Había una vez un niño llamado Abdullah. Tenía 10 años y le gustaba mucho el fútbol, cocinar y asistir a clases. Abdullah era un niño normal, con muchos amigos y una gran sonrisa siempre en su rostro. Pero cuando tenía 7 años, algo maravilloso sucedió: ¡nació su hermana pequeña! A la bebé le pusieron el nombre de Mariama.
Abdullah se puso muy contento con la llegada de Mariama. Desde el primer día, sintió un gran cariño por su hermanita. A medida que Mariama crecía, fue conociendo a Abdullah y descubriendo lo maravilloso que era tener un hermano mayor tan amable y divertido.
Cuando Mariama cumplió 3 años, empezó el colegio. Abdullah estaba muy orgulloso de su hermana y la acompañaba todos los días hasta la puerta de la escuela. Mariama adoraba a su hermano y siempre se sentía segura cuando él estaba cerca. Durante ese tiempo, la familia decidió que pasarían las vacaciones de verano en Senegal, el país de sus padres.
Dos meses antes de que terminara el colegio, Abdullah y su familia comenzaron a preparar el viaje. Abdullah estaba muy emocionado porque iba a conocer el lugar donde habían crecido sus padres y disfrutar de nuevas aventuras con Mariama. Finalmente, llegó el día del viaje, y la familia voló hacia Senegal.
El verano en Senegal fue increíble. Abdullah y Mariama pasaron los días explorando, jugando y conociendo a sus abuelos, tíos y primos. Abdullah le enseñó a Mariama a jugar al fútbol y le mostró cómo hacer deliciosos platos de cocina senegalesa. Mariama aprendió rápido y juntos se divertían mucho.
Pero el tiempo pasó volando, y pronto comenzó el invierno. Llovía mucho, y las temperaturas empezaron a bajar. Un mes después, llegó el momento de regresar a España. Abdullah estaba triste por dejar Senegal, pero sabía que volverían algún día. Sin embargo, Mariama se puso muy triste. Ella no quería dejar a sus nuevos amigos ni a sus abuelos.
La mamá de Abdullah y Mariama se dio cuenta de lo triste que estaba Mariama y la abrazó con cariño. «No te preocupes, Mariama,» le dijo. «Volveremos cuando abra el colegio, y mientras tanto, podemos recordar todos los buenos momentos que hemos pasado aquí.»
Mariama, aunque aún triste, se sintió un poco mejor al escuchar las palabras de su madre. Sabía que su familia siempre estaría con ella y que, aunque se fueran, los recuerdos de Senegal siempre estarían en su corazón.
El día del regreso, Abdullah y Mariama subieron al avión con sus padres. Durante el vuelo, Abdullah le contó historias divertidas a Mariama y le mostró las fotos que habían tomado durante el verano. Mariama se rió y se sintió agradecida por tener un hermano tan maravilloso.
Al llegar a España, Abdullah y Mariama retomaron su rutina diaria. Abdullah volvió a jugar al fútbol con sus amigos y a disfrutar de las clases, mientras que Mariama continuó asistiendo a la escuela y aprendiendo cosas nuevas. Cada noche, antes de dormir, Mariama le pedía a Abdullah que le contara una historia sobre Senegal, y él siempre lo hacía con gusto.
Los días pasaron, y poco a poco, Mariama se adaptó a estar de vuelta en casa. Sabía que, aunque extrañaba Senegal, siempre tendría a su familia y a Abdullah para apoyarla y hacerla sentir feliz.
Un día, Abdullah tuvo una gran idea. «Mariama, ¿por qué no hacemos un álbum de recuerdos con todas las fotos y dibujos de nuestro viaje a Senegal? Así, siempre podremos mirar el álbum y recordar los momentos felices que pasamos allí.»
Mariama, emocionada, estuvo de acuerdo. Juntos, comenzaron a hacer el álbum, pegando fotos, escribiendo historias y dibujando escenas de su tiempo en Senegal. Trabajaron en el álbum durante varias semanas, y al final, quedó precioso.
Una tarde, cuando el álbum estuvo terminado, Abdullah y Mariama lo mostraron a sus padres. Ellos se emocionaron al ver el hermoso trabajo que habían hecho sus hijos. «Este álbum es un tesoro,» dijo su madre. «Nos ayudará a recordar siempre los momentos especiales que pasamos juntos.»
Con el tiempo, Abdullah y Mariama hicieron muchos más recuerdos juntos. Aprendieron que, aunque las cosas cambien y a veces tengan que decir adiós, siempre tendrán el amor y la amistad que comparten como hermanos.
Un día, mientras jugaban en el jardín, Abdullah miró a Mariama y le dijo: «¿Sabes qué es lo mejor de tener una hermana pequeña como tú?» Mariama lo miró con curiosidad y le preguntó: «¿Qué?»
«Que siempre tendremos aventuras juntos, sin importar dónde estemos,» respondió Abdullah con una sonrisa. Mariama le devolvió la sonrisa y asintió. Sabía que su hermano tenía razón.
Y así, Abdullah y Mariama continuaron creciendo y disfrutando de la vida juntos, sabiendo que siempre tendrían el uno al otro para compartir momentos de alegría y amistad.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.