Había una vez, en una pequeña ciudad llena de colores y sonidos, un niño llamado Sergio. Sergio tenía 7 años y una gran pasión: la música. Desde que era muy pequeño, le encantaba escuchar diferentes ritmos y melodías. Pasaba horas en su cuarto con sus grandes audífonos puestos, disfrutando de su música favorita y soñando con convertirse en DJ.
Sergio tenía un altavoz grande y un ordenador en su habitación. En su ordenador, había un programa especial donde podía mezclar canciones y crear sus propias melodías. Su cuarto siempre estaba lleno de notas musicales que parecían flotar en el aire, como si la música cobrara vida.
Un día, mientras estaba experimentando con nuevos sonidos, escuchó un ruido extraño fuera de su ventana. Al asomarse, vio que una gran nube negra cubría el cielo y los colores de la ciudad comenzaban a desaparecer. Los edificios se volvían grises y las flores perdían su brillo. Sergio se dio cuenta de que algo muy malo estaba pasando.
Decidió salir a investigar y llevar su altavoz grande y sus audífonos, por si acaso. Al llegar al parque, vio que la nube negra estaba siendo creada por una máquina gigantesca manejada por un villano llamado Silencio. Silencio odiaba la música y quería que todo el mundo viviera en un lugar sin sonidos ni colores.
Sergio sintió que debía hacer algo para detener a Silencio. Sabía que su amor por la música podía ser la clave para salvar la ciudad. Entonces, se puso sus audífonos, encendió su altavoz y comenzó a tocar una de sus mezclas más alegres y coloridas.
La música de Sergio empezó a llenar el aire y, poco a poco, los colores comenzaron a regresar. Las flores volvían a brillar y las personas en la calle comenzaban a sonreír de nuevo. Silencio, al ver lo que estaba pasando, se enfureció y decidió atacar a Sergio.
Pero Sergio no se dejó intimidar. Aumentó el volumen de su altavoz y cambió a una melodía aún más poderosa. La música era tan fuerte y alegre que la máquina de Silencio comenzó a temblar. Sergio no se detuvo y siguió mezclando canciones, cada vez más rápido, creando una sinfonía de ritmos que hacían bailar a todos.
Finalmente, la máquina de Silencio explotó en mil pedazos y la nube negra desapareció por completo. Los colores volvieron a llenar la ciudad y todo el mundo celebró la victoria de Sergio. Silencio, derrotado, prometió nunca más intentar apagar la música y se fue corriendo.
Sergio se convirtió en un héroe para todos. La gente lo llamaba el DJ Superhéroe y le agradecían por haber salvado la ciudad con su música. Cada día, después de la escuela, Sergio seguía practicando en su cuarto, creando nuevas melodías y mezclas que llenaban de alegría a todos.
Un día, mientras Sergio estaba en su habitación mezclando nuevas canciones, recibió una visita sorpresa. Era el alcalde de la ciudad, quien venía acompañado de un grupo de personas muy importantes. El alcalde le entregó una medalla a Sergio y le dijo: «Sergio, has salvado nuestra ciudad con tu música. Queremos que seas nuestro DJ oficial y que sigas llenándonos de alegría con tus melodías.»
Sergio aceptó con orgullo y felicidad. Desde ese día, cada fin de semana organizaba fiestas en el parque, donde todos los vecinos venían a bailar y disfrutar de su música. La ciudad se llenó de vida y colores, y nunca más volvieron a tener miedo de perder su alegría.
Sergio aprendió que, con pasión y dedicación, podía hacer cosas increíbles. Descubrió que la música no solo era su pasión, sino también su superpoder. Y así, nuestro pequeño DJ Superhéroe siguió creando melodías maravillosas, llevando felicidad y colores a todos los rincones de su ciudad.
Y colorín colorado, este cuento de música y colores se ha acabado. Pero las aventuras de Sergio, el DJ Superhéroe, continuarán en el corazón de todos los que creen en el poder de la música y la alegría.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.