Cuentos de Superhéroes

Paulina y sus Valientes Cachorros

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Había una vez, en un lejano país, una niña llamada Paulina. Paulina vivía con su familia en una bonita casa con un jardín lleno de flores y árboles grandes. Pero lo que más le gustaba a Paulina de su casa eran sus dos cachorros, Coco y Marshall. Coco era un perrito blanco con manchas negras y Marshall era marrón con una cola muy esponjosa.

A Paulina, Coco y Marshall les encantaba jugar en el jardín. Cada mañana, después de desayunar, salían corriendo al jardín a jugar con la pelotita. Paulina lanzaba la pelota y los cachorros corrían tras ella, ladrando felices. Era un juego muy divertido y los tres se reían mucho.

Sin embargo, había una cosa que a Paulina y a los cachorros no les gustaba nada: la siesta. Cada tarde, cuando el sol estaba muy alto y hacía mucho calor, la mamá de Paulina les decía que era hora de descansar un poquito. Pero a ellos no les gustaba dormir y siempre intentaban seguir jugando.

Un día, mientras jugaban en el jardín, escucharon un ruido tenebroso que venía del bosque. Paulina y los cachorros se detuvieron y miraron hacia los árboles, sintiéndose un poco asustados. De repente, vieron unos ojos brillantes que los observaban desde detrás de los arbustos. Era el Lobo Feroz, que se escondía y esperaba el momento perfecto para atraparlos.

Paulina y los cachorros se sintieron muy asustados al principio, pero Coco y Marshall eran muy valientes. Se pusieron frente a Paulina y comenzaron a ladrar fuerte, mostrándole al lobo que no tenían miedo. Sus ladridos eran tan fuertes y decididos que el Lobo Feroz se asustó y huyó rápidamente al bosque, desapareciendo entre los árboles.

Paulina abrazó a sus cachorros y les agradeció por protegerla. Se sintió muy orgullosa de ellos y decidió que, a partir de ese día, siempre dormirían la siesta un ratito para estar descansados y preparados por si el Lobo Feroz volvía a aparecer.

Y así, cada tarde, después de jugar en el jardín, Paulina, Coco y Marshall se iban a sus camas a descansar. Al principio, les costaba un poquito dormirse, pero pronto se dieron cuenta de que dormir la siesta también podía ser muy agradable. Soñaban con sus aventuras en el jardín y se despertaban llenos de energía para seguir jugando.

Con el tiempo, el Lobo Feroz dejó de aparecer, pero Paulina y los cachorros nunca dejaron de ser valientes. Cada día jugaban y se divertían en el jardín, sabiendo que, juntos, podían enfrentar cualquier cosa. Y por supuesto, después de cada juego, siempre disfrutaban de una buena siesta bajo la sombra de los grandes árboles.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario