Cuentos de Amistad

El Misterio de la Caja de Música

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez tres grandes amigos llamados Tina, Ramiro y Beto. Tina era una niña alegre con el cabello rizado y siempre vestía un brillante vestido amarillo. Ramiro era un niño curioso que usaba gafas y llevaba una camiseta verde. Beto era un chico juguetón que siempre llevaba una gorra roja y un mono azul. Los tres amigos vivían en un vecindario lleno de coloridas casas y jardines floridos.

Un día, mientras jugaban en el ático de la casa de Ramiro, encontraron una caja de música antigua. La caja era pequeña, de madera, con intrincados grabados en la tapa. Al abrirla, una melodía suave y encantadora comenzó a sonar, y unos coloridos destellos de luz emergieron de su interior.

«¡Miren eso!» exclamó Tina, maravillada. «Nunca había visto algo así.»

«Debe haber un secreto dentro de esta caja,» dijo Ramiro, ajustando sus gafas para ver mejor. «Debemos descubrir qué es.»

Beto, siempre el más aventurero, se acercó y tocó la caja de música. «¿Y si hay un tesoro escondido?» preguntó con emoción. Los tres amigos decidieron que tenían que investigar más sobre la misteriosa caja de música.

A medida que pasaban los días, los amigos pasaban cada tarde después de la escuela tratando de descubrir el secreto de la caja de música. Se reunían en el ático, donde se sentaban alrededor de la caja y trataban de descifrar las notas musicales que salían de ella. Ramiro, siendo el más estudioso, trajo libros de la biblioteca sobre música y cajas antiguas.

«¡Encontré algo interesante!» dijo Ramiro un día. «En este libro dice que algunas cajas de música antiguas fueron hechas para proteger secretos mágicos.»

«¿Magia?» preguntó Tina, con los ojos muy abiertos. «¡Eso suena emocionante!»

Beto, con una sonrisa traviesa, dijo: «¡Entonces tenemos que descubrir qué magia hay en nuestra caja!»

Una tarde, mientras estaban concentrados en la melodía de la caja, escucharon un suave sonido que no habían notado antes. Era un susurro, como si la caja estuviera tratando de hablar con ellos.

«¿Oyeron eso?» preguntó Tina. «Creo que la caja está tratando de decirnos algo.»

Ramiro se inclinó más cerca y escuchó con atención. «Creo que está diciendo ‘Sonido’…»

«¡Sonido!» exclamó Beto. «Debe ser una pista. Tal vez tengamos que hacer un sonido específico para desbloquear el secreto.»

Decidieron probar diferentes sonidos y melodías, cantando y tocando instrumentos que encontraron en el ático. Pero nada parecía funcionar. La caja seguía tocando su melodía encantadora y emitiendo sus destellos de luz.

Una noche, mientras Tina se preparaba para dormir, tuvo un sueño muy extraño. En su sueño, la caja de música se abrió y una figura luminosa salió de ella. La figura, que parecía un hada, le dijo: «El secreto de la caja solo se revelará cuando todos canten juntos con el corazón.»

A la mañana siguiente, Tina contó su sueño a Ramiro y Beto. «¡Eso es!» exclamó Ramiro. «¡Tenemos que cantar juntos, con todo nuestro corazón!»

Esa tarde, los tres amigos se reunieron de nuevo en el ático. Se tomaron de las manos, formaron un círculo alrededor de la caja y comenzaron a cantar una canción que conocían bien y que les hacía sentir felices.

Mientras cantaban, la caja de música comenzó a brillar intensamente. La melodía cambió, se volvió más compleja y hermosa. De repente, la tapa de la caja se abrió y una luz deslumbrante salió de ella. Cuando la luz se desvaneció, una figura pequeña y luminosa apareció frente a ellos. Era un hada, tal como en el sueño de Tina.

«Gracias por liberar mi magia,» dijo el hada con una voz dulce. «He estado atrapada en esta caja durante mucho tiempo, esperando a que tres corazones puros cantaran juntos para liberarme.»

Los amigos estaban asombrados y emocionados. «¿Quién eres?» preguntó Ramiro.

«Mi nombre es Sonido,» respondió el hada. «Soy el espíritu de la música y la armonía. Gracias a ustedes, ahora puedo volver a traer alegría y melodía al mundo.»

«¡Eso es increíble!» exclamó Beto. «¿Y qué pasará ahora?»

«Cada vez que necesiten ayuda o se sientan tristes, solo canten con todo su corazón y yo estaré allí para ayudarlos,» dijo Sonido antes de desaparecer en un destello de luz.

Desde ese día, Tina, Ramiro y Beto supieron que siempre podían contar con la magia de la música y la amistad para superar cualquier desafío. La caja de música se convirtió en su tesoro más preciado, y cada vez que la abrían, recordaban la increíble aventura que habían vivido juntos.

La amistad de Tina, Ramiro y Beto se hizo más fuerte que nunca. Pasaban sus días explorando nuevos misterios y ayudando a otros en su vecindario, siempre con una canción en sus corazones y una melodía en sus labios.

Un día, mientras caminaban por el parque, encontraron a un niño pequeño que parecía perdido y asustado. «Hola,» dijo Tina suavemente. «¿Estás bien? ¿Te has perdido?»

El niño asintió con lágrimas en los ojos. Ramiro se arrodilló junto a él y dijo: «No te preocupes, te ayudaremos a encontrar a tus padres. ¿Cómo te llamas?»

«Me llamo Miguel,» respondió el niño.

Beto sonrió y dijo: «Miguel, vamos a cantar una canción mientras buscamos a tus padres. Te hará sentir mejor.»

Comenzaron a cantar una canción alegre mientras caminaban por el parque, y pronto las lágrimas de Miguel se convirtieron en sonrisas. No pasó mucho tiempo antes de que encontraron a los padres de Miguel, quienes estaban muy agradecidos con Tina, Ramiro y Beto.

Esa noche, los tres amigos se reunieron en el ático para recordar su día. «Hoy hicimos algo bueno,» dijo Tina. «Ayudamos a Miguel y nos divertimos mucho cantando juntos.»

Ramiro asintió. «Es increíble cómo la música puede hacer que todo sea mejor.»

Beto, siempre optimista, dijo: «Y no olvidemos que tenemos a Sonido para ayudarnos cuando más lo necesitemos.»

Los días pasaron y los amigos siguieron viviendo aventuras maravillosas, siempre guiados por el poder de su amistad y la magia de la música. Aprendieron que juntos podían superar cualquier obstáculo y que la verdadera magia reside en el amor y el apoyo mutuo.

Una tarde, mientras jugaban cerca de un arroyo, encontraron una pequeña caja de madera flotando en el agua. La sacaron cuidadosamente y la abrieron. Dentro había una nota escrita en una letra delicada.

«Queridos amigos,» comenzaba la nota, «Gracias por liberar mi magia y devolver la armonía al mundo. Recuerden siempre que la música y la amistad son los tesoros más grandes que pueden tener. Con amor, Sonido.»

Los tres amigos sonrieron, sintiéndose agradecidos por la increíble aventura que habían vivido y por la magia que aún les quedaba por descubrir. Sabían que, sin importar lo que el futuro les deparara, siempre tendrían el uno al otro y la melodía de sus corazones para guiarlos.

Y así, Tina, Ramiro y Beto siguieron viviendo felices, explorando, cantando y ayudando a quienes encontraban en su camino, siempre recordando la lección más importante de todas: el verdadero secreto de la caja de música era el poder de la amistad y la alegría que compartían juntos.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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