Cuentos de Valores

La pequeña mano que ayuda al hombre fuerte

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos, vivía una niña llamada Emma. Ella era una niña curiosa, con una gran sonrisa y un corazón lleno de bondad. A todos en el pueblo les encantaba su alegría, y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Su mayor sueño era hacer cosas grandes y buenas para su comunidad.

Un buen día, Emma salió de su casa con la intención de explorar el bosque que estaba al borde del pueblo. Mientras caminaba, se encontraba con todos sus amigos, quienes la saludaban y sonreían al pasar. Era un día soleado y todo parecía perfecto. Emma se adentró en el bosque, disfrutando del canto de los pájaros y el susurro del viento entre las hojas.

Después de caminar un rato, Emma llegó a un claro donde encontró a un hombre fuerte, conocido por todos como Don Bruno. Era un hombre muy alto y robusto, con unos brazos fuertes que podían levantar cosas pesadas sin esfuerzo. Sin embargo, algo no estaba bien; Don Bruno parecía preocupado y tenía el ceño fruncido.

Emma se acercó con curiosidad y le preguntó: “¿Por qué estás tan triste, Don Bruno?”. El hombre fuerte la miró y suspiró: “Oh, pequeña Emma, estoy intentando levantar un enorme tronco que cayó en medio del camino que lleva a la montaña. Si no lo quito, los campesinos no podrán pasar y llevar sus productos al mercado. Pero es muy pesado, y necesito ayuda”.

La niña, con su espíritu audaz, pensó que aunque Don Bruno era muy fuerte, a veces incluso las personas más fuertes necesitaban un apoyo. “No te preocupes, Don Bruno. Te ayudaré”, dijo con una sonrisa segura.

Don Bruno, sorprendido por la valentía de Emma, respondió: “Eres muy pequeña para ayudarme a mover un tronco tan grande. Pero te lo agradezco”. Sin embargo, Emma no se rendiría tan fácilmente. “Si juntas fuerzas, quizás podamos hacerlo”, sugirió.

Don Bruno no estaba del todo convencido, pero la alegría y la determinación en los ojos de Emma lo animaron. Así que ambos caminaron hacia el tronco caído. Cuando llegaron, Emma miró el tronco. Era realmente enorme. Pero en vez de desanimarse, decidió que primero necesitaban pensar en una solución.

“¿Y si pedimos ayuda a los demás del pueblo?”, propuso Emma. Don Bruno asintió y juntos fueron a buscar a sus amigos. Llamaron a Pedro, Sara y a la abuela Rosa, quienes siempre estaban dispuestos a ayudar. Cuando le contaron lo que sucedía, todos se entusiasmaron al escuchar la propuesta de Emma.

“No solo movemos el tronco, sino que también aprenderemos a trabajar en equipo”, dijo la abuela Rosa, llenando a todos de energía. Así que, armados con palas y cuerdas, se dirigieron nuevamente al claro. Al llegar, los niños y adultos se dispusieron a trabajar juntos.

Primero, llenaron el espacio alrededor del tronco con ramas y piedras, creando una especie de rampa. Don Bruno y los niños comenzaron a empujar con todas sus fuerzas. El tronco se movía un poco, pero no lo suficiente. Emma, viendo que todos estaban esforzándose, recordó que nunca se debía rendir. “¡Vamos, no se detengan! ¡Unidos somos más fuertes!”, gritó.

Con sus palabras animando a todos, unieron sus fuerzas y siguieron empujando. Con mucho esfuerzo, pero también con risas y ánimo, lograron hacer que el tronco se moviera un poco más. Después de varios intentos, al fin el tronco rodó y cayó a un lado del camino, despejando el paso.

¡Todos comenzaron a aplaudir y a celebrar! Don Bruno miró a Emma, con una gran sonrisa en su rostro. “Sin ti, pequeña Emma, no lo hubiéramos logrado. Eres muy valiente y has sido una gran líder”, le dijo.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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