Cuentos de Valores

La Magia de Seño Ghada

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un pequeño pueblo donde las calles olían a pan recién horneado y las risas de los niños llenaban el aire, había una escuela especial. No porque fuera grande o tuviera muchas aulas, sino por alguien muy especial que enseñaba allí: Seño Ghada.

Seño Ghada no era una maestra común. Tenía el don de ver el brillo único en cada niño y sabía exactamente cómo hacerlo brillar aún más. Pero lo más asombroso de todo eran sus superpoderes. Sí, has leído bien: ¡superpoderes! Podía levitar libros, hacer que las plantas crecieran en segundos y, lo más importante, tenía el poder de hacer que cualquier tristeza se transformara en alegría con solo una sonrisa.

Entre sus estudiantes estaba Cristi, un niño que llevaba en su mirada la curiosidad del mundo y en su corazón, la dulzura de los sueños infantiles. Cristi, como muchos niños, había encontrado en Seño Ghada no solo una maestra, sino una amiga y guía.

Un día, el aula de Seño Ghada se llenó de una luz especial. No era el sol de la mañana ni el reflejo de las mariposas que a menudo se posaban en la ventana. Era el inicio de una nueva lección, una no escrita en los libros pero sí en el corazón.

Cristi había estado un poco triste últimamente. Su mejor amigo había tenido que mudarse a otra ciudad, y el vacío que dejó era grande y profundo. Seño Ghada lo sabía. Lo veía en sus ojos que miraban hacia el vacío, en su sonrisa que ya no era tan brillante.

Así que ese día, decidió mostrarle a Cristi y al resto de la clase el poder más grande de todos: el amor y la comprensión. Con un movimiento de su mano, los libros comenzaron a levitar, formando un arcoíris de páginas y colores sobre sus cabezas. Pero este era solo el principio.

«Hoy,» comenzó Seño Ghada con una voz que parecía abrazar el alma, «aprenderemos que incluso en los momentos más difíciles, podemos encontrar la luz y la magia si nos abrimos a ella.»

Con cada palabra, la habitación se transformaba. Las paredes narraban historias de valentía, los cuadernos dibujaban sonrisas en sus páginas, y cada lápiz escribía palabras de esperanza. Pero lo más especial sucedió cuando Seño Ghada se acercó a Cristi.

Tomó suavemente su mano y, con la otra, señaló hacia el corazón del niño. «Aquí,» dijo, «es donde reside tu mayor poder. No importa lo lejos que estén las personas que amamos, porque en este lugar siempre estarán cerca.»

Las palabras de Seño Ghada eran como un bálsamo para Cristi. Sentía cómo el cariño y el apoyo llenaban el espacio que la tristeza había ocupado. Miró a su alrededor y vio a sus compañeros, algunos con los ojos brillantes, otros con sonrisas tímidas, pero todos unidos en ese momento mágico.

La lección de ese día no se encontraba en ningún libro de texto, pero quedó grabada en el corazón de cada estudiante. Aprendieron sobre el valor de la amistad, la importancia de expresar los sentimientos y, sobre todo, que el amor y la comprensión pueden transformar el mundo.

Seño Ghada, con sus superpoderes, había hecho mucho más que levantar unos cuantos libros. Había elevado el espíritu de Cristi y de todos en el aula. Desde ese día, cada vez que Cristi se sentía solo o triste, recordaba las palabras de su maestra y sentía cómo el amor de aquellos que estaban lejos lo envolvía.

Y así, entre lecciones de matemáticas, ciencia y literatura, Seño Ghada enseñaba la más importante de todas: la lección del corazón. Porque al final del día, el conocimiento es valioso, pero el amor y la comprensión son los verdaderos superpoderes que pueden cambiar el mundo.

La historia de Seño Ghada y Cristi es un recordatorio de que en cada aula, en cada hogar, hay héroes y magia esperando ser descubiertos. Y que, a veces, todo lo que necesitamos es alguien que nos muestre cómo acceder al poder que ya llevamos dentro.

Y así, con corazones llenos y sonrisas brillantes, Seño Ghada, Cristi y todos los niños del aula siguieron adelante, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío, siempre con amor, siempre con magia.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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