Cuentos de Amistad

Amistad sin fronteras del tiempo

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

5
(1)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
5
(1)

Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de colores y risas, dos amigos inseparables llamados Carlos y Pedro. Carlos era un niño aventurero con una gran sonrisa y una energía inagotable. Siempre estaba buscando nuevas formas de explorar su entorno. Pedro, por otro lado, era un niño tranquilo, al que le gustaba mucho leer y contar historias. Juntos formaban un equipo perfecto: mientras Carlos ideaba emocionantes aventuras, Pedro las transformaba en cuentos maravillosos.

Un día, mientras jugaban en el parque, Carlos tuvo una idea brillante. «¡Vamos a construir una fortaleza!», exclamó. Pedro, emocionado, le respondió: «¡Sí! Podremos hacerla de cartones y decorarla con dibujos.» Así que ambos comenzaron a recolectar cajas grandes en la tienda de su barrio. No tardaron en conseguir suficientes cajas y, con un poco de cinta adhesiva, fueron armando su fortaleza.

Mientras trabajaban, conocieron a un nuevo amigo llamado Luis, un niño que se había mudado recientemente al pueblo. Luis era un poco tímido, pero su mirada curiosa mostraba que quería unirse a la diversión. Carlos, al verlo, le dijo: «¡Hola! Estamos construyendo una fortaleza, ¿quieres ayudarnos?»

Luis se sonrojó un poco, pero al ver la energía de Carlos y la creatividad de Pedro, respondió, «¡Sí, quiero ayudar!» Así que los tres comenzaron a trabajar juntos. Mientras construían, Carlos mostraba cómo poner las cajas en equilibrio, Pedro dibujaba hermosos castillos y dragones en las paredes de cartón, y Luis se encargaba de asegurar que todo estuviera bien pegado.

A medida que pasaba el tiempo, la fortaleza empezó a tomar forma. Los tres amigos estaban tan emocionados que no se dieron cuenta de que el sol comenzaba a ocultarse. Cuando por fin terminaron, se dio cuenta de que habían creado un lugar maravilloso. La fortaleza era tan grande que parecía un verdadero castillo.

Sentados dentro de su obra, Carlos dijo: “¡Vamos a hacer una fiesta de inauguración!” Pedro se entusiasmó y agregó: «Podemos invitar a todos nuestros amigos del parque.» Luis, sintiendo que se había vuelto parte del grupo, sugirió: “Y también podemos contar historias dentro de la fortaleza.” Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a planear la mejor fiesta del mundo.

Cuando llegó el día de la inauguración, los tres amigos decoraron la fortaleza con globos de colores y luces brillantes. Invitaban a todos los niños del pueblo que, al ver su fortaleza, se acercaron con curiosidad. Los amigos estaban felices de recibir a todos y la fiesta comenzó con risas, juegos y mucha alegría.

Mientras la fiesta avanzaba, cada uno de ellos compartió una historia. Carlos contó sobre un valiente caballero que había luchado contra dragones, Pedro narró un cuento sobre un mágico bosque lleno de animales que hablaban, y Luis, tomando fuerzas, contó una historia sobre una niña aventurera que descubrió un tesoro escondido. Todos los niños escuchaban atentamente, maravillados por la imaginación de cada uno.

Al caer la noche, las luces de la fortaleza brillaban y los niños jugaban a la luz de la luna. En ese momento, los tres amigos se sentaron en una esquina de su fortaleza y observaban a los demás divertirse. Carlos, sintiendo un momento de reflexión, dijo: «¿No es genial que hayamos hecho esto juntos? Sin cada uno de nosotros, esta fiesta no sería lo mismo.»

Pedro asintió y respondió: «Es verdad. La amistad hace que las cosas sean más especiales.» Luis sonrió y añadió: «Me alegra haberlos conocido. Nunca pensé que podría tener amigos tan geniales.» Los tres amigos se abrazaron, felices de haberse encontrado.

Entonces, Carlos tuvo otra idea. «Debemos hacer algo más grande la próxima vez. Podríamos tener una obra de teatro o incluso un concurso de cuentos.» Pedro, muy emocionado, dijo: «¡Me encanta! Podemos invitar a todos a participar, y cada uno puede contar su propia historia.» Luis sugirió: “Y podríamos hacer disfraces para que todos se sientan parte del cuento, como en un verdadero teatro.»

La idea de la obra de teatro hizo que todos se llenaran de entusiasmo. Desde ese día, los tres amigos decidieron tener reuniones semanales en su fortaleza, donde compartirían historias, jugarían juntos y planificarían nuevas sorprendentes actividades. La fortaleza no solo se convirtió en su lugar especial para jugar, sino también en el símbolo de su amistad.

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario