Había una vez cinco amigos llamados Jorge, Alex, Marco, Álvaro y Michael. Un día, decidieron ir a una casa encantada que estaba al final de su calle. La casa era muy grande y vieja, con ventanas rotas y muchas telarañas. A los amigos les gustaba explorar, así que pensaron que sería una gran aventura.
Cuando llegaron a la casa encantada, vieron un letrero que decía: «¡Bienvenidos a la Casa del Terror!». Los cinco amigos se miraron entre sí y, con mucho valor, entraron a la casa. La puerta hizo un ruido muy fuerte cuando se cerró detrás de ellos.
Dentro de la casa, todo estaba muy oscuro. Jorge, que era el más valiente, dijo:
—No tengan miedo, chicos. ¡Vamos a explorar!
Empezaron a caminar por un pasillo largo y oscuro. De repente, escucharon un ruido. Era un zombi que caminaba hacia ellos, pero el zombi no parecía malo. De hecho, sonreía y decía:
—¡Hola, amigos! ¿Quieren jugar?
Los amigos se sorprendieron, pero luego se rieron. El zombi no daba miedo, parecía muy amigable. Siguieron caminando y encontraron una escalera que subía al segundo piso. Subieron despacio, cuidando de no hacer mucho ruido.
Arriba, encontraron a una bruja que estaba cocinando algo en una olla grande. La bruja los vio y dijo:
—¡Hola, niños! ¿Quieren probar mi sopa mágica?
Los amigos estaban un poco asustados, pero la bruja parecía muy amable. Decidieron probar la sopa. Sabía muy bien, y la bruja les dijo que ahora tenían un poco de magia en ellos.
Después de agradecer a la bruja, siguieron explorando. Encontraron una puerta que llevaba al sótano. Marco, que siempre tenía curiosidad, dijo:
—Vamos a ver qué hay abajo.
Bajaron las escaleras y encontraron una momia que estaba cantando una canción. La momia los vio y dijo:
—¡Bienvenidos, amigos! ¿Quieren bailar conmigo?
Los amigos no podían creer lo divertida que estaba siendo su aventura. Bailaron con la momia y se rieron mucho. Luego, continuaron su exploración.
En el último cuarto, encontraron a un vampiro. Pero este vampiro no daba miedo. Estaba tocando un piano y cantando una canción muy bonita. Los amigos se acercaron y el vampiro les dijo:
—¡Hola, niños! ¿Quieren cantar conmigo?
Los cinco amigos cantaron y se divirtieron mucho. El vampiro les enseñó algunas canciones nuevas y les contó historias de la casa encantada.
Finalmente, después de muchas aventuras, los amigos decidieron que era hora de irse a casa. Todos los monstruos amigables los acompañaron hasta la puerta y se despidieron.
—Gracias por visitarnos —dijo la bruja—. ¡Vuelvan pronto!
—¡Sí, vuelvan cuando quieran! —agregó la momia.
—Siempre serán bienvenidos aquí —dijo el vampiro.
Los amigos salieron de la casa encantada con una gran sonrisa en sus rostros. Habían tenido una aventura increíble y habían hecho nuevos amigos. Aunque al principio la casa parecía aterradora, descubrieron que no todo lo que parece da miedo lo es en realidad.
Cuando llegaron a casa, contaron a sus padres todo sobre su aventura. Sus padres se sorprendieron y se rieron con ellos. Esa noche, los cinco amigos se fueron a dormir pensando en su próxima aventura juntos.
Y así, Jorge, Alex, Marco, Álvaro y Michael aprendieron que con valentía y amistad, incluso los lugares más aterradores pueden convertirse en experiencias maravillosas.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.