Cuentos de Amistad

El Calendario de Mascotas

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En el pequeño pueblo de LearnHub, vivía un grupo de amigos inseparables: Jhoan, Iker, Hellen, Santiago y Celeste. Les encantaba pasar tiempo juntos y siempre buscaban maneras de ayudar a su comunidad. Un día, Jhoan tuvo una idea maravillosa mientras caminaba hacia la escuela con su perro, Max.

«¿Qué les parece si hacemos un calendario con fotos de nuestras mascotas para recaudar dinero para el refugio de animales?» propuso Jhoan, mientras sus amigos lo escuchaban con atención.

«¡Eso suena genial!» exclamó Hellen, que adoraba a su conejo, Bunny.

«Sí, me gusta la idea,» dijo Iker, acariciando a su gato, Whiskers.

Celeste, con su loro Paco en el hombro, añadió: «Podríamos hacer algo muy bonito y ayudar a muchos animalitos.»

Todos estuvieron de acuerdo, excepto Santiago, que permaneció en silencio. Jhoan notó su preocupación y le preguntó: «Santiago, ¿no te gusta la idea?»

«Es una buena idea, pero yo no tengo una mascota,» respondió Santiago con un suspiro.

Jhoan, siempre dispuesto a ayudar, le sonrió y dijo: «¿Te gustaría tener una? Podríamos ir al refugio y ayudarte a elegir una.»

Santiago se encogió de hombros. «No estoy seguro. No sé qué mascota elegir.»

«Bueno, podríamos intentarlo. Seguro encontramos una que te guste,» sugirió Hellen.

Ese fin de semana, los amigos decidieron reunirse en la casa de Jhoan para bañar y preparar a sus mascotas para la sesión de fotos. La casa de Jhoan estaba llena de risas y ladridos, maullidos, chillidos y graznidos de las mascotas. Max, el perro de Jhoan, estaba disfrutando de un baño de burbujas, mientras Whiskers, el gato de Iker, se mantenía alejado del agua, observando todo desde una cómoda esquina.

Bunny, el conejo de Hellen, estaba siendo cepillado con mucho cuidado, y Paco, el loro de Celeste, canturreaba alegremente en su jaula. Santiago ayudaba a sus amigos, pero no podía evitar sentir un poco de envidia al ver lo lindas que eran las mascotas de los demás.

«Vamos, Santiago,» dijo Jhoan. «Terminemos aquí y luego iremos al refugio a buscarte una mascota.»

Después de un rato, todas las mascotas estaban limpias y listas para la sesión de fotos. Los amigos decidieron llevarlas a la sala de música de la escuela, que habían decorado con instrumentos y luces para crear un ambiente acogedor.

Luis, el fotógrafo, estaba listo con su cámara. «¡Muy bien, chicos! Vamos a empezar,» dijo con una sonrisa.

Los primeros en posar fueron Jhoan y Max. Max, con su pelaje esponjoso y limpio, se sentó obedientemente mientras Jhoan lo abrazaba. La foto salió perfecta. Luego, fue el turno de Iker y Whiskers. A pesar de la natural reserva del gato, Iker logró que se quedara quieto el tiempo suficiente para una hermosa foto.

Hellen posó con Bunny, sosteniéndolo con cariño, mientras Celeste y Paco hicieron una foto colorida y llena de vida. Santiago observaba todo, sintiéndose cada vez más decidido a encontrar su propia mascota.

Después de la sesión de fotos, Jhoan llevó a Santiago al refugio de animales. El lugar estaba lleno de cachorros, gatitos y otras pequeñas criaturas que necesitaban un hogar. Santiago caminaba entre las jaulas, mirando a cada animalito, pero ninguno captaba realmente su atención.

Entonces, en una esquina, vio algo que lo dejó sin aliento. Era un pequeño gecko leopardo, con una piel brillante y unos ojos curiosos que lo miraban fijamente. Santiago se acercó lentamente y el gecko no se movió, solo lo miraba con esos ojos grandes y brillantes.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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