En una ciudad donde los rascacielos rozaban las nubes y las calles bullían de vida, vivían cinco amigos que compartían un secreto increíble: eran superhéroes. Ainhoa, la líder, tenía la habilidad de volar; Fer era más rápido que el viento; Nuria poseía una fuerza descomunal; Alex, el padre de Ainhoa, podía crear campos de fuerza protectores; y Sara, la más joven, tenía el don de iluminar los lugares más oscuros con su luz.
Todo comenzó un viernes por la tarde cuando los amigos se reunieron en el parque central, un lugar lleno de árboles y risas. Estaban celebrando el cumpleaños de Sara, pero su alegría se vio interrumpida por una noticia alarmante: una densa niebla oscura había comenzado a cubrir la ciudad, apagando todas las luces y sumiendo a la población en la oscuridad.
Sin dudarlo, los cinco amigos decidieron actuar. Ainhoa, con su capa roja ondeando al viento, guió al grupo hacia el corazón de la niebla. Fer, usando su velocidad, exploraba rápidamente las áreas afectadas para asegurarse de que todos estuvieran a salvo. Nuria, con su fuerza, ayudaba a mover obstáculos que bloqueaban las calles. Alex, con su experiencia y sabiduría, creaba campos de fuerza alrededor de los refugios temporales para proteger a los ciudadanos. Y Sara, con su radiante luz, disipaba la oscuridad, devolviendo la esperanza a la ciudad.
Mientras avanzaban, descubrieron que la fuente de la niebla oscura era un antiguo artefacto, olvidado en el tiempo, que había sido activado accidentalmente por los constructores de un nuevo rascacielos. Este artefacto, según antiguas leyendas, tenía el poder de absorber toda la luz, creando una oscuridad eterna.
Con valentía, los cinco amigos se adentraron en el edificio en construcción, enfrentándose a los desafíos que la oscuridad les presentaba. Juntos, combinaron sus habilidades para llegar al artefacto. Ainhoa voló por encima de los obstáculos, Fer esquivó trampas a una velocidad asombrosa, Nuria levantó pesadas vigas que bloqueaban el camino, Alex protegió al equipo con sus campos de fuerza, y Sara, con su luz, guió a sus amigos a través de la penumbra.
Finalmente, frente al artefacto, Sara tuvo una idea brillante. Usó su luz para llenar el artefacto con tanta energía positiva y luminosa que la oscuridad no pudo contenerla. La luz era tan poderosa que el artefacto no tuvo más opción que liberar toda la oscuridad absorbida, devolviendo la luz a la ciudad.
Los cinco amigos salieron del edificio en construcción justo a tiempo para ver cómo la última sombra se disipaba y las luces de la ciudad volvían a brillar. Los ciudadanos, asombrados y agradecidos, celebraron a sus héroes, aunque pocos conocían la verdadera identidad de los valientes jóvenes que habían salvado la ciudad de la oscuridad eterna.
Desde ese día, Ainhoa, Fer, Nuria, Alex y Sara fueron conocidos como «La Luz de la Ciudad». Prometieron proteger su hogar de cualquier peligro, sabiendo que juntos, como un equipo unido por la amistad y el coraje, podían enfrentar cualquier desafío.
Y así, en una ciudad donde la luz nunca se apaga, cinco amigos se mantienen siempre vigilantes, listos para extender sus alas, correr a la velocidad del viento, levantar montañas, proteger a sus seres queridos y, sobre todo, iluminar los corazones de aquellos que los rodean.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.