Cuentos de Princesas

Un susurro de ira entre las estanterías de la biblioteca

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un reino muy lejano, una hermosa Princesa llamada Isabela. Ella vivía en un castillo lleno de torres altas y jardines floreados, donde las mariposas danzaban en el aire y los pájaros cantaban melodías alegres. Isabela era conocida por su dulce sonrisa y su amabilidad. Siempre ayudaba a los animales del bosque y compartía su alegría con todos los habitantes del reino.

Un día, la Reina, su madre, decidió que era hora de que Isabela aprendiera sobre la historia del reino y su familia. “Deberías visitar la biblioteca real, querida. Allí encontrarás libros llenos de aventuras y secretos que te ayudarán a conocer mejor nuestro pasado”, le dijo la Reina con ternura. Isabela, emocionada por la idea de descubrir historias de valientes caballeros y princesas encantadas, se dispuso a explorar la biblioteca.

Cuando llegó, los altos estantes de madera estaban cargados de libros antiguos, algunos con tapas doradas y otros con ilustraciones mágicas. Isabela recorrió los pasillos, tocando las cubiertas suaves de los libros y sintiendo que cada uno guardaba un cuento especial. De repente, escuchó un susurro que parecía venir de las estanterías más altas. “Shhh, no hagas ruido”, decía una voz suave y tenue. Isabela se detuvo, con curiosidad en sus ojos.

“¿Quién está ahí?”, preguntó Isabela, mirando hacia lo alto.

En ese instante, una pequeña figura salió volando de entre los libros. Era una diminuta hada llamada Lila. Tenía alas brillantes como el arcoíris y una sonrisa traviesa en su rostro. “¡Hola, Princesa! Soy Lila, el hada de la biblioteca. ¡Estoy aquí para ayudarte a encontrar el libro mágico que cambiará tu vida!”, exclamó Lila con entusiasmo.

Isabela no podía creer lo que oía. “¿Un libro mágico? ¿De verdad existe?” preguntó, fascinada.

“¡Sí! Pero no será fácil encontrarlo. Está escondido entre las páginas de muchos otros libros, y solo se revela a aquellos que demuestran coraje y amor”, explicó Lila. “Así que, ¿qué dices? ¿Estás lista para la aventura?”

Isabela asintió con determinación. “¡Estoy lista!”

Las dos comenzaron a explorar la biblioteca, buscando pistas que las llevaran al libro mágico. Lila guiaba a Isabela, señalando libros con extrañas insignias y ofreciendo acertijos que la Princesa debió resolver. Mientras investigaban, encontraron un libro llamado “Las Aventuras de la Valiente Princesa Clara”, que hablaba de una joven que luchó contra dragones y salvó a su pueblo. Isabela se sintió inspirada.

“¡Mira, Lila! Este libro cuenta la historia de una princesa como yo. ¡Debo aprender de ella!”, dijo Isabela, sonriendo con emoción. Sin embargo, cuando intentó abrir el libro, un viento fuerte sopló a través de la biblioteca, causando que los libros cayeran de las estanterías. Isabela se asustó un poco.

“¿Qué fue eso?”, preguntó nerviosamente.

“Parece que alguien no está contento con nuestra búsqueda”, murmuró Lila. “Puede que el espíritu de la biblioteca esté celoso. Vamos, tenemos que ser valientes.”

Las dos continuaron su búsqueda y pronto encontraron un libro que no estaba en la lista de Lila, titulado “El Susurro de la Ira”. Al abrirlo, un oscuro destello salió del libro y ante ellas apareció una sombra con ojos brillantes. Era el espíritu de la biblioteca, un antiguo guardián que se sentía olvidado y menospreciado.

“¿Por qué han invadido mi santuario?”, preguntó el espíritu con una voz retumbante. “¿Acaso creen que el conocimiento es solo un juego?”

Isabela, temiendo lo peor, respiró hondo y respondió con voz firme: “No, señor. Estamos buscando un libro mágico, y prometo que solo queremos aprender y vivir aventuras. Nunca querríamos ofender su espacio.”

El espíritu, sorprendido por la valentía de la joven Princesa, se detuvo a reflexionar. “¿Valor y amor por el conocimiento? Interesante. ¿Por qué debería dejar que sigan adelante?”

Lila, viendo la oportunidad, se acercó al espíritu y dijo: “Princesa Isabela y yo queremos aprender de su sabiduría, y les prometemos valorar y cuidar todo lo que nos enseñe. Si se siente olvidado, nosotros lo recordaremos. Juntos podemos hacer que la historia retumbe en todas partes.”

El espíritu pensó por un momento, sus ojos brillando con una luz más suave. “Si es así, les concederé una prueba. Deben encontrar el libro mágico mientras enfrentan sus miedos. Solo así demostrarán que realmente valoran la sabiduría.”

“¡Estamos listas para la prueba!” exclamó Isabela, su determinación aún más fuerte.

Juntos, el hada, la Princesa y el espíritu comenzaron a girar por la biblioteca, buscando pistas y enfrentando complicados acertijos. En cada rincón, Isabela se enfrentó a desafíos que la hicieron estremecer, pero también aprendió lecciones valiosas sobre la valentía y la importancia del conocimiento.

Finalmente, después de muchos esfuerzos, encontraron un libro brillante en la sección más alejada. Cuando Isabela lo abrió, una luz cálida llenó la biblioteca. Era el libro mágico que contenía historias de amor, valentía y amistad. Isabela sintió que los relatos empezaban a danzar en su mente, y reconoció que cada uno de ellos podía también tocar el corazón de otros.

El espíritu, ahora sonriendo, se dio cuenta de que no estaba más solo. “Gracias, Princesa y Lila, por recordarme que el conocimiento es un tesoro que se comparte. Ahora sé que estoy en buenas manos”, dijo, disipando su ira.

Isabela y Lila, felices por haber superado los retos y haber aprendido juntos, prometieron cuidar y compartir las historias de la biblioteca con todos en el reino.

Y así, el espíritu de la biblioteca se convirtió en su amigo, y cada uno de los relatos que contaron añadió magia a su vida, uniendo corazones y formando lazos. Isabela comprendió que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay un destello de luz y esperanza si se tiene el valor de buscarlo. Desde aquel día, la biblioteca se convirtió en un lugar lleno de risas, donde niños y adultos visitaban para escuchar las historias que Isabela compartía con amor. Y así, el reino vivió durante mucho tiempo en paz, lleno de cuentos y sonrisas. Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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