El Círculo Mágico de la Amistad

En un colorido pueblo rodeado de montañas y grandes campos verdes, vivían Mateo, Erica, Paulo, Victoria y Andrés, cinco amigos que asistían a la misma escuela y compartían un vínculo muy especial. Este no era un grupo de amigos cualquiera; ellos tenían un superpoder único: el poder de la inclusión.

Mateo era el más alto del grupo, siempre dispuesto a alcanzar las cosas que los demás no podían. Erica, con su cabello rojo y pecas, tenía una imaginación sin límites y creaba historias fantásticas que todos adoraban. Paulo, el más estudioso, usaba gafas y siempre tenía respuestas a las preguntas más complicadas. Victoria era la más tranquila y amable, y su voz dulce podía calmar cualquier tormenta. Andrés, quien tenía un brazo protésico, era el más atlético y nunca dejaba que nada lo detuviera.

Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, descubrieron un antiguo libro entre las hojas caídas bajo un viejo roble. El libro estaba cubierto de polvo y parecía muy antiguo. Curiosos, lo abrieron y comenzaron a leer. El libro hablaba de un antiguo secreto, un círculo mágico de la amistad que otorgaba deseos a aquellos que verdaderamente valoraban y practicaban la inclusión.

Decididos a encontrar ese círculo mágico, los cinco amigos planearon una aventura que los llevaría a través de los rincones más remotos del pueblo y sus alrededores. Prepararon mochilas con agua, algo de comida, y una brújula que Paulo había traído. Justo antes de partir, Erica dibujó un mapa imaginario basado en las descripciones del libro, y todos se rieron y jugaron a seguirlo, como si fuera un verdadero tesoro el que buscaban.

La primera parada fue el viejo molino al norte del pueblo, donde la leyenda decía que los primeros indicios del círculo se encontrarían. Al llegar, descubrieron en la base del molino unas inscripciones antiguas que sólo Paulo pudo leer. Decían: «El valor de un amigo se mide no por su apariencia, sino por su corazón». Inspirados por estas palabras, decidieron que cada paso de su viaje debería incluir un acto de bondad y aceptación.

Continuaron su viaje hacia el bosque de los susurros, un lugar conocido por sus extraños sonidos que, según decía el libro, eran las voces de aquellos que habían intentado encontrar el círculo pero habían fallado por no ser inclusivos. Los amigos se aseguraron de incluir a todos los animales y plantas en su saludo, mostrando respeto y cuidado por cada criatura que encontraban. Victoria, con su voz suave, les cantaba canciones para mostrarles amor.

Después de horas de caminata, llegaron a un claro donde la luz del sol caía perfectamente en un círculo. Al centro, un pedestal con otra inscripción les esperaba. Andrés, sin miedo, se acercó y leyó: «Solo aquellos que verdaderamente entienden el poder de la inclusión podrán ver el verdadero círculo mágico».

Sin saber exactamente cómo, los cinco amigos instintivamente se tomaron de las manos y formaron un círculo alrededor del pedestal. En ese momento, el suelo bajo ellos comenzó a brillar con luz dorada, y un círculo perfecto se iluminó, revelando finalmente el círculo mágico de la amistad.

Sorprendidos y emocionados, se dieron cuenta de que el verdadero poder no estaba en el lugar, sino en ellos, en su capacidad de ser inclusivos y aceptar a cada uno tal como era. El libro había sido solo un medio para mostrarles que lo importante no era llegar al círculo, sino cómo llegaban.

Desde ese día, el grupo se hizo aún más unido. Continuaron practicando la inclusión no solo entre ellos sino con todos en su escuela y el pueblo. La leyenda del círculo mágico de la amistad se extendió, y el pueblo entero aprendió a valorar la diversidad y la inclusión, gracias a cinco niños que mostraron con su ejemplo que el mayor superpoder que todos podemos tener es el de aceptar y amar a los demás por lo que son.

Y así, Mateo, Erica, Paulo, Victoria y Andrés siguieron viviendo aventuras, pero lo más importante, siguieron siendo amigos, sabiendo que cualquier desafío que enfrentaran, lo harían juntos, incluyendo a todos en su camino, y extendiendo su círculo mágico de la amistad a cuantos más pudieran.