En un pequeño y tranquilo pueblo rodeado de colinas y bosques, vivía un grupo de amigos inseparables: Said, Jenny, Jerson y Rosa. Se conocían desde la infancia y siempre estaban juntos, explorando cada rincón del pueblo y sus alrededores. Sin embargo, nunca imaginaron que su curiosidad y espíritu aventurero los llevarían a enfrentar uno de los misterios más aterradores de sus vidas.
Todo comenzó una noche de verano, cuando Said empezó a experimentar algo extraño y aterrador. Justo cuando estaba a punto de quedarse dormido, sentía que su cuerpo se paralizaba completamente. Sus ojos se abrían, pero no podía moverse ni gritar. Lo más aterrador era la sensación de que su alma se despegaba lentamente de su cuerpo, como si algo invisible intentara llevársela.
La primera vez que esto ocurrió, Said pensó que solo había sido una pesadilla, pero cuando la parálisis y la sensación de pérdida de alma se repitieron varias noches seguidas, empezó a asustarse de verdad. Decidió contarle a sus amigos lo que le estaba pasando, esperando que pudieran ayudarlo a entender y quizás resolver el misterio.
«¿Qué piensan que me está pasando?» preguntó Said con voz temblorosa mientras se reunían en el parque del pueblo. Jenny, la más valiente del grupo, frunció el ceño pensativamente. «Podría ser algo más que una simple pesadilla. Quizás haya algo en tu casa que está causando esto.»
Jerson, que era un poco escéptico, comentó: «¿Estás seguro de que no es solo tu imaginación? A veces los sueños pueden parecer muy reales.»
Rosa, que siempre había tenido una inclinación por lo paranormal, susurró: «He oído hablar de la parálisis del sueño, pero lo que describes suena mucho peor. Quizás haya una entidad tratando de comunicarse contigo.»
Decidieron investigar más sobre el tema y pasaron la tarde en la biblioteca del pueblo, buscando información sobre la parálisis del sueño y experiencias similares. Encontraron relatos de personas que habían experimentado sensaciones parecidas, pero nada que explicara la extraña sensación de que su alma estaba siendo arrancada de su cuerpo.
Esa noche, los amigos decidieron quedarse en la casa de Said para observar lo que ocurría. La abuela de Said, una mujer sabia y gentil, los recibió con una sonrisa y les preparó chocolate caliente antes de acostarse. «Es bueno que Said tenga amigos tan preocupados por él», dijo con cariño. «Espero que encuentren una solución a este misterio.»
Los amigos se acomodaron en el suelo de la habitación de Said, con sacos de dormir y linternas a mano. A medida que la noche avanzaba, hablaron en susurros sobre sus teorías y planes para ayudar a Said. Pero cuando el reloj marcó la medianoche, ocurrió lo que todos temían.
Said comenzó a respirar agitadamente, sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo se quedó rígido como una tabla. Jenny, Jerson y Rosa se acercaron rápidamente, viendo cómo una sombra oscura y amorfa se cernía sobre Said. La sombra parecía moverse lentamente, como si estuviera absorbiendo algo de Said.
«¡Despierta, Said!» gritó Jenny, sacudiéndolo con fuerza, pero él no respondía. Rosa, con lágrimas en los ojos, levantó una linterna y apuntó directamente hacia la sombra. «¡Aléjate de él!» gritó con desesperación.
La luz pareció hacer retroceder a la sombra momentáneamente, pero no lo suficiente. Fue entonces cuando la abuela de Said entró en la habitación, sosteniendo un viejo amuleto que había pertenecido a su madre. «Este amuleto tiene la bendición de nuestros ancestros», dijo con voz firme. «Espero que pueda proteger a Said.»
Colocó el amuleto sobre el pecho de Said y, de repente, la sombra se desvaneció en el aire. Said tomó una gran bocanada de aire y su cuerpo se relajó. Sus amigos lo abrazaron, aliviados de que estuviera bien.
«Gracias, abuela», dijo Said, todavía temblando. «No sé qué habría hecho sin ustedes.»
La abuela sonrió y acarició su cabello. «Siempre debemos respetar y proteger las energías positivas. Ahora, vamos a investigar más sobre esta sombra y encontrar una manera de deshacernos de ella para siempre.»
Los días siguientes, los amigos y la abuela de Said se dedicaron a estudiar más sobre el amuleto y las historias de espíritus y sombras que podrían estar relacionadas con lo que había ocurrido. Descubrieron que, muchos años atrás, un antiguo miembro de la familia de Said había practicado rituales oscuros en esa misma casa. Se decía que había invocado una entidad oscura que quedó atrapada en el lugar, buscando la energía de los vivos para liberarse.
Decidieron que debían realizar un ritual de purificación para liberar la casa de esa entidad oscura de una vez por todas. Con la ayuda de la abuela, prepararon todo lo necesario: velas, hierbas sagradas y, por supuesto, el amuleto bendecido.
Una noche, cuando la luna estaba llena y brillante en el cielo, se reunieron en la sala principal de la casa. Encendieron las velas y quemaron las hierbas, creando un círculo protector alrededor de ellos. La abuela comenzó a recitar antiguas oraciones y los amigos la siguieron, repitiendo las palabras con fe y determinación.
De repente, la temperatura de la habitación bajó drásticamente y una brisa helada apagó algunas de las velas. La sombra apareció nuevamente, más grande y amenazante que nunca. Parecía luchar contra las palabras y la luz que emanaban del círculo protector.
«¡No te rindas, Said!» gritó Jenny, agarrando su mano. «¡Juntos podemos vencerla!»
Said, reuniendo toda su fuerza y coraje, levantó el amuleto y lo sostuvo frente a la sombra. «¡En nombre de mis ancestros, te ordeno que te vayas y nunca regreses!» gritó con voz firme.
La sombra se retorció y emitió un grito desgarrador antes de empezar a desvanecerse. Poco a poco, la oscuridad se disipó y la temperatura de la habitación volvió a la normalidad. Las velas se encendieron nuevamente y una sensación de paz llenó el aire.
«Lo logramos», susurró Rosa con lágrimas de alivio. «Finalmente estamos a salvo.»
La abuela abrazó a Said y a sus amigos. «Estoy muy orgullosa de ustedes. Han demostrado un gran valor y unión. Siempre recuerden que la luz y el amor son más fuertes que cualquier oscuridad.»
Desde ese día, Said nunca más volvió a experimentar la parálisis del sueño ni la aterradora sensación de que su alma se le escapaba. La casa se sintió más brillante y cálida, y la abuela continuó enseñándoles sobre las antiguas tradiciones y la importancia de mantener las energías positivas.
Los amigos, habiendo pasado por una experiencia tan intensa juntos, se volvieron aún más unidos. Aprendieron que, sin importar lo aterrador que pudiera ser un desafío, podían superarlo si trabajaban juntos y se apoyaban mutuamente.
Y así, en el pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques, la historia de Said y sus amigos se convirtió en una leyenda de coraje y amistad, recordando a todos que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que puede guiarnos de regreso a la seguridad.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.