En un pintoresco pueblo lleno de colores y música, vivía un niño llamado Valen. Valen era conocido por todos no solo por su inagotable energía y su amor por el fútbol, sino también por un don muy especial: tenía el poder de hacer sonreír a la gente con tan solo un abrazo.
Valen compartía su hogar con su entrañable familia: su hermano Matteo, con quien pasaba horas jugando al fútbol; su adorable hermanita bebé, Mora, cuyas risas llenaban de luz cada rincón de la casa; su papá Dami, el compañero de juegos y aventuras infinitas; y su mamá Emi, cuyo amor incondicional era el verdadero tesoro de la familia.
Un día, mientras el sol brillaba en el cielo y las flores danzaban al ritmo del viento, Valen se despertó con una idea maravillosa. Quería utilizar sus poderes para crear un día inolvidable para su familia y amigos. «Hoy será el día más feliz de sus vidas», pensó con determinación.
Después de desayunar, Valen invitó a Matteo a jugar al fútbol en el parque. Cada vez que anotaban un gol, Valen corría hacia su hermano y lo abrazaba, desatando una ola de carcajadas que resonaba por todo el parque. Los amigos de Valen, atraídos por la alegría que emanaba de los hermanos, se unieron al juego. Pronto, el parque se llenó de risas, y todos los que pasaban por allí no podían evitar sonreír ante la escena.
Al mediodía, Valen decidió sorprender a su mamá Emi con un abrazo mágico. Cuando la abrazó, la llenó de brillantes destellos que la hacían lucir como si estuviera envuelta en un manto de estrellas. Emi, con lágrimas de felicidad en los ojos, agradeció a Valen por el regalo más hermoso: la felicidad.
Por la tarde, era el turno de Papá Dami. Mientras jugaban juntos al fútbol, Valen lo abrazó, desatando una risa contagiosa en Dami que llenó el aire de pura magia. Juntos, padre e hijo compartieron un momento de complicidad y diversión que recordarían por siempre.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, Valen, con la ayuda de Matteo, organizó una pequeña fiesta sorpresa en el jardín de su casa. Invitaron a todos sus amigos y vecinos para compartir la magia de la alegría. Valen recorrió la fiesta, repartiendo abrazos mágicos que hacían reír y brillar a cada uno de los invitados.
Mientras la noche caía, el jardín se iluminaba no solo con luces de colores sino también con la felicidad y el amor que Valen había esparcido. La música sonaba, y todos bailaban, reían y compartían historias. Valen, desde el centro de la pista de baile, miraba a su alrededor, sintiéndose agradecido por tener el poder de llenar de alegría los corazones de quienes amaba.
Al final de la noche, cuando los últimos invitados se despedían, Valen, rodeado por su familia, se dio cuenta de que el verdadero superpoder no era solo hacer reír a la gente. Era el amor, la unidad y la felicidad que compartían juntos lo que realmente hacía mágicos sus días.
«Buenas noches, mis pecas», susurró Valen mientras abrazaba a su familia. En ese momento, supo que cada día era una oportunidad para hacer del mundo un lugar más feliz, y prometió utilizar sus poderes para esparcir amor y alegría, hoy y siempre.
Valen nos enseña que la verdadera magia radica en los gestos simples, en los abrazos sinceros y en la capacidad de compartir la felicidad con los demás. Que este cuento te inspire a encontrar y compartir tu propio superpoder, porque todos tenemos uno, esperando ser descubierto y utilizado para hacer del mundo un lugar mejor.
Cuentos cortos que te pueden gustar
La Gran Aventura de la Familia Súper
Mitsuki,Conocida Como Supermighty.
La Batalla Épica de los Héroes
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.