Cuentos de Valores

Cómo Encontrar a Dios Día a Día

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Liam era un niño de ocho años que vivía en una ciudad tranquila. Aunque su vida era muy alegre, sentía que algo faltaba. Veía a sus amigos, a su familia, y a todas las personas que conocía, pero algo dentro de él le decía que aún no entendía lo más importante de la vida: cómo encontrar a Dios todos los días.

Un día, Liam se sentó en el parque cerca de su casa, un lugar que le encantaba porque estaba rodeado de árboles altos y flores coloridas. Tenía su cuaderno en las manos, donde escribía sus pensamientos y dibujos, buscando respuestas. Observó el cielo azul, los pájaros volando y las nubes flotando suavemente, y comenzó a preguntarse: «¿Dónde está Dios? ¿Cómo puedo encontrarlo todos los días?»

Ese día, decidió que iba a encontrar la respuesta a esa pregunta. Mamá siempre le decía que Dios está en todas partes, pero Liam no sabía cómo entenderlo. Pensó que quizás podría encontrar a Dios en los pequeños momentos de la vida, así que decidió comenzar su búsqueda.

Al día siguiente, Liam se despertó temprano y decidió comenzar con algo sencillo: ayudar a su mamá. Ella estaba en la cocina preparando el desayuno, y Liam sabía que siempre tenía que hacer muchas cosas. «Mamá, ¿puedo ayudarte a poner la mesa?» preguntó Liam con entusiasmo. Mamá le sonrió y le dio las gracias. Mientras Liam ponía los platos en la mesa, se dio cuenta de que, aunque era una tarea simple, lo estaba haciendo con amor, y sentía algo especial dentro de él.

Después de desayunar, Liam salió a jugar al jardín. Estaba tan feliz de ver las flores y escuchar el canto de los pájaros, que no pudo evitar sonreír. «¿Será esto lo que significa encontrar a Dios?», pensó mientras observaba cómo la luz del sol se filtraba entre las hojas de los árboles. Para Liam, ese momento de paz y belleza era como un pequeño encuentro con algo más grande que él.

Al regresar de su juego, Liam vio a su vecino, el señor Carlos, que estaba luchando por cargar una bolsa pesada de compras. Sin pensarlo dos veces, Liam corrió hacia él y le ofreció su ayuda. «¡Déjame ayudarte, señor Carlos!» dijo con su voz llena de entusiasmo. El señor Carlos, sorprendido, le agradeció con una sonrisa. «Gracias, Liam, a veces uno necesita una mano amiga», dijo. Liam sintió una gran satisfacción por ayudar, y se dio cuenta de que, cuando ayudamos a los demás, también encontramos a Dios en esos pequeños actos de bondad.

Al final del día, Liam se sentó en su habitación con su cuaderno y comenzó a escribir sobre lo que había hecho. Escribió que había encontrado a Dios en los momentos sencillos, como ayudar a su mamá y a su vecino. También vio a Dios en la belleza de la naturaleza, en las flores, el sol, y el cielo. «Dios está en todo», escribió Liam en su cuaderno, con una sonrisa en su rostro.

Esa noche, antes de dormir, Liam pensó en todo lo que había experimentado. Se dio cuenta de que no tenía que buscar a Dios en un lugar lejano o especial. Estaba allí, en su corazón, en sus acciones, en el amor que compartía con los demás. Aunque todavía no comprendía todo, Liam sabía que cada día era una oportunidad para ver a Dios en las pequeñas cosas.

Con una sensación de paz y alegría, Liam cerró los ojos y agradeció por todo lo que había vivido ese día. «Gracias, Dios, por estar siempre conmigo», murmuró antes de quedarse dormido, con la certeza de que, al día siguiente, encontraría más razones para sonreír y seguir buscando a Dios en cada momento de su vida.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario