En un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y flores coloridas, vivían cinco amigos que compartían un secreto muy especial. Jhoan, Santiago, Iker, Mateo y Celeste eran conocidos por todos como niños alegres y traviesos, pero lo que nadie en el pueblo sabía era que ellos poseían el poder de la amistad mágica.
Los cinco amigos se conocieron en la escuela del pueblo y desde el primer día, supieron que tenían algo especial. Al estar juntos, sentían una conexión única que los hacía brillar con luz propia. Un día, mientras jugaban cerca del bosque que bordeaba el pueblo, descubrieron algo que cambiaría sus vidas para siempre.
Oculto entre los árboles y cubierto de musgo y hojas, encontraron un antiguo espejo. Era grande y el marco estaba tallado con imágenes de animales y flores. Parecía sacado de un cuento de hadas, y de hecho, algo de magia tenía. Al tocarlo, los cinco sintieron un cosquilleo en las manos y, sin saber cómo, sus ropas cambiaron de color y estilo, reflejando sus personalidades más íntimas.
Desde ese día, el espejo se convirtió en su lugar secreto. Descubrieron que si se tomaban de las manos frente al espejo y deseaban con todo su corazón, podían cruzar a otro mundo, un lugar mágico donde todo era posible. En este mundo de ensueño, no solo sus ropas cambiaban, sino que también adquirían orejas, alas y colas parecidas a las de los ponis de las historias que tanto les gustaban leer.
Una tarde de otoño, mientras el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, Jhoan propuso una nueva aventura. «¿Y si cruzamos el espejo con nuestras armaduras y exploramos más allá de los caminos que ya conocemos?» preguntó con emoción. Todos estuvieron de acuerdo, y como si el espejo entendiera sus deseos, sus ropas se transformaron en brillantes armaduras de colores.
Al cruzar el espejo, se encontraron en un valle donde el cielo era de un azul imposible y las nubes parecían algodón de azúcar. Grandes montañas de dulces rodeaban el valle y ríos de chocolate y miel serpenteaban a través del paisaje. «¡Es como estar dentro de un sueño!», exclamó Celeste, mientras una mariposa gigante de papel se posaba en su hombro.
Los cinco amigos exploraron ese mundo maravilloso, encontrando criaturas y paisajes que nunca hubieran imaginado. Hablaron con árboles que contaban historias antiguas, corrieron carreras con conejos que podían hablar y nadaron en lagos cristalinos donde los peces brillaban como estrellas.
Pero como toda aventura, esta también tenía sus desafíos. Un día, se encontraron con un dragón que guardaba el puente que cruzaba hacia las Montañas de Caramelo. El dragón, de escamas azucaradas y ojos como caramelos derretidos, no permitía el paso a nadie que no demostrara la pureza de su corazón.
«Somos amigos y juntos hemos cruzado mundos,» dijo Jhoan con valentía, «nuestra amistad es pura, y juntos enfrentaremos cualquier prueba.» Inspirados por sus palabras, los cinco unieron sus manos y una luz brillante emanó de su unión. El dragón, viendo la verdad en sus corazones y la fuerza de su amistad, les permitió pasar.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Carlos y Paloma: Amigos en la Aventura
Detrás de la pantalla, un reflejo de humanidad
El Último Suspiro de la Tierra: Una Historia de Amistad y Salvación
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.