarse a su último semestre, un momento que debería ser emocionante, pero también aterrador. «¿Se dan cuenta de que en solo unos meses estaremos graduadas?» exclamó Melli, mientras rebuscaba en su mochila. «¡Ya no más trabajos, ni exámenes, ni presentaciones!»

«Eso suena genial, pero también significa que debemos hacer el trabajo más difícil de todos: ¡nuestro proyecto final!» Tati recordó, rodando los ojos. «¿Cómo vamos a sobrevivir a eso?»

Ro, que estaba tomando notas, alzó la vista y dijo con una sonrisa: «Si logramos sobrevivir a las clases de matemáticas y a las exposiciones sobre pedagogía, esto será pan comido.»

Mara, por su parte, miró a sus amigas con seriedad. «Chicas, debemos planear bien nuestro proyecto. Necesitamos algo innovador que muestre todo lo que hemos aprendido en estos años. Algo que haga que nuestras profesoras se mueran de la risa.»

Las amigas comenzaron a discutir ideas, y pronto el aula se llenó de risas y propuestas absurdas. «¿Qué tal si hacemos un teatro de marionetas con nuestros muñecos favoritos? ¡Podemos incluir a todos los personajes que hemos creado a lo largo de la carrera!» sugirió Melli, entusiasmada.

Tati, no queriendo quedarse atrás, propuso: «O podríamos hacer un musical. ¡Imaginen un espectáculo con canciones sobre la educación infantil! Eso definitivamente sería algo que recordarían.»

Ro, con su estilo más metódico, intervino: «Está bien, pero debemos asegurarnos de que sea educativo. La idea es mostrar cómo la diversión puede ser parte del aprendizaje. No solo queremos hacer reír a nuestras profesoras, sino también demostrar lo que hemos aprendido.»

Finalmente, después de muchas risas y discusiones, decidieron combinar todas sus ideas. Crearían un teatro de marionetas musical, donde cada marioneta representaría un concepto importante en la educación inicial. «¡Esto será épico!» exclamó Tati, mientras empezaban a hacer un esbozo del proyecto.

El siguiente mes fue una montaña rusa de emociones. Con los trabajos de la universidad, sus familias y otros compromisos, el tiempo parecía escurrirse entre sus dedos. Melli, además de estudiar, trabajaba en una cafetería, y las noches se llenaban de café y estudios. Tati, siempre ocupada con sus actividades extracurriculares, intentaba equilibrar todo, pero a menudo terminaba haciendo las cosas a última hora.

Ro, con su naturaleza organizada, había tomado la delantera y había creado un calendario con todas las fechas de entrega. Sin embargo, un día, la presión se hizo demasiado. «¡No puedo más!» gritó mientras se tiraba sobre su cama. «Esto es una locura. ¿Cómo se supone que vamos a hacer todo esto?»

Mara, que siempre había sido el alma creativa del grupo, se acercó a ella y dijo: «Recuerda por qué elegimos esta carrera. Nos apasiona la educación y queremos hacer una diferencia. Sí, es difícil, pero juntas podemos lograrlo.»

Esa noche, se sentaron en la sala de estudio de Melli, rodeadas de libros, papeles y un montón de bocetos de marionetas. Con su energía renovada, comenzaron a crear las marionetas de papel maché, uniendo risas y un poco de locura en el proceso. Cada una hizo un personaje que representaba una parte del aprendizaje en la educación inicial: un libro que enseñaba palabras, un lápiz que mostraba la creatividad y un sol que representaba la alegría de aprender.

Conforme avanzaban, cada marioneta cobraba vida en sus manos, y las risas eran contagiosas. Melli, con su sentido del humor, empezó a improvisar diálogos cómicos para las marionetas, haciendo que sus amigas no pudieran parar de reír. «¿Y si el libro dice: ‘¡No me abrumes con tareas!'» bromeó, y todas estallaron en carcajadas.

Sin embargo, no todo era risa. Las chicas tenían que entregar otros trabajos y estudiar para los finales. Cada tarde se convertía en una carrera contra el tiempo. «No sé si llegaremos a tiempo para la presentación final,» suspiró Ro una tarde, viendo la larga lista de tareas que les quedaban por hacer.

«¿Y si hacemos un video divertido como parte de nuestra presentación?» sugirió Tati. «Podemos grabar un behind-the-scenes mientras creamos las marionetas y las ensayamos. Así, si algo sale mal en vivo, siempre podemos recurrir al video.»

Esa idea fue un gran alivio para el grupo. Decidieron que el video no solo mostraría su proceso creativo, sino también la amistad que las unía. Y así, cada día, mientras trabajaban, grababan momentos divertidos, como cuando Melli accidentalmente hizo que una marioneta volara por la habitación.

Un día, mientras grababan, sucedió algo inesperado. Melli estaba haciendo una broma sobre cómo un libro se niega a ser leído, cuando de repente, el libro real de texto que usaban como referencia se cayó de la mesa. Las chicas comenzaron a reír a carcajadas, y Tati, entre risas, dijo: «¡Mira! ¡Incluso los libros quieren un descanso!»

Con cada risa y cada nuevo intento, la presión que habían sentido comenzó a desvanecerse. Pronto, se dieron cuenta de que estaban disfrutando del proceso, a pesar de las dificultades. Con el apoyo de sus amigas, aprendieron que el trabajo duro podía ser divertido y gratificante.

Finalmente, llegó el día de la presentación. El aula estaba llena de estudiantes y profesores, todos expectantes. Melli, Tati, Ro y Mara se miraron nerviosamente antes de comenzar. «¿Estamos listas?» preguntó Mara, con una mezcla de emoción y nervios.

«¡Claro que sí!» respondió Tati, sonriendo. «Hagamos que se rían.»

El teatro de marionetas comenzó con un guion improvisado, donde cada personaje interactuaba con un humor encantador. El libro se quejaba de no ser leído, el lápiz dibujaba locuras en el aire, y el sol brillaba con alegría mientras les enseñaba a todos a ser felices aprendiendo.

La presentación fue un éxito rotundo. Risas llenaron el aula, y las chicas se sintieron más cómodas a medida que avanzaban. El video detrás de las escenas fue la cereza del pastel, mostrando momentos graciosos y la amistad que habían cultivado a lo largo de su carrera.

Al final, las profesoras las felicitaron por su creatividad y trabajo en equipo. «Hicieron un gran trabajo, no solo en la presentación, sino en cómo se apoyaron mutuamente durante todo este tiempo,» dijo una de las profesoras, sonriendo. «Esto es lo que realmente significa ser educadora.»

Las chicas, emocionadas y aliviadas, celebraron su éxito. «¡Lo logramos! ¡Estamos a un paso de graduarnos!» gritó Melli, mientras las cuatro se abrazaban, riendo y disfrutando del momento.

Después de meses de trabajo duro, finalmente se dieron cuenta de que valió la pena cada sacrificio. No solo se habían convertido en mejores estudiantes, sino también en mejores amigas. La amistad que habían cultivado a lo largo de la carrera les había enseñado el valor del apoyo mutuo, la risa y el amor por la enseñanza.

Con la graduación a la vuelta de la esquina, cada una de ellas se sentía lista para enfrentar el futuro. «Nunca olvidaré estos momentos,» dijo Ro con una sonrisa. «Son los mejores recuerdos de mi vida.»

«Y lo que hemos aprendido nos acompañará siempre,» agregó Mara, mientras miraba a sus amigas con cariño.

El viaje de Melli, Tati, Ro y Mara a través de la universidad había estado lleno de desafíos, risas y crecimiento. A medida que se acercaban a su graduación, comprendieron que la educación no solo se trataba de libros y exámenes, sino de las conexiones humanas que formaban en el camino. Al final, la amistad, el humor y la dedicación fueron los verdaderos ingredientes que las llevaron al éxito. Y así, con corazones alegres y una amistad inquebrantable, se prepararon para dar el siguiente paso en sus vidas, listas para ser las educadoras que siempre soñaron ser.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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