Cuentos de Valores

Izaro y Leizuri: Las Hermanas Aprendices de Brujas

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

Puntuación:

5
(1)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
5
(1)

Había una vez, en un bosque mágico lleno de encantos y maravillas, dos hermanas muy especiales llamadas Izaro y Leizuri. Izaro tenía el pelo corto y rizado, y siempre llevaba un vestido púrpura con un pequeño sombrero de bruja que le quedaba perfecto. Leizuri, su hermana mayor, tenía el pelo largo y lacio, y usaba un vestido verde con un sombrero a juego. Juntas, eran aprendices de brujas y vivían aventuras increíbles.

El bosque donde vivían estaba lleno de flores que brillaban, setas que resplandecían en la oscuridad y animales que hablaban. Cada día era una nueva oportunidad para descubrir algo mágico. Izaro y Leizuri tenían una pequeña cabaña de madera que compartían con su abuela, una bruja sabia y cariñosa que les enseñaba los secretos de la magia.

Una mañana, la abuela les dio una misión especial. «Izaro, Leizuri, hoy quiero que aprendan sobre la amabilidad y la cooperación. Hay un hada en el bosque que necesita su ayuda. Su luz se ha apagado y necesita encontrar la flor de la bondad para volver a brillar. Deben trabajar juntas para encontrarla.»

Las hermanas, emocionadas, se pusieron en marcha. Sabían que el bosque era grande y estaba lleno de desafíos, pero confiaban en que juntas podrían lograrlo. Primero, decidieron visitar al sabio búho, que vivía en el árbol más alto del bosque. El búho, con sus grandes ojos y plumas suaves, las recibió con una sonrisa. «¿Qué las trae por aquí, pequeñas brujas?»

Izaro, siempre curiosa, explicó: «Buscamos la flor de la bondad para ayudar a un hada cuya luz se ha apagado. ¿Puedes ayudarnos a encontrarla?»

El búho, sabio y amable, les dijo: «La flor de la bondad crece en el claro del bosque, pero el camino está lleno de obstáculos. Deberán ser valientes y trabajar juntas para superar los desafíos. Recuerden, la verdadera magia está en sus corazones.»

Agradecidas, Izaro y Leizuri continuaron su camino. Pronto se encontraron con un río ancho y caudaloso. Leizuri, que era muy ingeniosa, sugirió: «Podemos usar nuestra magia para construir un puente de ramas y hojas.» Izaro asintió, y juntas empezaron a conjurar. Con sus varitas mágicas, hicieron que las ramas y hojas se unieran formando un puente sólido.

Mientras cruzaban el puente, escucharon un llanto. Era un pequeño conejo atrapado en un arbusto espinoso. Izaro, compasiva, se acercó y, con cuidado, usó su magia para liberar al conejo. «Gracias, pequeñas brujas,» dijo el conejo. «En agradecimiento, les diré que la flor de la bondad brilla con más fuerza cuando el sol está en su punto más alto.»

Continuaron su viaje, ahora con más determinación. Llegaron a un prado lleno de flores hermosas, pero ninguna era la que buscaban. Leizuri, recordando las palabras del conejo, miró al cielo. «Izaro, debemos esperar hasta el mediodía. Es cuando el sol estará en su punto más alto y la flor de la bondad brillará.»

Decidieron descansar bajo la sombra de un gran roble mientras esperaban. Izaro, siempre curiosa, exploraba los alrededores, mientras Leizuri disfrutaba de un momento de tranquilidad. Justo cuando el sol estaba en lo más alto del cielo, algo mágico ocurrió. En medio del prado, una flor comenzó a brillar intensamente. Sus pétalos eran de un color dorado y su luz era cálida y reconfortante.

Las hermanas se acercaron con cuidado y, con respeto, recogieron la flor de la bondad. Sabían que debían llevarla de regreso al hada antes de que el sol se pusiera. En el camino de regreso, se encontraron con más desafíos, pero con la ayuda de los animales del bosque, lograron superarlos. El sabio búho las guió desde las alturas, y el conejo les mostró los atajos más rápidos.

Finalmente, llegaron al claro donde el hada las esperaba. Su luz estaba tenue y parecía triste, pero cuando Izaro y Leizuri le entregaron la flor de la bondad, algo maravilloso ocurrió. La flor comenzó a brillar aún más, y la luz del hada se encendió de nuevo, irradiando felicidad y gratitud.

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario