Érase una vez un pueblo de la sierra, muy pequeñito, con amplias calles y un gran graaaan castillo… ¿¿SABRÍAIS DECIR DE QUÉ PUEBLO SE TRATA?? Así es… este pueblecito era… ¡SANTA OLALLA DE CALA! Y en él vivía nuestro protagonista… ¡¡HEMATÍAS!!
Hematías era un niño alegre, fuerte y con mucha, ¡muuucha salud! A Hematías le gustaba mucho salir por el campo y ver los animales de la sierra. Ya fuera andando… corriendo… en patines… o bicicleteando… El pequeño Hematías crecía sano y fuerte gracias a estos paseos y las muchas frutas y verduras que comía. Nuestro protagonista tenía sus 2 brazos… sus 2 piernas… tenía sus 2 orejas perfectas… sus 2 ojos… ¡Y toda la sangre que llenaba de vida y alegría su cuerpo! ¿¿QUIÉN SABE DECIRME CUÁNTAS GOTAS DE SANGRE TIENE HEMATÍAS?? Así es… ¡CINCO!! Cinco son las gotas de sangre que Hematías necesitaba para sentirse bien y así ir al colegio y no faltar a sus muchos paseos por el campo.
Un día, mientras corría entre los árboles, se escuchó un fuerte ruido (!BUUUUMMMM!!). Fue tan taaan grande el ruido, fue tan taaaan grande el susto que Hematías se llevó, que este cayó rodaaando sendero abajo, provocándole una gran herida en la pierna por la que perdió UNA… DOS… ¡Y HASTA TRES GOTAS DE SU ROJA SANGRE!! ¡Pobre Hematías! Había perdido la sangre que le daba su Energía.. Ya no tenía las 5 gotas de su roja sangre que necesitaba y empezó a encontrarse muy mal y a pedir ayuda.
Pasaron pocos minutos hasta que aparecieron por allí 3 compañeros del cole. Al verlo, fueron velooces a socorrerle y se lo llevaron coooriendo para el Hospital. Cuando HEMATÍAS llegó al Médico, éste le valoró de pies a cabeza, dedo a dedo, pelo a pelo, pero no daba con la causa de su problema… ¿QUIÉN PODRÍA DECIRLE AL DOCTOR QUÉ LE PASA A HEMATÍAS? ¡Así es! Hematías no tiene las 5 gotas de su sangre roja que necesita para sentirse bien, pues ha perdido sangre por la herida de su pierna.
No había medicina ni pastilla que lo curase, lo que necesitaba Hematías era que alguien acudiera al superpoder de donarle algunas gotas de su sangre para conseguir que volviera él a tener sus 5. Al enterarse de esto, sus 3 amigos del cole rápidamente se ofrecieron para donarle gotas de su sangre… pero surgía un problema, sólo uno de ellos cumplía los requisitos para poder serle de ayuda.
El primero, PLAQUETO, tenía 8 gotas de sangre, pero si os fijáis, su sangre no tenía mucho que ver con la de Hematías… el color de su sangre no era roja, sino amarilla y la forma también era distinta a la que había perdido nuestro prota en su caída… Por otro lado, teníamos a MONOLITO, quien tenía muchas ganas de que su compañero volviera a encontrarse bien y, mira por donde, sus gotas de sangre eran idénticas a la de Hematías… Sin embargo, a Monolito no le sobraban las gotas, él tenía únicamente 5 gotas de sangre y si perdía alguna de ellas, se pondría igual de malo que Hematías…
La tercera candidata era GLOBINA, una compañera muy guapa de clase que tenía mucho miedo a las agujas por la que sacarían la sangre, pero que para nada supondría un problema para ayudar a su amiguito… Globina se ofreció corriendo a donarle su roja sangre, que era de la misma forma que la de Hematías y de la que además tenía hasta 8 gotas en su cuerpo…
Entonces… ¿Quién creéis que será el compañero que podrá ayudar a nuestro amigo HEMATÍAS? ¿PLAQUETO? ¿MONOLITO? ¿O GLOBINA? Así esss…. Globina era la única que podía ayudar a Hematías con su sangre. Luego necesitamos un enfermero/enfermera que le saque la sangre a Globina para dársela a nuestro enfermo… (Sale un niño, se le pone bata y da una jeringa y se pasan gotas de sangre de uno a otro)
Y así… gracias al súperpoder de la solidaridad de Globina en un gesto tan sencillo como la donación de sangre, a la colaboración del Médico y la labor de este guap@ enfermer@… HEMATÍAS LOGRÓ ENCONTRARSE MEJOR!! Hasta el punto de que a la semana siguiente estaba dando un feliz paseo con estos tres buenos amigos que tanto se interesaron en serle de ayuda…
De esta manera, estos 4 niños aprendieron lo feliz que se es al compartir, porque compartir es vivir, porque para vivir necesitamos nuestra sangre, porque ¡COMPARTIENDO NUESTRA SANGRE, COMPARTIMOS VIDA!.
Después de que Hematíes recuperara su energía y se sintiera mejor, los niños del pueblo de Santa Olalla de Cala se reunieron en el parque para celebrar. Había una gran fiesta con juegos, risas y mucha diversión. Hematíes, Plaqueto, Monolito y Globina jugaban a la pelota, corrían por el césped y disfrutaban de una hermosa tarde soleada. Todos los niños del pueblo estaban felices de ver a Hematíes de nuevo en acción, saltando y corriendo como siempre.
Mientras jugaban, Hematíes se detuvo un momento y miró a sus amigos. Se dio cuenta de lo importantes que eran para él y lo mucho que significaba su amistad. Decidió que era el momento de crear un club especial, un club donde todos pudieran aprender sobre la importancia de ayudarse unos a otros y compartir lo que tenían. ¡El Club de los Superhéroes de la Salud!
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.