Había una vez, en un reino muy lejano y mágico, dos jóvenes muy especiales. Jhoan era el hijo del Rey de Corazones, conocido por su valentía y pasión. Siempre vestía de rojo y negro, y su pelo rojo como el fuego lo hacía destacar entre todos. Maycol, por otro lado, era el hijo de Cenicienta, una princesa famosa por su bondad y gentileza. Maycol vestía un traje azul que brillaba bajo el sol y tenía el cabello azul, tan suave como una brisa de primavera.
Los dos muchachos se conocieron en un lugar muy especial: la Universidad Princevillo. Esta universidad era única en su tipo, pues allí se formaban tanto los hijos de héroes y princesas, como los hijos de los villanos más temidos. La escuela estaba dividida en dos partes: una para los hijos de los villanos y la otra para los hijos de príncipes y princesas. Durante el recreo, ambas partes se encontraban en el patio central, un espacio neutral donde todos podían interactuar.
Un día, durante el recreo, Jhoan notó a un niño sentado solo en una banca. El chico parecía triste y perdido en sus pensamientos. Jhoan, con su carácter intrépido, se acercó y le preguntó:
—Hola, ¿eres hijo de un villano o de un príncipe?
Maycol levantó la vista y respondió con una voz suave:
—Mi mamá es Cenicienta.
Jhoan sonrió y dijo:
—¡Qué coincidencia! Yo soy hijo del Rey de Corazones. ¿Por qué estás solo?
Maycol suspiró y respondió:
—Es que no conozco a nadie aquí. Todos parecen tener ya sus amigos y yo no sé cómo empezar.
Jhoan se sentó junto a él y dijo:
—No te preocupes, yo te ayudaré. ¡Vamos a hacer muchos amigos juntos!
A partir de ese momento, Jhoan y Maycol se volvieron inseparables. Pasaban los días explorando la universidad, descubriendo nuevos lugares y conociendo a más estudiantes. Aunque eran muy diferentes, su amistad se fortalecía con cada aventura que vivían juntos.
Un día, mientras exploraban una parte menos conocida del bosque encantado que rodeaba la universidad, encontraron un árbol muy peculiar. Sus hojas eran de un verde intenso y brillaban con una luz propia. En el tronco, había una inscripción que decía: «Solo los amigos verdaderos pueden descubrir el tesoro escondido en este bosque».
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.