En un rincón olvidado del bosque, se erguía una cabaña que parecía consumida por el tiempo y los secretos. Estefanía y su grupo de amigos habían sido invitados por Noel, su novio, a pasar un fin de semana en este lugar misterioso, propiedad de su familia desde hacía generaciones. Entre risas y expectativas, el grupo de jóvenes, cada uno con su peculiaridad, llegó al destino.
Estefanía, siempre observadora, notó primero el aire de misterio que rodeaba la cabaña. Brayan y Elizabeth, la pareja inseparable, estaban fascinados por la belleza salvaje del lugar. Daniel y Sofía, los cerebros del grupo, especulaban sobre la historia del sitio, mientras que Cristian y Giovanna, siempre prácticos, se preocupaban por las necesidades del grupo. Isaac y Melany, las almas de la fiesta, buscaban cómo hacer de esa experiencia la más divertida.
Al explorar la cabaña, encontraron un sótano oculto tras una puerta que rechinaba con cada movimiento. Empujados por la curiosidad, descendieron. El sótano estaba repleto de objetos antiguos y polvorientos, pero un objeto en particular captó su atención: un antiguo libro de cubierta de cuero con extraños símbolos dorados. Sin poder resistir la tentación, lo abrieron y comenzaron a leer en voz alta.
Con cada palabra pronunciada, una energía oscura comenzó a llenar el espacio. Los jóvenes no lo notaron hasta que fue demasiado tarde. Uno por uno, comenzaron a sentirse extraños, sus cuerpos empezaron a cambiar, adquiriendo aspectos grotescos y movimientos torpes. Habían despertado una maldición que los convertía lentamente en zombis.
Paniqueados, intentaron revertir el proceso leyendo el libro en sentido inverso, pero solo empeoraron las cosas. Daniel, con su mente analítica, sugirió buscar más información sobre el libro. Descubrieron entonces que había sido escrito por una bruja que hizo un pacto con el diablo para vivir eternamente en él, alimentándose de las almas que despertaran la maldición.
La desesperación crecía mientras buscaban una solución. Sofía, con lágrimas en los ojos, leyó que la única forma de romper la maldición era mediante un sacrificio. Esto causó un gran debate entre ellos; ninguno estaba dispuesto a sacrificar a otro. Noel, hasta ahora tranquilo, reveló entonces la verdad más sombría: él era hijo de la bruja, y todo había sido un plan para alimentar el libro con más almas.
El grupo, traicionado y horrorizado, intentó escapar, pero Noel, con el poder heredado de su madre, los detuvo. Con un hechizo potente, sacrificó a Estefanía y a todos sus amigos, uno por uno, ante el antiguo altar en el sótano.
La tragedia de esa noche se convirtió en leyenda. El bosque y la cabaña fueron evitados, convertidos en un siniestro recordatorio de que no todos los secretos deben ser desvelados y que la confianza puede ser tanto un regalo como una maldición.
Noel desapareció esa noche, llevándose consigo las almas de sus amigos y el oscuro legado de su familia. La cabaña quedó para siempre sellada, custodiando el libro maldito que, quizás, algún día, otro incauto abriría, repitiendo la historia de aquel fin de semana fatídico.
Así, la historia de Estefanía y sus amigos nos enseña sobre la cautela y la importancia de conocer bien a quienes nos rodean, pues en los lugares y personas más inesperados, pueden ocultarse verdades que podrían desencadenar destinos irreversibles.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.