Cuentos de Valores

La Tortuga Marina y Sus Amigos

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un rincón muy profundo del océano, una tortuga marina llamada La Tortuga Marina. Era una tortuga muy especial porque siempre tenía muchas cosas en su mente. Vivía rodeada de corales coloridos, peces brillantes y plantas marinas que bailaban con el ritmo de las corrientes. Sus amigos más cercanos eran Delfín, un delfín juguetón y siempre lleno de energía, y Nico El Pez, un pez muy curioso y colorido.

Un día, La Tortuga Marina y sus amigos decidieron organizar una gran búsqueda del tesoro. Todos estaban muy emocionados y comenzaron a planear la aventura. Delfín saltaba de alegría, mientras que Nico El Pez nadaba alrededor rápidamente, brillando con todos los colores del arcoíris. Sin embargo, La Tortuga Marina parecía un poco distraída.

Mientras discutían los detalles de la búsqueda, Delfín notó que La Tortuga Marina no estaba prestando atención. «¡Tortuga Marina, no estás escuchando!» dijo Delfín con una sonrisa. La Tortuga Marina parpadeó y se dio cuenta de que se había perdido parte de la conversación. «Lo siento, amigos, estaba pensando en otra cosa», respondió con una sonrisa tímida.

La Tortuga Marina a menudo tenía dificultades para prestar atención a los detalles. Durante la búsqueda del tesoro, mientras todos buscaban pistas, La Tortuga Marina a veces olvidaba lo que estaba haciendo y se distraía con los hermosos colores del océano. Delfín y Nico El Pez notaron esto y decidieron ayudarla.

«Vamos a dividirnos en equipos», sugirió Nico El Pez. «Delfín, tú y yo podemos buscar pistas, y La Tortuga Marina puede encargarse de hacer un mapa del tesoro». La Tortuga Marina se sintió aliviada de tener una tarea específica, aunque a veces se le olvidaba dibujar algunos detalles importantes.

A medida que avanzaba la búsqueda, Delfín y Nico El Pez se dieron cuenta de que La Tortuga Marina tenía otras dificultades. Le costaba seguir las instrucciones y terminar las tareas que comenzaba. «No te preocupes, Tortuga Marina», le dijo Delfín. «Lo importante es que te diviertas y hagas lo mejor que puedas».

Un día, mientras jugaban juntos, Delfín y Nico El Pez notaron que La Tortuga Marina a menudo jugueteaba con sus aletas y se movía mucho. Parecía no poder quedarse quieta. «¡Tortuga Marina, ven aquí y juguemos un juego tranquilo!» sugirió Nico El Pez. Pero La Tortuga Marina siempre prefería nadar y explorar, corriendo riesgos sin pensar en las consecuencias.

A veces, La Tortuga Marina hablaba mucho y rápidamente, interrumpiendo a sus amigos sin querer. «Espera tu turno, Tortuga Marina», le recordaba Delfín con paciencia. A pesar de estas dificultades, Delfín y Nico El Pez siempre apoyaban a su amiga y la querían tal como era.

Un día, durante una reunión con otros animales del océano, La Tortuga Marina sintió que no encajaba. Le costaba esperar su turno para hablar y a veces interrumpía sin querer. Se sentía triste y frustrada. Pero Delfín y Nico El Pez no la dejaron sola. «Eres nuestra amiga, y te queremos mucho», le dijo Delfín. «Todos tenemos cosas en las que somos buenos y otras en las que necesitamos ayuda».

La Tortuga Marina se dio cuenta de que no necesitaba cambiar para ser aceptada. Sus amigos la querían y valoraban por lo que era. Con el tiempo, aprendió a pedir ayuda cuando la necesitaba y a aceptar sus dificultades sin sentirse mal por ello.

Con el apoyo de Delfín y Nico El Pez, La Tortuga Marina encontró formas de manejar sus desafíos. Empezó a hacer listas para recordar las cosas importantes y encontró formas de mantenerse enfocada en sus tareas. Aunque a veces se distraía, siempre volvía a intentarlo con una sonrisa.

Finalmente, la búsqueda del tesoro llegó a su fin. La Tortuga Marina, Delfín y Nico El Pez encontraron el cofre del tesoro juntos. Dentro, encontraron conchas brillantes y perlas preciosas. Pero lo más valioso de todo era el amor y la amistad que compartían.

La Tortuga Marina aprendió que, aunque su mente funcionara de una manera única, tenía amigos que la querían y la aceptaban tal como era. Y así, en el rincón más profundo del océano, La Tortuga Marina, Delfín y Nico El Pez siguieron viviendo felices, explorando juntos y apoyándose mutuamente en cada aventura.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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