Cuentos de Amistad

El Bosque de las Maravillas

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

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En un bosque donde los árboles tocaban casi el cielo y las flores bailaban con el viento, vivían cinco amigos muy especiales: Pedro la Tortuga, Juan el Pato, Sandra el Búho, Ana la Niña y Pedro el Tigre. Aunque eran muy diferentes entre sí, compartían una amistad única que los hacía inseparables.

Pedro la Tortuga era el más sabio del grupo. Con su lento caminar, siempre tenía tiempo para pensar en buenos consejos para sus amigos. Juan el Pato, con sus plumas brillantes y su risa contagiosa, alegraba a todos en el bosque. Sandra el Búho, desde su rama alta, cuidaba de sus amigos con su mirada atenta durante la noche. Ana la Niña, con su curiosidad y su risa melodiosa, aprendía y jugaba con cada criatura del bosque. Y Pedro el Tigre, con su fuerza y valentía, protegía a todos de cualquier peligro.

Un día, mientras exploraban un rincón desconocido del bosque, encontraron un claro iluminado por una luz mágica. En el centro del claro, crecía una planta que ninguno había visto antes. Era alta y brillante, con flores que parecían pequeños soles.

«Debe ser una planta mágica,» dijo Ana, maravillada por el resplandor de las flores.

«¡Vamos a cuidarla entre todos!» Propuso Juan con entusiasmo. Y así lo hicieron. Cada uno aportaba algo especial en el cuidado de la planta mágica.

Pedro la Tortuga, con su paciencia, regaba la planta cada mañana con agua del río más limpio. Juan el Pato, siempre juguetón, encontraba la manera de hacer reír a la planta con sus ocurrencias y canciones. Sandra el Búho, durante la noche, vigilaba que ningún animal curioso se acercara demasiado. Ana, con su ternura, le hablaba y le contaba cuentos para que creciera feliz. Y Pedro el Tigre, con su fuerza, llevaba nutrientes de las partes más lejanas del bosque para alimentar la tierra donde crecía la planta.

Con el tiempo, la planta se hizo más grande y hermosa, y un día, para sorpresa de todos, ¡comenzó a dar frutos! Eran frutos dorados, con un brillo que parecía contener pequeños trozos de sol.

«¡Es un regalo del bosque por nuestra amistad y cuidado!» Exclamó Sandra, mientras todos admiraban los frutos.

Decidieron que el primer fruto lo compartirían con los demás animales del bosque en una gran fiesta. Así, cuando llegó el día, todos los animales del bosque se reunieron en el claro. Había música, risas y bailes. Cada uno probó un pedazo del fruto mágico y sintió la felicidad del dulce sabor.

La fiesta duró hasta que las estrellas comenzaron a brillar en el cielo. Esa noche, todos en el bosque soñaron con luces brillantes y deseos que se hacían realidad. Desde entonces, el claro se conoció como el Claro de la Luz, un lugar de encuentro para todos en el bosque.

Ana, Pedro, Juan, Sandra y el otro Pedro aprendieron

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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