Cuentos de Amistad

La Aventura de la Amistad en Canterlot

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

Puntuación:

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Era un día soleado en la secundaria de Canterlot. Los estudiantes salían de sus clases ansiosos por disfrutar la tarde. Entre ellos, Jhoan, un chico moreno con cabello castaño corto y ojos oscuros, buscaba a su amiga Celeste. Celeste era una chica de cabello largo y rubio, con ojos azules que brillaban siempre con alegría. Jhoan había pensado invitarla al parque de diversiones, pues sabía que a Celeste le encantaban las montañas rusas y los algodones de azúcar.

Cuando Jhoan encontró a Celeste en la salida de la escuela, le dijo emocionado: —¡Celeste! ¿Quieres venir conmigo al parque de diversiones esta tarde? ¡Tengo entradas gratis!

Pero Celeste, con una sonrisa nerviosa, respondió rápidamente: —Lo siento, Jhoan, pero ya tengo otros planes. ¡Nos vemos luego! Y antes de que Jhoan pudiera decir algo más, Celeste se subió a su motocicleta, una reluciente moto roja, y se alejó a toda velocidad.

Un poco confundido y algo triste, Jhoan decidió que iría solo al parque de diversiones. Al salir de la escuela, vio a Celeste nuevamente, pero esta vez no estaba sola. Iba acompañada de Iker, un chico de cabello rizado y negro, y ojos marrones. Parecían estar muy entretenidos, conversando y riendo.

Jhoan sintió una punzada de celos y tristeza al ver a su amiga con Iker. Sin embargo, decidió seguir adelante con sus planes y se dirigió al parque de diversiones. Al llegar, se encontró con Santiago y Hellen, dos de sus compañeros de clase. Santiago era un chico de cabello castaño liso y ojos verdes, mientras que Hellen tenía el cabello corto y rojo, con pecas en la nariz y mejillas.

—¡Hola, Jhoan! —saludó Hellen—. ¿Qué haces aquí solo?

—Tenía entradas gratis para el parque de diversiones, pero parece que mis amigos ya tenían otros planes —respondió Jhoan con una sonrisa forzada.

—¡No te preocupes! —dijo Santiago—. ¡Nosotros podemos acompañarte! Será divertido.

Jhoan se sintió un poco mejor al escuchar eso. Los tres amigos se dirigieron a las atracciones del parque, comenzando por la montaña rusa. La risa y los gritos de emoción llenaron el aire mientras disfrutaban de los juegos y atracciones. Poco a poco, Jhoan empezó a olvidarse de su tristeza.

Mientras caminaban por el parque, Jhoan no pudo evitar preguntarse por qué Celeste no había querido ir con él. Después de todo, siempre habían sido buenos amigos y habían compartido muchas aventuras juntos. Sin embargo, decidió no dejar que eso arruinara su día.

Más tarde, mientras esperaban en la fila para subir a la rueda de la fortuna, Jhoan vio a Celeste y a Iker nuevamente. Esta vez, Celeste lo vio también y se acercó.

—¡Hola, Jhoan! —dijo Celeste, con una sonrisa nerviosa—. Lo siento por antes. Iker y yo teníamos que hacer un proyecto para la clase y pensé que sería más fácil hacerlo fuera de la escuela.

Jhoan sintió un alivio al escuchar eso. —No hay problema, Celeste. ¡Estoy contento de verte aquí!

—¿Te gustaría unirte a nosotros? —preguntó Iker, sonriendo—. Cuantos más, mejor.

Jhoan dudó por un momento, pero luego asintió. —¡Claro! Será divertido.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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