Cuentos de Terror

El Pasaje Secreto

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Era un día caluroso de verano en la pequeña ciudad de Valle Claro. Kiara, una niña de diez años con cabello oscuro largo hasta la cintura y ojos café, esperaba ansiosamente la llegada de su amiga Antonella. Kiara siempre llevaba el cabello en una coleta baja, y ese día no era la excepción. Antonella, por su parte, un año menor que Kiara, lucía su cabello negro hasta los hombros y un flequillo que enmarcaba sus grandes ojos negros. Las dos amigas, inseparables desde la cuna, tenían planeada una aventura que las llevaría más allá de los límites de su amistad y valentía.

Antonella llegó a las cinco de la tarde, justo a tiempo para disfrutar de una deliciosa chocolatada acompañada de un pastel de chocolate que la madre de Kiara había preparado para ellas. Mientras la tarde se desvanecía, el aire cargado de risas y secretos compartidos entre las dos amigas llenaba la sala. Con sus padres ya dormidos, Kiara y Antonella, equipadas con linternas, se dirigieron hacia el salón principal donde la vieja chimenea guardaba el secreto mejor conservado de la casa.

Kiara, vestida con un rojo vibrante y pantuflas de unicornio, ajustó su sombrero de detective, mientras que Antonella, con un buzo y shorts morados, hacía lo mismo. Ambas, con una mezcla de emoción y miedo, deslizaron el panel que ocultaba la entrada secreta detrás de la chimenea. Un estrecho pasaje descendía en espiral hacia la oscuridad, prometiendo secretos y tal vez, peligros.

Con cada paso que daban hacia abajo, el aire se volvía más frío y el silencio más profundo, sólo interrumpido por el eco de sus propios pasos. Finalmente, el pasaje se abrió a una vasta red de túneles subterráneos que se extendía en todas direcciones. Las paredes estaban cubiertas de antiguos murales que narraban historias de tiempos olvidados, y cada tanto, estatuas de aspecto sombrío parecían observarlas desde las sombras.

Decididas a explorar, las niñas eligieron un túnel al azar. A medida que avanzaban, Kiara notó que una de las estatuas parecía seguir sus movimientos con los ojos. Inquieta, se lo mencionó a Antonella, quien trató de disipar el miedo de su amiga asegurándole que solo era su imaginación. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que ambas sintieran una presencia fría y observadora que se cernía sobre ellas.

El camino las llevó a una cámara oculta, en el centro de la cual se encontraba un antiguo libro abierto sobre un pedestal. El libro, encuadernado en cuero con incrustaciones misteriosas, emanaba un brillo tenue y palpitante. Kiara, impulsada por la curiosidad, se acercó para leer las páginas iluminadas. Las palabras escritas en un idioma desconocido comenzaron a cambiar frente a sus ojos, formando un mensaje que podían entender: «Aquellos que perturban el descanso de los guardianes enfrentarán su ira».

De repente, un estruendo los sobresaltó mientras las estatuas cobraban vida, rodeando a las niñas con miradas acusadoras. Kiara y Antonella, aterrorizadas pero decididas, corrieron de regreso al pasaje, el sonido de pasos de piedra resonando detrás de ellas. Justo cuando alcanzaron la escalera de la chimenea, una voz grave y antigua retumbó a través de los túneles: «¡Nunca olvides lo que has visto, y respeta el descanso de los antiguos!»

Al salir del pasaje secreto y cerrar la entrada detrás de ellas, las niñas prometieron guardar el secreto de lo que habían descubierto. La experiencia las unió aún más, sabiendo que habían enfrentado juntas el misterio y el peligro.

Desde esa noche, cada vez que el viento soplaba frío y los árboles susurraban extrañamente, Kiara y Antonella recordaban la advertencia del guardián y el valor que encontraron en la oscuridad. Sabían que algunas puertas, una vez abiertas, revelan secretos que nunca deben ser olvidados.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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