Cuentos de Princesas

La Estrella Brillante de El Guindo

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño reino situado entre montañas y bosques frondosos, vivía una joven princesa llamada Allison. Era conocida en todo el reino no solo por su belleza, sino también por su bondad y generosidad. A menudo, pasaba sus días ayudando a los necesitados y cuidando de los animales del bosque. Sin embargo, aunque disfrutaba de sus deberes como princesa, sentía un profundo anhelo por la aventura y el descubrimiento.

Un día, mientras paseaba por el jardín del palacio, Allison vio algo inusual en el cielo. Una estrella brillante que parpadeaba más intensamente que cualquier otra. Era tan hermosa que la princesa no podía apartar la mirada de ella. La estrella parecía estar enviándole un mensaje, y su corazón latía con emoción. Sin pensarlo dos veces, decidió que debía encontrar la manera de acercarse a esa estrella. Así nació en ella un deseo ardiente de aventura.

Al caer la noche, cuando el palacio estaba silencioso y la luna iluminaba el mundo con su luz plateada, Allison se escabulló de su habitación. Se vistió con un sencillo vestido de viaje y se calzó unas botas cómodas. Sabía que no podía ir sola, así que decidió llevar consigo a su fiel amigo, un joven duende llamado Tilo. Tilo era un pequeño ser de orejas puntiagudas y ojos brillantes, lleno de energía y alegría. Siempre estaba dispuesto a ayudar a Allison en sus locuras, y esta no sería la excepción.

—¿A dónde vamos, Princesa? —preguntó Tilo mientras brincaba junto a ella.

—He visto una estrella brillante en el cielo, Tilo. Debemos ir a buscarla —respondió Allison, con entusiasmo en su voz.

Los dos iniciaron su viaje hacia el bosque, donde se decía que había una antigua leyenda sobre un árbol mágico llamado El Guindo. Este árbol, según contaban, era el lugar donde las estrellas descendían para conversar con los humanos. Emprendieron el camino, guiados por la luz de la luna y sus propios corazones llenos de esperanza.

Mientras caminaban, fueron escuchando los sonidos de la noche: el canto de los grillos, el susurro del viento entre los árboles, y el lejano murmullo de un arroyo. De repente, encontraron a un misterioso anciano que se le estaba haciendo difícil cruzar un pequeño riachuelo. Se trataba de un sabio conocido como el viejo Hugo, que a menudo compartía historias sobre el reino.

—¿Te gustaría que te ayudáramos, señor? —preguntó Tilo, acercándose al anciano.

—Eso sería un gran gesto, pequeños. Mi edad ya no me permite saltar como solía hacerlo —respondió Hugo sonriendo.

Allison y Tilo ayudaron al anciano a cruzar el riachuelo, y en agradecimiento, él les ofreció un consejo.

—Si realmente buscan la estrella brillante, deben recordar que a menudo las cosas más valiosas no están donde uno espera encontrarlas. Nunca pierdan de vista lo que realmente significa ser valioso —dijo Hugo antes de seguir su camino.

Las palabras del anciano resonaron en la mente de Allison mientras continuaban su viaje. Poco después, encontraron el árbol El Guindo, que se alzaba majestuosamente en un claro del bosque. Sus ramas estaban adornadas con flores que brillaban como estrellas y su tronco era tan ancho que varios adultos tendrían dificultades en abrazarlo.

—¡Mira, Allison! —exclamó Tilo—. ¡Es hermoso!

Sin perder tiempo, Allison se acercó al árbol y vio que en su base había un pequeño altar. Decidieron acercarse, y allí encontraron una pequeña caja de madera tallada con dibujos de constelaciones. Con cuidado, abrir la caja y, para su sorpresa, una nube de polvo dorado salió de ella, llenando el aire.

De repente, la estrella que había visto en el cielo comenzó a descender, tomando la forma de una hermosa niña con un vestido deslumbrante y una luz brillante que la rodeaba. Era Lira, la guardiana de las estrellas.

—¿Por qué han venido a buscarme? —preguntó Lira con una dulce voz que resonó en el aire.

Allison, asombrada, contestó con sinceridad:

—Vimos tu luz en el cielo y sentimos que tenías un mensaje para nosotros. Queríamos encontrarte.

Lira sonrió. —Mucha gente me busca por la belleza de mi luz, pero pocos comprenden mi verdadero propósito. Todas las estrellas tienen una historia, pero solo aquellos con un corazón puro pueden ver más allá de su resplandor.

—A veces olvidamos lo que es realmente importante —dijo Tilo—. Conocimos a un anciano que nos habló sobre el valor de las cosas.

La estrella guardiana asintió. —La verdadera felicidad y el valor no se encuentran en brillar intensamente, sino en iluminar la vida de los demás. Cada buena acción y cada gesto amable trae un nuevo destello al mundo.

Allison sintió que su corazón se llenaba de comprensión. Sabía que su vida como princesa, ayudando y cuidando de los demás, era valiosa en sí misma. Lira levantó una mano y, con un giro suave, creó un halo de luz que iluminó el bosque, mostrando caminos que antes estaban ocultos.

—Recuerden, siempre habrá estrellas que guiarán su camino, pero son ustedes quienes deben elegir cómo brillar en este mundo —dijo Lira antes de empezar a desvanecerse en una bruma dorada.

Allison y Tilo miraron cómo la luz se desvanecía, llevándose consigo el brillo del alma de la estrella, pero también se quedaron con una lección importante en sus corazones. Regresaron al castillo con un sentimiento renovado, y desde aquel día, Allison se comprometió a seguir brillando, no solo por ser una princesa, sino por ser un faro de luz y alegría para todos en su reino. La verdadera magia de la vida se encontraba en el amor, la bondad y en el valor que uno decide dar a sus acciones. Así, la estrella brillante de El Guindo se convirtió en un símbolo de inspiración que iluminó el corazón de todos los que conocieron la historia de la valiente princesa y su amigo Tilo.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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