Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de verdes colinas y bosques encantados, una abuela muy especial llamada Abuela. Abuela no era una abuela común y corriente. Ella tenía un superpoder increíble: sabía jugar a todo y siempre era muy divertida. Sus nietos, Alex y Carlos, la adoraban por eso. Abuela era bajita, con el pelo corto lleno de canas, y siempre llevaba una sonrisa en el rostro que podía iluminar hasta el día más oscuro.
Un día, mientras Abuela jugaba al fútbol con Alex, un niño de 9 años con el pelo un poco largo y castaño y ojos rasgados, y Carlos, un niño de 2 años con el pelo corto y castaño y ojos grandes, ocurrió algo terrible. Un monstruo chupa sangre, que había estado acechando el pueblo, atacó a Abuela y le robó su superpoder. De repente, Abuela ya no sabía cómo jugar a nada y se sentía triste y cansada todo el tiempo.
Alex y Carlos estaban muy preocupados por su querida abuela. Querían ayudarla a recuperar su superpoder para que pudiera volver a ser la compañera de juegos divertida que siempre había sido. Un día, mientras buscaban en el ático de la casa de Abuela, encontraron un viejo libro de cuentos que hablaba sobre un bosque mágico donde vivían unas brujas y brujos buenos, y un valiente caballero de la rosca. Según el libro, estos seres mágicos podían ayudar a recuperar los superpoderes perdidos.
Decididos a ayudar a su abuela, Alex y Carlos comenzaron a escribirle cuentos y a hacerle muchos dibujos para animarla. Le contaban historias de héroes valientes que luchaban contra monstruos malvados y siempre salían victoriosos. Abuela se sentía un poco mejor con cada cuento y dibujo que sus nietos le daban, pero aún le faltaba algo para recuperar su superpoder por completo.
Una noche, mientras Abuela dormía, Alex tuvo un sueño extraño. En su sueño, una bruja buena le dijo que para recuperar el superpoder de Abuela, debían encontrar una bolsita llena de magia en el bosque encantado. La bruja también le dio un mapa mágico que les mostraría el camino. A la mañana siguiente, Alex le contó a su abuela y a Carlos sobre su sueño y el mapa.
Abuela, aunque un poco asustada, decidió acompañar a sus nietos en esta aventura. Juntos, se adentraron en el bosque encantado, siguiendo las instrucciones del mapa. El bosque era un lugar maravilloso, lleno de árboles con hojas de colores brillantes y criaturas mágicas que se asomaban curiosas entre los arbustos.
Mientras caminaban, se encontraron con una bruja buena que les dio una pequeña bolsita llena de polvo mágico. La bruja les explicó que debían rociar el polvo mágico sobre Abuela mientras le contaban una historia muy especial y le mostraban todos los dibujos que habían hecho para ella.
Alex y Carlos siguieron las instrucciones de la bruja. Se sentaron alrededor de Abuela y comenzaron a contarle la historia de un valiente caballero que luchaba contra un monstruo chupa sangre para salvar a su abuela. Mientras contaban la historia, rociaron el polvo mágico sobre Abuela y le mostraron los dibujos que habían hecho.
De repente, Abuela sintió una energía nueva recorrer su cuerpo. Su sonrisa volvió a iluminarse y sus ojos brillaron con alegría. ¡Había recuperado su superpoder! Abuela se levantó y abrazó a sus nietos con fuerza. Estaba tan feliz de poder volver a jugar con ellos.
Los tres regresaron a casa, donde Abuela demostró que su superpoder estaba más fuerte que nunca. Jugaron al fútbol, al baloncesto, a los coches, y pasearon por la playa y el campo. Abuela era la mejor y más divertida compañera de juegos que Alex y Carlos podrían haber pedido.
Y así, gracias al amor y la creatividad de sus nietos, Abuela recuperó su superpoder y todos vivieron felices para siempre, disfrutando de cada momento juntos y creando recuerdos inolvidables.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.