Cuentos de Amistad

La Ardillita que Salvó a sus Amigos de la Sombra Virtual

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Era un día soleado en el bosque de Colorín. Los árboles estaban llenos de hojas verdes, y las flores cantaban con colores brillantes. En una de esas hermosas ramas, vivía una pequeña ardilla llamada Ardilla. Ella era jovial, curiosa y siempre estaba lista para vivir una nueva aventura. Ardilla tenía dos grandes amigos: Cati, una dulce conejita con orejas grandes y suaves, y Link, un pequeño pájaro de plumaje azul que cantaba las melodías más hermosas. Juntos, formaban un trío inseparable.

Un día, mientras jugaban a atrapar el sol en el prado, se encontraron con un nuevo amigo. Se trataba de Tobi, un ratón de campo que se había perdido mientras buscaba un nuevo hogar. Tobi era tímido, con grandes ojos curiosos que brillaban como dos estrellas. Cuando se presentó, Cati y Link se acercaron de inmediato. «¡Hola, Tobi! ¿Quieres jugar con nosotros?», preguntó Cati con una voz suave.

Tobi miró a sus nuevos amigos y una sonrisa ilumino su rostro. «¡Sí, me encantaría!», replicó, con un brillo de felicidad. Ardilla dio un salto de alegría y exclamó, “¡Genial! ¡Vamos a explorar el bosque juntos!”.

Los cuatro amigos comenzaron su aventura, correteando por entre los altos árboles y saltando sobre las flores. Se reían y se contaban historias mientras disfrutaban de un maravilloso pícnic que Cati había preparado con sus deliciosas zanahorias y frutas frescas. Todo parecía perfecto, hasta que de repente, una sombra oscura cubrió el prado.

Los amigos miraron hacia arriba y vieron una enorme nube negra que bloqueaba la luz del sol. Cati, asustada, dijo: “¿Qué es eso? Parece una sombra gigante”. Link, con su voz temblorosa, respondió: “No lo sé, pero no me gusta”.

Ardilla, que siempre había sido valiente, se acercó con decisión. “No se preocupen. Debemos averiguar de dónde viene esa sombra. ¡Juntos podemos enfrentarlo!”. Tobi, aunque un poco asustado, asintió. “Sí, juntos somos más fuertes”.

Siguiendo la dirección de la sombra, el grupo se adentró en el bosque. Cuanto más se acercaban, más se daba cuenta de que la sombra no era solo una nube, sino algo extraño. Había una especie de monstruo hecho de humo y oscuridad. No tenía forma, pero se movía buscando a quien aterrorizar. “¿Quiénes son ustedes?”, rugió la sombra, con una voz que resonaba como un eco en todo el bosque.

Cati se estremeció, entonces Ardilla se interpuso entre ellos y el monstruo. “¡Nosotros somos amigos! Y no estamos aquí para hacerte daño”, dijo con valentía. La sombra, sorprendida, dejó de moverse por un momento. “Amistad, ¿qué es eso?”, preguntó la sombra, como si hubiera escuchado una palabra desconocida.

Link, que había encontrado un poco de valor, respondió: “La amistad es lo que nos une. Nos apoyamos mutuamente y siempre estamos ahí para compartir buenos y malos momentos”. Tobi se unió, “Sí, ¡y juntos podemos vencer cualquier cosa!”

La sombra, aún confusa, parecía encogerse de tamaño. “Pero yo estoy solo”, dijo con tristeza. “No tengo amigos”. Ardilla, con su calidez característica, se acercó. “Nadie debería estar solo. Todos merecen tener amigos”.

Cati, conmovida, sugirió: “¿Por qué no te unes a nosotros? Podemos ser amigos. Te prometemos que no tienes que estar solo nunca más”. La sombra, al escuchar esas palabras, comenzó a vislumbrar una pequeña luz en su interior. “¿Puedo ser tu amigo?”.

Ardilla, Cati, Link y Tobi asintieron al unísono. “¡Sí! Todos estamos hechos de amistad y juntos podemos vencer la soledad”. Y así, la sombra, que antes parecía amenazante, comenzó a transformarse. De repente, empezó a brillar suavemente, y de la oscuridad se formaron formas de luces que danzaban en el aire como mariposas.

La sombra se presentó formalmente. “Soy Sombrina, y nunca había tenido amigos. Gracias por mostrarme lo que es la amistad”. Con cada palabra, su forma se hacía más y más brillante, hasta que, por fin, dejó de ser una sombra aterradora y se convirtió en un suave haz de luz.

“Ahora, contigo, podemos hacer del bosque un lugar lleno de luz y alegría”, dijo Ardilla. Todos celebraron la nueva amistad. Sambrina se unió a ellos, y juntos, comenzaron a jugar, correr y reir.

De esa manera, los cuatro bestias se convirtieron en un grupo aún más fuerte y colorido. Jugaron en los campos, ayudaron a los demás animales y, sobre todo, compartieron historias sobre su nueva amiga, Sombrina. Nunca más apareció la sombra enorme que había oscurecido su día.

Con el tiempo, Sombrina aprendió el verdadero significado de la amistad. Se dio cuenta de que cuando te unes a otros, ya no hay lugar para la soledad. Su corazón se llenó de alegría, y en esos días de juego, hizo un nuevo hogar en el bosque, rodeada por sus amigos de siempre. A partir de entonces, el bosque de Colorín se convirtió en un lugar aún más especial, lleno de risas, alegrías y luz.

Así, Ardilla, Cati, Link y Tobi aprendieron que la amistad puede iluminar las sombras más oscuras y que, cuando todos se unen, pueden enfrentar cualquier cosa. Y desde aquel día, cada vez que veían una sombra, sonreían, porque sabían que estaba acompañada del brillo de una nueva amiga dispuesta a compartir felicidad. Así, el bosque de Colorín floreció con un espacio donde todos, sin excepción, eran siempre bienvenidos. Y así, la amistad se ensanchó, creciendo como los altos árboles, siempre fortalecida por la bondad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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