María y su Aventura en el Hospital

Había una vez una niña llamada María que vivía en una ciudad colorida con su mamá Soledad, su papá Juan y su hermano Sebastián. María era una niña muy alegre, pero había algo que realmente le asustaba: ¡ir al hospital!

Un día, María comenzó a sentirse mal, con fiebre y un dolor que no la dejaba jugar ni sonreír. Soledad, preocupada por su pequeña, decidió que era momento de visitar el hospital para que María pudiera recibir atención médica.

«Vamos, María, el doctor te ayudará a sentirte mejor,» dijo Soledad tratando de animarla.

Pero María, recordando historias que había escuchado sobre el hospital, sintió un gran miedo. «Mamá, tengo miedo,» confesó con la voz temblorosa.

«No te preocupes, cariño. Estaremos contigo todo el tiempo,» aseguró Juan, mientras tomaba su mano con cariño.

Así, toda la familia se preparó para acompañar a María al hospital. Sebastián, queriendo animar a su hermana, llevó su juguete favorito para que no se sintiera sola.

Al llegar al hospital, los colores brillantes y las paredes llenas de dibujos de animales y estrellas sorprendieron a María. No era como ella imaginaba. Aun así, su corazón latía un poco rápido por la incertidumbre.

Fueron recibidos por una enfermera muy amable que les sonrió y los llevó a una sala especial para niños. Allí, María vio otros niños jugando y dibujando. La sala estaba llena de juguetes y libros, y hasta tenía un pequeño tobogán.

Poco después, entró el doctor Méndez, un hombre mayor con cabello gris y gafas, que llevaba una bata blanca muy limpia. Tenía una sonrisa cálida y amigable.

«Hola, María. Me llamo Dr. Méndez. ¿Cómo te sientes hoy?» preguntó con voz suave.

María, aún un poco nerviosa, respondió en voz baja, «Un poco enferma.»

El Dr. Méndez la examinó cuidadosamente, escuchando su corazón y revisando su temperatura. Mientras lo hacía, le contaba chistes y hacía pequeños trucos de magia con su estetoscopio, lo que hizo que María empezara a sonreír.